La automedicación es la acción de consumir medicinas sin la vigilancia o sin que sean recetadas por un profesional de la salud. En diversos momentos, los individuos apelan a la automedicación para intentar aplacar la sintomatología de padecimientos frecuentes, sin considerar las consecuencias posibles para su enfermedad.
No obstante que cualquiera persona pudiera considerar que determinados medicamentos son fáciles de conseguir sin receta y además seguros, la automedicación, sobre todo con antibióticos, pudiera conllevar a graves riesgos.
El empleo inadecuado de antibióticos es especialmente alarmante, pues estos fármacos solamente pueden emplearse con el fin de atender determinadas infecciones bacterianas.
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Consulte además: Los riesgos de la automedicación
Al utilizarse de forma incorrecta, por ejemplo, para tratar resfriados o infecciones virales o sin otra necesidad, se corre el peligro de crear resistencias bacterianas. Esto representa que las bacterias se adaptan al antibiótico, tornándose más dificultosas de eliminarse en el futuro.
La resistencia a los antibióticos es una de las principales amenazas para la salud pública a nivel planetario
Junto con la resistencia bacteriana, la automedicación con antibióticos pudiera originar efectos secundarios no esperados, como son alteraciones en la microbiota intestinal, lo que perjudica negativamente al equilibrio de microorganismos en el organismo o reacciones alérgicas.
Además, pudiera retardar un adecuado diagnóstico pues el empleo no correcto de antibióticos pudiera ocultar sintomatologías de padecimientos más peligrosos. Resumidamente, la automedicación, principalmente con antibióticos, es un uso riesgoso que pudiera presentar secuelas a largo término tanto para el individuo que la aplica, así como para la salud colectiva.
Sus peligros
La automedicación, fundamentalmente con antibióticos, es una peligrosa práctica que pudiera tener repercusiones serias para la salud. Uno de sus grandes riesgos es la resistencia bacteriana, una manifestación en donde las bacterias se tornan resistentes a las acciones de los antibióticos.
Cuando se emplean estos medicamentos de forma no apropiada, como es con el fin de tratar infecciones virales como catarro común, no solamente no resultan ser eficaces, sino que además impulsan el incremento de resistentes cepas bacterianas.
Este suceso ha creado una crisis a nivel mundial, pues las infecciones que anteriormente eran tratables ahora pudieran transformarse en potencialmente mortíferas por la falta de efectivos antibióticos.
Otro peligro importante de la automedicación con antibióticos es que puede enmascarar síntomas de enfermedades graves. Al tomar antibióticos sin una evaluación médica adecuada, las personas pueden reducir temporalmente los síntomas de una infección, pero no tratar la causa subyacente. Esto puede llevar a un diagnóstico erróneo o tardío de condiciones más graves, como infecciones crónicas o enfermedades no bacterianas que requieren un tratamiento diferente.
Al ignorar estos síntomas, la persona enferma podría empeorar sin saberlo, retrasando el inicio de un tratamiento adecuado.
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Consulte además: La resistencia a los antibióticos y sus implicaciones
También, el empleo de antibióticos sin control médico acrecienta el peligro de tener que tolerar desfavorables efectos secundarios. Los antibióticos no son medicinas inocuas y pudieran originar efectos gastrointestinales como diarrea o náuseas, repercusiones alérgicas, y en ciertos casos, mudanzas en la flora bacteriana normal del organismo, lo que pudiera generar inconvenientes adicionales como desequilibrios en la microbiota intestinal o enfermedades por hongos.
Las consecuencias secundarias pudieran ser inclusive más peligrosas si se consumen antibióticos errados para el tipo de infección que se posee, agravando la salud del enfermo en lugar de optimizarla.
En conclusión, la automedicación utilizando antibióticos pudiera asimismo dificultar la actuación de la salud pública. El empleo indistinto de antibióticos ayuda a la transmisión de bacterias resistentes, lo que no solamente coloca en peligro al individuo que los consuma, sino asimismo a la colectividad en general.
Los gérmenes resistentes pudieran ser menos fáciles de controlar en en la atención primaria, hospitales y en situaciones de emergencia, lo que coloca una significativa presión sobre los sistemas de salud e incrementa los costos médicos. La automedicación imprudente es, consecuentemente, un inconveniente colectivo, pues perjudica no solamente a quienes consumen las medicinas, sino que asimismo a la salud de la sociedad en su totalidad.
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