“Mi embarazo como el de la mayoría de mis compañeras de trabajo, fue un “accidente”. No hubiera querido, pero salí embarazada y bueno… ¿qué iba a hacer?”, me dijo sin titubeos Yasmina Díaz Pérez, una joven colega de 21 años que hace unos días encontré en La Habana Vieja. Y añadía: “En un escenario económico como el que vivimos hay que esperar más años. Muchas de mis amigas no quieren un segundo hijo y otras se lo están pensando para el primero”.
A su lado, María Carla Gutiérrez compartía igual sentimiento y aunque reconocía que no son pocos los recursos que destina el país anualmente para animar la seguridad y tranquilidad de las embarazadas, subraya que es necesario repensar otras alternativas que dieran más beneficios. “No existe nada más estimulante que pagar una buena maternidad para que las familias puedan sufragar sus gastos y tengan una vida sin tantas necesidades”.
Criterios como esos abundan en nuestras calles cuando se pone el tema de la fecundidad sobre la mesa, se pueden agregar también que algunas mujeres en la Mayor de las Antillas aplazan la maternidad hasta edades muy avanzadas, otras llegan al embarazo demasiado temprano, y tampoco faltan aquellas que deciden no tener descendencia como parte de un proyecto de vida consciente y planificado.
Este es un asunto bien serio, pues desde 1978 nuestra fecundidad cayó por debajo del nivel de reemplazo (2,1 hijos por mujer), o sea, por cada mujer en edad reproductiva no queda una hija que la sustituya con capacidad de procrear. A juicio de expertos como Juan Carlos Alfonso Fraga, director del Centro de Estudios de Población y Desarrollo, de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, la disminución de la fecundidad en Cuba es multicausal y tuvo un pivote de transformación importante en los cambios en la condición de la mujer, promovidos por las políticas de empoderamiento que emprendió la Revolución de 1959.
Se suma a ello las valoraciones de la investigadora del Centro de Estudios Demográficos (Cedem) Grissell Rodríguez, quien añade que “desde el punto de vista demográfico, la fecundidad condiciona el envejecimiento poblacional que, si bien resulta un reto para la sociedad cubana, no creo que debamos asumirlo como un problema. Hay que valorar temáticas como la atención que requieren las personas de la tercera edad y ver este envejecimiento como una oportunidad en la que pueden ser aprovechadas sus capacidades y experiencias”.
Según investigaciones del Cedem, La Habana presenta la tasa de fecundidad más baja del país con un número medio de hijos por mujer de 1,39 en el 2014, y de 0,67 en el caso específico de las hembras. Las capitalinas tienen sus hijos básicamente entre los 20 y los 29 años, mientras alrededor del 60 por ciento de los nacimientos son de madres en unión, y el 7 por ciento de solteras.
Como ha comentado Grissell Rodríguez “se ha constatado que existe fecundidad postergada por razones de diversa índole. Sobre ellas se puede actuar, y es posible determinar acciones que posibiliten su realización”. En tal sentido vienen como anillo al dedo las nuevas disposiciones jurídicas dictadas en materia de protección a la maternidad de la mujer trabajadora, que buscan estimular la fecundidad, la incorporación y reincorporación al trabajo de la mujer, así como la participación de otros familiares en el cuidado y atención de los menores.
Tienen más valor porque cuando presuponen mayores gastos del Presupuesto del Estado expresan la voluntad de apoyar los derechos de la mujer aun en medio de las múltiples complejidades y problemas que afronta nuestra economía, como apuntaron directivos de los ministerios involucrados en estas medidas. Como quedó aprobado en la Asamblea Nacional del Poder Popular, la Ley del Presupuesto para 2017 destina el 72 por ciento de los gastos corrientes del Estado a los servicios sociales básicos vinculados a la calidad de vida de la población y las prestaciones de la seguridad social.
En el caso del presupuesto de la Seguridad Social vale apuntar que se destinan 245.2 millones de pesos a las prestaciones por maternidad. Todo ello es muestra de la concepción socialista que sitúa al ser humano en el centro de la práctica política y la gestión gubernamental, y como reconocía la viceministra de Trabajo y Seguridad Social, Yusimí Campos Suárez, ahora se amplían y establecen nuevos derechos y oportunidades, a diferencia de muchos países, incluso desarrollados, donde algunas de sus legislaciones laborales afectan a la mujer trabajadora.
De las alternativas aparecidas en el Decreto-Ley No. 339 vale destacar que se extiende el derecho a la madre que se incorpore al trabajo una vez concluida la licencia pre y posnatal antes de que el menor cumpla el año de vida, a simultanear la prestación social a que tiene derecho con su salario. Además, es beneficio lo relacionado con que, además del padre trabajador, las abuelas o abuelos que sean trabajadores puedan recibir la prestación social para el cuidado del menor hasta que arribe al primer año de vida, con el fin de estimular la reincorporación al trabajo de la madre.
Otras de las medidas interesantes están vinculadas con que las cuantías de las prestaciones sociales mensuales no pueden ser inferiores al salario mínimo vigente en el país, y que si la madre trabajadora percibe dos remuneraciones por tener más de un empleo, ya sea en su entidad o en otra distinta, tiene derecho a percibir la prestación económica y social por cada uno de los contratos de trabajo, en proporción al tiempo real trabajado.
Por su parte el Decreto-Ley 340 modifica varios regímenes especiales de la seguridad social para reconocer como tiempo de contribución aquellos períodos en los cuales la trabajadora se encuentra en el disfrute de la maternidad, enferma o accidentada y que sea exonerada de la obligación de pago. Ahí también está de gran valía la Resolución Conjunta No.1-2017, del Ministerio de Finanzas y Precios (MFP) y el Ministerio de Educación (Mined), que dispone de un nuevo tratamiento para el pago por los servicios que se brindan en los círculos infantiles y seminternados.
En ello también cuentan las resoluciones No. 5 y 6/2017, igualmente del Mined, vinculadas al ingreso a los internados y seminternados de la educación primaria y el ingreso y la permanencia de niños y niñas en círculos infantiles y la resolución No. 26/2017 del MFP relacionadas con las mujeres que se vinculan al trabajo por cuenta propia.
Aplaudamos las nuevas decisiones con el deseo de que lleguen otros importantes cambios desde la gestión, planificación y dirección de aquellos organismos que puedan contribuir a atender dicha situación. Sólo podrá esperarse a partir de un mejoramiento decisivo del nivel de vida de la población y el retorno a condiciones económicas estables y duraderas.
Portuario
21/2/17 12:07
Pero para que las cigueñas sigan viniendo no solo es necesario lo que se apunta en este trabajo, es verdad que el estado le dedica "alma corazon y vida" a esto, pero no podemos simplificarlo todo y pretender que con esto ya las cigueñas van a venir......hace falta un monton mas de cosas para estimular su llegada.....viviendas, canastillas a precios modicos, colchones,cunas....etc
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