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miércoles, 25 de diciembre de 2024

El picnic

Las niñas y los niños no necesitan mucho para ser felices, quizá tan solo amor y nuestro tiempo...

Yeilén Delgado Calvo
en Exclusivo 23/11/2024
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No hay demostración más genuina de amor que dedicarle tiempo al otro.
No hay demostración más genuina de amor que dedicarle tiempo al otro. (3D Photo Gifts)

Cuando les avisamos que hay picnic, no pueden dejar de hablar del tema todo el tiempo: cuándo, cuánto falta, qué manta van a usar, qué comeremos, dónde se van a sentar, qué película pondremos...

La emoción no les deja –como diría mi madre– «poner el huevo». El picnic es la aventura más barata, y de menor desplazamiento, que pudimos imaginar mi esposo y yo para hacerles la vida más feliz a la niña y el niño que tenemos en casa.

Consiste, básicamente, en comer en la sala en vez de la mesa, sentados en el piso, sobre una colcha, mientras vemos algún filme animado. Siempre que podemos tratamos de incluir en el menú algo que les guste mucho, como los spaguettis, y un dulce, aunque la comida es lo de menos.

Lo que más disfrutan es salir de lo cotidiano, y el tiempo que les regalamos; un tiempo de calidad y en familia, donde no hay
distracciones, ni responsabilidades, ni nada más urgente para hacer que no sea estar en familia.

Son esos momentos, tal vez, los que atesoren para toda la vida, porque lo que queda, en fin, lo que establece lazos indisolubles no es todo eso material que a los padres nos suele obsesionar (aunque sea muy importante calzarlos, vestirlos y alimentarlos), sino el amor que hayamos sido capaces de hacerles sentir.

Y no hay demostración más genuina de amor que dedicarle tiempo al otro, sin móviles de por medio, haciendo contacto visual, abrazando, besando, riendo.

Entre las presiones de lo laboral y doméstico, a los adultos se nos suele olvidar lo importante de crearles recuerdos a nuestros hijos. ¡Qué difícil, después de una jornada agotadora, jugar a las cosquillas, cocinar comida imaginaria o hacerse la muerta mientras te disparan con una pistolita de juguete! Pero hay tanta emoción en su mirada, son tan plenos cuando nos ven sumarnos de verdad a su fantasía, que vale la pena el esfuerzo.

Si alguien merece que demos el «extra» son ellos. Cada familia debe encontrar sus ritos, sus maneras de conectar, de poner
en pausa el mundo exterior para que solo importe, al menos por un rato, lo hermoso que tienen. Eso es celebrar la vida y construir felicidad.


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Yeilén Delgado Calvo

Periodista, escritora, lectora. Madre de Amalia y Abel, convencida de que la crianza es un camino hermoso y áspero, todo a la vez.


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