Una familia llamada Cabañas

Un fenómeno sin precedentes que dejó huellas profundas en la comunidad y especialmente en su astillero, uno de los más importantes de Cuba y tan vital para la economía local como para la industria naval de la isla. 

Rafael, que no mostró piedad hacia este pueblo pesquero, arrebató techos, muebles, recuerdos y, en algunos casos, hogares enteros.

Pero junto al dolor llegó también la solidaridad. En representación del Grupo Marítimo Portuario (GEMAR) y liderados por Roberto Ricardo Marrero, su director general, una delegación ha venido no solo con donaciones de artículos de primera necesidad, sino también con una mano extendida hacia un pueblo humilde y la certeza de que no están solos. Roberto Ricardo, con palabras sinceras, llevó a Cabañas un mensaje de aliento: “Hoy veo otra imagen aquí desde la última vez que vine, y eso es gracias al esfuerzo de ustedes, que tienen todo nuestro apoyo, porque somos una sola familia”.

Dentro de esa familia está Daysi, jefa de finanzas del astillero, quien recibió a la delegación con palabras emocionadas, recordando los gestos de apoyo de cada rincón del país. “Hemos sentido la preocupación y la empatía de nuestros compañeros en oriente, en Cienfuegos, en La Habana”, decía, mientras su voz se quebraba de la emoción. “Aquí estamos para lo que haga falta”, le decían desde otras provincias, demostrando que Cuba entera late al unísono cuando el caimán cojea.

Daysi lo resumió con una simple pero poderosa verdad: “Un vecino ayuda al otro, y así seguimos, avanzando”. Porque, aunque llevan días sin electricidad y sin agua, enfrentando las pérdidas, la solidaridad de sus compañeros y el respaldo de GEMAR han llenado de esperanza cada rincón del astillero.

En Cabañas, más allá del daño, persiste el compromiso de recuperar lo perdido, con el esfuerzo compartido de quienes allí trabajan.

Cada paso que den hacia la recuperación será acompañado por la certeza de que tienen el apoyo de toda una nación.