Vengo sentada en el asiento delantero, al volante va un hombre sabio, inteligente, moderado, “leído y escribido”, con solo tres décadas de vida. Por delante va otro auto, despacio. Su chofer parece medir cautelosamente la distancia, enciende los indicadores, para reafirmar su próximo destino extiende la mano por la ventanilla, no pisa ni por un segundo la raya amarilla divisoria, no se inmuta ante el apuro de otros a esa hora de la tarde cuando el tráfico parece insoportable.
Por detrás no se precisa quien trae ese paso prudente. Pero aquel hombre sabio, inteligente, moderado, “leído y escribido” tiene una conclusión: “Ese maneja como una mujer”. “¿Qué quieres decir con eso?”, pregunto con el discurso redentor en la punta de la lengua pues en cualquier esquina está agazapado el prejuicio. Entonces escucho la manera más sutil de salvarse ante la mismísima horca: “Sí, sí, que ustedes las mujeres manejan con más seguridad, siguen al pie de la letra hasta los signos de puntuación de la Ley del Tránsito”. Yo sonrío, siento el respeto devuelto o al menos el esfuerzo por cambiar aquellas concepciones que destierran a las mujeres al sitio donde viven adjetivos como histéricas, inseguras, flojas, incapaces, poco confiables…
Quizás me tilden de exagerada porque se supone — dirán— que a más de cincuenta años de aquel primero de enero las cosas “estén más suaves” y la revolución dentro de la Revolución, como calificara el Comandante en Jefe al quehacer de la mujer cubana, esté al fin consumada. Pero a las puertas del IX Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) queda prohibido dormirse en los laureles o en la tranquilidad de las muchísimas glorias alcanzadas.
Es cierto que el 48,86 % de los diputados al Parlamento cubano son mujeres, que sobrepasan el 63 % de la matrícula universitaria, que ocupan más del 60 % de la fuerza técnica y profesional, que son mayoría en sectores como la salud y la educación, y que su participación en la investigación científica es también significativa. Pero en este punto, creo, el desafío inmenso está en la subjetividad, esa que se escabulle entre las estadísticas y ratifica bajo este Sol de hoy que no son suficientes la voluntad política o una legislación avanzada que promueve igualdad. La jugada se aprieta cuando las mujeres cubanas tienen que enfrentarse a juicios de valor, costumbres, estereotipos y prejuicios, arraigados como garrapatas a una cultura esencialmente machista.
Que deje de leer quien no es testigo, diariamente, del agobio femenino cuando se acaba una extenuante jornada laboral y deberá comenzar otra, el doble de pesada, muchas veces acompañada solo por sus quejas; que deje de leer quien no ha visto en la televisión, esa de los videos clips en boga, los estereotipos de la mujer hermosa, siempre al borde del desnudo, sumisa, superficial, vestida de rosa y con vuelos, cuando la realidad cubana es tan distinta; que deje de leer quien no ha sabido de los sentimientos de culpa que consumen a las mujeres cuando sus trabajos les exigen horas extras y ella creen que han descuidado el hogar, a sus hijos, a sus esposos, mientras estos últimos cuelgan “trofeos de caza” en las paredes, precisamente, por la consagración al empleo.
Y como sé que por tales razones cotidianas no serán muchos los que dejen de leer puedo seguir enumerando subjetividades que escapan de las leyes, como la cara del jefe que se ha enterado de que su subordinada está embarazada y entonces blasfema que “con las mujeres todo se complica”; o puedo contar del día que el director del periódico entendió que una mujer era la más indicada para darle cobertura al huracán Ike y un militar al frente de la travesía comentó: “aquello está peligroso, no sé por qué te han mandado”, desconociendo en un segundo todos los “buenos líos” en que nos hemos metido las cubanas, desde la legendaria Mariana mandando a sus hijos a la guerra, o la audaz Vilma dirigiendo el duro clandestinaje en Santiago de Cuba cuando las mujeres llegaban al extremo de esconder bajos sus sayas las armas para la guerra, o las que se volvieron magas en tiempos del Periodo Especial para, allá en los años noventa, saciar el hambre a toda la familia, vestir a los hijos, zurcirles los zapatos de la escuela…
Seamos justos, mucho hemos caminado desde 1959, y aquí las tribunas están igual de abiertas para hombres y mujeres, aunque el camino para estas últimas se llene más a menudo de piedras o de bultos que cargar. Pero no seamos ingenuos, si llegamos en masa al parlamento, a las universidades, a las fábricas, a los estudios de pregrado y a los más altos puestos de dirección ha sido, muchas veces, por un esfuerzo doble, porque nos quemamos las pestañas cuando terminamos de hacer todo en la casa, cuando nuestra familia duerme y nos toca a nosotras la última jornada, la de superarnos, la de prepararnos para el día que se avecina. Estamos en Congreso, miremos entonces más allá de las estadísticas, tan engañosas a veces. Detrás de los números ¡hay mujeres!
Las mujeres cubanas representan el 50,1 de la población cubana (Foto: Fernando Medina/Cubahora)
Las mujeres cubanas también se han insertado en las tareas agrícolas (Foto: Fernando Medina/Cubahora)
Las bailarinas del Ballet Nacional de Cuba son reconocidas internacionalmente. (Foto: Fernando Medina/Cubahora)
Las mujeres cubanas son ejemplo de consagración y esfuerzo cotidiano. (Foto: Fernando Medina/Cubahora)
Hoy se puede encontrar una mujer en cualquier lugar en Cuba (Foto: Fernando Medina/Cubahora)
Las mujeres representan el 60 por ciento de la matrícula universitaria en Cuba (Foto: Fernando Medina/Cubahora) En los campos cubanos la mujer tiene un papel fundamental (Foto: Fernando Medina/Cubahora)
En Cuba existe una especial atención hacia las mujeres de la tercera edad. (Foto: Fernando Medina/Cubahora)
La mujer también está presente en la defensa de la Patria (Foto: Fernando Medina/Cubahora)
En cada balcón cubano nos puede sorprender una mujer (Foto: Fernando Medina/Cubahora)
Yusy
10/3/14 11:17
Gracias Leticia por este artículo,porque como tú expresas y demuestras más que cifras son las subjetividades las que más laceran nuestra existencia como féminas. A veces nosotras mismas estamos plagadas de estereotipos que no nos dejan sentirnos más realizadas y felices. A veces oigo decir: "mi marido no es machista porque de vez en cuando me ayuda a fregar", otras dicen, "cuando llego a la ya me tiene al arroz escogido, solo tengo que ponerlo". Debajo de estos criterios vemos a una mujer sumisa, violentada e inconsciente de que lo es. Tú te referías a los video clips, una total falta de respeto para con las mujeres y otros grupos sociales, en el mercado alternativo los que venden discos son peores e incluso ponen temas denigrantes de los valores que defendemos en centros nocturnos y discofiñes, creo que debería aprobarse una ley que prohiba: la discriminación racial,de género y de orientación sexual, que np muestren a la mujer como mercancía, que evite la tirantez entre hombres y mujeres, que por estos días ha proliferado mucho, oimos a Haila decir que es "Mala", a Rebeca que "Todos los hombres son iguales", también está, "La domadora", no recuerdo ahora el nombre de la cantante, solo sé que en el video tiene a los hombres amarrados como perros por un collar. Y esa no puede ser la respuesta. Falta mucho por hacer y lo más difícil de cambiar en las personas es la subjetividad (comportamientos, modos de pensar, etc) Sin embargo me sumo a tu lucha y no me daré por vencida, un ejemplo de ello es el proyecto de "plan de acciones" que junto a otra colega propongo realizar en la Emisora de radio donde trabajo para ensalzar a la mujer y su presencia en los programas radiales. Desde un lenguaje y una visión de igualdad, de equidad y respeto mutuo. Veremos como resulta.
leticia12418
9/3/14 16:24
gracias a todos ustedes por compartir conmigo estas letras...
María del Carmen Aguirre Gomez
8/3/14 21:57
Gracias cubana, este comentário ha sido muy oportuno para mi pagina de Facebook
Negracubana
8/3/14 17:49
Felicitaciones a todas las mujeres luchadorassss. Abrazos para Leticia por su articulo tan esperanzador. Yo soy una de las que no se duerme en los laureles: http://negracubanateniaqueser.wordpress.com/2014/03/08/disidencias-el-socialismo-no-es-suficiente/
Reinier Alejandro
8/3/14 15:31
y en ti hay una gran mujer!!!!!
Moraima
8/3/14 14:40
Felicidades a todas las mujeres cubanas en nuestro día.
leticia
8/3/14 12:46
gracias a ustedes por el espacio :)
Livia
8/3/14 9:07
Como siempre...es un gustazo leerte. Gracias, Leticia, y muchas felicidades por ser una excelente periodista, mujer y madre "a tiempo completo".
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