Es nuestro país una de las grandes prioridades es alcanzar la soberanía alimentaria. De acuerdo con el Objetivo 2 de la Agenda 2030 para el desarrollo, el cual plantea “poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible”, el gobierno cubano implementa varios programas nacionales para garantizar una producción nacional de alimentos que satisfaga las necesidades de la población.
Según el informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2020 (SOFI, por su sigla en inglés), Cuba es en el área latinoamericana y caribeña, junto a Brasil y Uruguay, una de las tres naciones con mejores resultados en ese sentido, ya que reporta una prevalencia de hambre inferior al 2,5 %, a pesar de sus limitaciones. No obstante, el principal problema radica en la seguridad alimentaria, ya que depende mayormente de la importación de productos para su subsistencia.
Es por ello que el 22 de julio de 2020 se aprobó en el país el Plan Nacional de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional (Plan SAN), primero de su tipo y el cual pretende solucionar los problemas de alimentación en el país.
¿Qué es el plan SAN?
El Plan Nacional de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional se sustenta en la capacidad de Cuba para la agricultura sostenible, que incluya entre sus quehaceres la responsabilidad ambiental. Pretende que la población cubana acceda a una alimentación balanceada, nutritiva e inocua.
- Consulte además: Cuba: agricultura sostenible y soberanía alimentaria
Su objetivo es que el Estado desde su gestión facilite la organización de sistemas alimentarios locales, soberanos y sostenibles que integren la producción, transformación, comercialización y consumo de alimentos y el fomento de una cultura alimentaria y educación nutricional que contribuya a la salud del pueblo.
¿Cómo se realizó?
El Plan SAN es el resultado del trabajo de diversos organismos nacionales e internacionales que durante más de un año elaboraron su marco conceptual y metodología. En total el grupo incluyó 22 ministerios, 11 grupos empresariales, 25 entidades de ciencia, tecnología e innovación, 10 organizaciones de la sociedad civil y cinco organismos internacionales.
Fundamental en el proceso fue el aporte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la cual acompaña desde sus inicios el plan a partir de sus experiencias relacionadas con la seguridad alimentaria en la región.
Además, el programa cuenta con el apoyo del académico Frei Betto, que participa en la capacitación de productores y el gobierno para su implantación. Betto es su asesor y aporta sus conocimientos obtenidos en el desarrollo del Proyecto Hambre Cero de Brasil de 2001.
"La elaboración del Plan ha sido un proceso no solo participativo, creo que también ha sido multidisciplinario y transdisciplinario; ha permitido tener una construcción estratégica de un plan que para Cuba es muy novedoso y que también tiene en cuenta la actualidad contextual del país”, manifestó a la FAO, Rosa Acosta, investigadora del Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas que participó en el proceso.
¿Cómo se implementa?
Las principales acciones del Plan SAN están dirigidas al aumento de la producción nacional y la cultura nutricional. Con esos objetivos se ha dirigido fundamentalmente hasta las localidades. Según declaraciones de Elizabeth Peña Turruellas, Directora de Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar del Ministerio de Agricultura, hasta diciembre de 2021 el plan fue socializado con los 168 municipios del país y se crearon Comisiones Provinciales y Municipales integradas por los actores involucrados en los Sistemas Alimentarios Locales.
Asimismo, la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional y su Reglamento, a presentarse este abril próximo, será un paso importante para su implementación. De aprobarse la ley será la instrumentación jurídica del Plan SAN.
El correcto cumplimiento de las 63 medidas dirigidas a transformar la agricultura marcaría también la diferencia, esta vez desde los propios productores, ya que facilitan su trabajo y animan a un mayor rendimiento. Entre las medidas se incluye la la disminución de las tarifas de electricidad y agua, favorecer los costos en la producción de alimentos, disminución de precios de los piensos nacionales para la producción porcina en un 60 %, seguro agropecuario y reorientar en el Presupuesto los fondos de fomento para estimular el crecimiento de las producciones.
Además, se estimula el programa de la agricultura urbana, suburbana, así como la siembra de patios y parcelas, para que desde lo personal y local se contribuya al cultivo de alimentos,
Por otra parte, el Representante de la FAO en Cuba, explicó que entre los principales desafíos se encuentran la necesidad de movilizar recursos, de lograr responder desde cada uno de los ministerios a la necesaria intersectorialidad, y fortalecer la comunicación y el protagonismo de los actores locales en el Plan.
Otros retos identificados por el ministro de la Agricultura, Ydael Pérez Brito, fueron la necesidad de fortalecer el control sobre el uso y tenencia de la tierra, prestar mayor atención a los usufructuarios y los polos productivos, consolidar el control de la masa ganadera y la siembra de alimento animal, y garantizar que el contrato sea el instrumento de relación entre las formas productivas y los productores individuales.
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