Si bien los sucesos del 17 de diciembre de 2014 marcaban un nuevo camino en las relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington, ello señalaba un cambio de estrategia pero no en los objetivos históricos de la política de Estados Unidos hacia Cuba.
El propio Barack Obama, en el discurso que pronunciara en aquella ocasión, señaló que ha sido un fracaso la manera en que han intentado cumplir sus intereses con respecto a Cuba, y que por tanto era el momento para transformar el modo en que lograrían sus objetivos:
“Los Estados Unidos hoy están cambiando sus relaciones con el pueblo de Cuba y realizando los cambios más significativos en nuestra política en más de 50 años. Pondremos fin a un enfoque anticuado que durante décadas no ha podido promover nuestros intereses. Comenzaremos, en cambio, a normalizar las relaciones entre nuestros dos países. A través de estos cambios, pretendemos crear más oportunidades para el pueblo estadounidense y el pueblo cubano y dar inicio a un nuevo capítulo entre las naciones de las Américas”.
El gobierno cubano ha alertado durante décadas los intentos de la política exterior estadounidense, la cual en los últimos años ha estado marcada por el “acercamiento”, basado en la voluntad de incentivar la superación de los jóvenes cubanos, así como “empoderar a las personas y fortalecer las instituciones”. Sin embargo, a todas luces se vislumbran los propósitos de intervención en los asuntos internos de la nación cubana.
Recientemente, la denuncia de esos planes para la subversión se ha hecho eco en los medios de prensa cubanos y en las instituciones estudiantiles, luego que desde 2015 World Learning, organización no gubernamental estadounidense, estableciera un Programa de Verano para Jóvenes Cubanos con el objetivo de inculcarles las características de esa sociedad e influir política e ideológicamente en ellos.
Sin embargo, no basta con las denuncias desde la posición gubernamental cubana, sino que se hace imperiosa la aproximación a las experiencias de los verdaderos protagonistas para conocer el entramado real que esconden estas becas. Fue este el tema central en el debate que sostuvieron periodistas y jóvenes en el habitual espacio televisivo de la Mesa Redonda, este jueves.
Alejandro Sánchez, exbecario de World Learning y futuro estudiante de Historia de la Universidad de La Habana, explicó cómo, una vez que llegó el grupo de estudiantes a Estados Unidos, les dieron a conocer el principal motivo de su viaje. “Se nos hizo saber por parte de los coordinadores del programa que éramos una inversión y se hizo hincapié en la necesidad de que lográsemos aplicar en Cuba los proyectos que se nos enseñarían”.
Este es precisamente el objetivo oculto de estas becas, dirigidas a jóvenes entre 16 y 18 años. Un programa que además cuenta con el financiamiento de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), la misma organización gubernamental que años atrás intentó programas desestabilizadores en Cuba como ZunZuneo y que tiene una larga historia en el apoyo de varias dictaduras en América Latina.
Al conocer las reglas del programa, lo que más le llamó la atención al joven cubano fue la prohibición de acceder a las tecnologías de la información y las comunicaciones. “No podíamos poner fotos en las redes sociales de ninguna de las actividades que realizábamos, bajo el pretexto de supuestamente salvaguardar nuestra seguridad y para evitar represalias cuando regresáramos a Cuba”.
En este sentido, ante la interrogante de si había existido alguna represión a su regreso al país, Alejandro aclaró a los panelistas y televidentes que no existió ningún tipo de represalias a su regreso a Cuba. “No hubo ni existirá ensañamiento con ninguno de los estudiantes que hemos participado en estos programas. No somos traidores como muchos han pensado. Este proceso de condena no es a los estudiantes de World Learning. Lo que está haciendo Cuba es condenar la forma extraoficial de presentar ese programa”.
El propio sitio Web de World Learning desvela estos propósitos al referir lo siguiente: “Nuestros programas ayudan a la próxima generación de líderes mundiales para obtener un mayor sentido de responsabilidad ciudadana, establecer relaciones a través de líneas étnicas, religiosas y nacionales, y desarrollar las habilidades y conocimientos para transformar sus comunidades y países”.
“Eso ha sido parte de lo que Obama ha estado ofreciendo prácticamente desde que llegó a la presidencia porque es la nueva expresión de su política. Se trata de utilizar el poder de seducción para que los jóvenes cubanos aprendan las costumbres y valores norteamericanos, el modo de vida de la sociedad estadounidense, para que después se conviertan difusores de eso”, comentó a Cubahora el Doctor Luis Suárez Salazar, experto en la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina y El Caribe.
Otra de las participantes de estas becas, la matancera Laura Rodríguez, relató al programa televisivo que “…nosotros seríamos, como bien nos dijeron los coordinadores y profesores del programa, los embajadores de Estados Unidos en Cuba”.
Una vez más se ponen sobre la mesa evidencias de estos proyectos subversivos, que si bien datan de la administración de George W. Bush, reciben este año 30 millones de dólares del presupuesto público de Estados Unidos para su financiación. Una suma aprobada durante el gobierno de Obama, ese que expresó en su discurso en el Gran Teatro de La Habana no tener intenciones de subvertir el orden interno en Cuba.
También desde la ciudad de los puentes, María Karla Galindo cuenta cómo las conferencias que recibían no se correspondían en ningún momento con lo que se suponía iban a hacer, “…se trataban temas más bien de política, qué era la democracia, los derechos humanos en los Estados Unidos y en ocasiones llenábamos encuestas donde se comparaba de una forma muy sutil a Cuba y ese país”.
El intento de crear “líderes de cambio” en Cuba, ha sido nuevamente una política errónea e ilegal de Estados Unidos. Una forma más de subversión que sin dudas pone todas sus flechas en dirección a la juventud cubana, esa que se pronuncia cada vez más contra este programa, promovido sin el consentimiento y la consulta a nuestro gobierno, y al margen de las autoridades y de los canales diplomáticos establecidos.
Rosmely
1/10/16 13:09
Estimado Delphos. La clave es hacer las cosas como se deben. Ya se han dado varios argumentos al respecto. Si el propósito es claro, limpio, por qué ha de desarrollarse fuera del marco legal bilateral ahora que existen relaciones diplomáticas y nos encaminamos hacia un proceso de normalización? ¿Por qué una sola beca a nivel de convenio gubernamental y 60 fuera de éste? Entonces, coincidimos en que las buenas oportunidades serán bienvenidas, convivir es posible siempre sobrela base del respeto y la beuna voluntad. Gracias por coemntar en Cubahora.
Delphos
1/10/16 9:52
Yo realmente no se cual es el lío que han formado en todo esto si al final he conversado con algunos chicos que fueron a Estados Unidos a tráves de ese programa y dicen que no se habló del tema Cuba para nada, fueron tratados con mucho respeto y nunca se trató ningún tema político al final es una excelente iniciativa y experiencia única para los chicos, además Estados Unidos siempre ha mantenido programas de intercambios de estudiantes de varios países solo que ahora Cuba se unió al programa en medio del deshielo en las relaciones, aquí siempre forman alboroto por todo.
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