Claro que se puede disentir, por supuesto que podemos ser artistas, para eso existe una política cultural (que no una coyunda cultural). Cuba no inventa las normativas en tal sentido por su cuenta y sin seguir principios internacionales. Organizaciones como la Unesco cada año miden el nivel de atención que le dan los gobiernos a la cultura. Tampoco son creaciones cubanas el derecho de autor, las licencias para ejercer mediante contratos como artistas de las diferentes manifestaciones y los respectivos impuestos.
Bajo la aparente contestación al Decreto 349, se ha manifestado todo aquel que desea la demolición no solo de la política estatal sobre el arte y la literatura, sino la muerte de toda legalidad y el establecimiento de una anarquía más allá. Un escenario que daría pie, según la imaginación de los que contestan, al derrumbe del socialismo a la manera de una primavera caribeña.
El mecanismo no es nuevo, sabemos que se aspira a la implosión de la sociedad a partir de protestas en apariencia legítimas. Todo el dinero posible se ha puesto en función de satanizar al Estado cubano y sus leyes, en aras de un vacío de poder que permita el retorno de la propiedad privada a gran escala, los favoritismos, la ausencia de toda política social y el sálvese quien pueda.
Conversaba con un amigo escritor hace poco de que esa cierta “ideología” que flota sobre algunos egresados de las academias de artes y letras cubanas, que no muestra todas las fichas, ya que pretende hacernos creer que en el otro sistema habrá una mejor cultura, más apertura, diversidad, respeto a la calidad y peso de una obra. Lejos de esto, nuestra opinión fue que bajo el mercado no pocos artistas de renombre tendrían que abandonarse a los brazos de oficios mejor remunerados (en el mejor de los casos).
¿Cuántos crowdfundings se les dedican a los artistas alternativos de México? Ninguno, no hay poderosas agencias (como ocurre con Cuba) que apoyen, por ejemplo, a la revista cultural La Piraña. A nadie en la cúpula de la oficialidad del capital le interesa una alteridad al poder capitalista establecido, más bien se tiende a comprar la competencia o a hacerle una ofensiva desleal (los monopolios pueden vender a precio de pérdida, solo con el fin de liquidar al contrario).
A muchos cubanos se les ofrecen fondos porque Cuba es la alternativa: el día que desaparezca del mapa esa línea roja caribeña, buena parte de los financiados (algunos sin obra alguna) caerán en un limbo artístico. Contradictoriamente, es el propio socialismo el que les da sentido a muchos autodenominados artistas. Lejos de eso, pareciera que la razón y la verdad están del lado de los que hoy acusan al 349, si juzgamos la avalancha de mensajes en las redes sociales y los llamados a la rebelión.
En realidad, el Decreto 349 no prohíbe la creación libre, de hecho no cambia una letra de la política cultural vigente. Sería un disparate anticonstitucional echar atrás lo ganado tras 60 años de luces y sombras, incluso tras un quinquenio gris.
Las contravenciones tipificadas por esta normativa están a la vista de cualquiera que camine por las calles del archipiélago, en la vulgaridad, el mal uso de los espacios públicos, la apropiación de actividades y oficios que conllevan profesionalismo (académico o no). Son, además, medidas que existen en cualquier sistema del mundo, donde los que tocan en un bar o los que pintan, deben poseer su licencia y regirse por disposiciones legales. Es la manera que tiene el que se esfuerza en ser buen artista, para defenderse de aquel advenedizo sin talento, que mediante trucos y deslealtad, lo quiera desplazar.
Usted no puede irse al Central Park de New York y “ponerse a quemar”, como se dice aquí, con un speaker a todo volumen y con una “canción” con lenguaje para adultos. Y es que las contravenciones tipifican derechos humanos protegidos por disímiles pactos de las Naciones Unidas de los que Cuba es signataria. ¿Cómo permitir que sea legal el abuso contra los derechos de unos por parte de otros? Tal cosa no sería libertad de expresión, sino la expresión de los más fuertes.
Por otro lado, ¿cómo pedir la derogación de la política cultural, la misma que por 60 años favoreció la formación académica o empírica del talento artístico y literario? Algunos (muy pocos) de los artistas de verdad que integran la campaña contra el 349, son graduados de ese sistema de enseñanza gratuito y de alta calidad. El capital, el que da los fondos, no dice qué pasará en el futuro con los jóvenes que no puedan pagarse la matrícula a una hipotética enseñanza privada.
Esa política cultural, que se sataniza, tiene todo un sistema de captación y promoción de talentos, dispone de un abanico participativo que permite el desarrollo de la vocación del escritor y el artista a cualquier edad. El único requisito, establecido por el gremio de los creadores y no por el Estado, está en la calidad de la obra. Que en casos concretos haya malas prácticas estatales, no significa que todo esté mal.
La capacidad de reforma legal en Cuba, también mal reseñada en algunos medios, pasa por la más alta consulta popular. O sea, que aquí no hay paquetazos al estilo de los gobiernos duros. Se supo siempre que, aunque sea un decreto del presidente, el 349 debe complementarse con otras normas y enriquecerse con la participación de los sindicatos, las organizaciones de la sociedad civil y el gremio.
Nada de eso es nuevo, se sabe que Cuba funciona así, pero es muy rentable para algunos decir que se coartan las libertades, que no hubo nunca coherencia en las políticas culturales, que la solución es demolerlo todo… ¿Y luego qué? Se acabarán los crowdfundings, ténganlo por seguro, desaparecerán muchos de los hoy llamados prensa y arte independientes, primará la fuerza del mercado con sus leyes arbitrarias. ¿Y los poetas, los plásticos, los bailarines, los grupos portadores de tradiciones? También se irán a bolina.
La ausencia de política cultural, como piden, es la ausencia de artistas, la miseria para el creador, el dictado del dinero. No en balde la Unesco nombró recientemente las Parrandas de la región central de Cuba como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, con el objetivo de mejorar las políticas públicas hacia un fenómeno total, que incluye la participación de personas y manifestaciones de toda índole. La propia organización hace extensivo dicho reconocimiento, porque hubo una política cultural seria que, casi sin recursos, priorizó la existencia de las fiestas.
Resulta de un talante bastante bajo y cobarde el uso de la inconformidad legítima de un grupo de artistas y escritores para hacer política contra el sistema todo de la cultura y el Estado cubanos.
El rechazo al Decreto 349, que no “criminaliza” el arte, no ha contado con el apoyo ni de un solo Premio Nacional de Literatura, Artes Plásticas, Radio, Televisión o Periodismo. Ello demuestra la politización del tema por parte de la derecha internacional, así como la falencia del argumento que recurre a una supuesta censura. No sucedió lo mismo con la polémica, fidedigna, generada en torno al quinquenio gris, cuando aparecieron en televisión algunos comisarios del periodo. Recordemos que, en aquel momento, se pronunciaron todos o casi todos y, la propia institucionalidad, convocó a un debate que aún se puede consultar en los números de la revista Criterios.
Una verdad hay en torno al 349, una que ya sabíamos: normar la cultura a partir del profesionalismo (académico y empírico) conlleva un alto nivel interpretativo y cuotas de responsabilidad, ya que el trabajo que recae sobre los inspectores es harto complejo. La existencia de ese personal tampoco lo inventó Cuba, ya que opera en el sistema capitalista como autoridad competente.
La carta dirigida al presidente por parte de los contestatarios dice que los artistas pueden existir sin el Ministerio de Cultura, no viceversa y llevan razón. Pero, ¿podrán subsistir esos “artistas” firmantes sin los crowdfundings, podrían llamarse a sí mismos “artistas” si no hubiera ese presidente y esa carta?
El director de la revista independiente La Piraña, el mexicano Homenic Fuentes, es un poeta de talento, al igual que el resto de los colaboradores; sin embargo, él ejerce como chef de cocina para sustentarse… ¿Estarán dispuestos estos “artistas” a lo mismo?
Walter Alan
17/1/20 17:39
Yo estoy de acuerdo con una disciplina cultural, pero no puede ser que la Política esté por encima del Arte. ¿Quién define lo que es arte y quién no? Sin embargo hoy contamos con grupos de reguetón que de seguro pagan a la agencia y yo pregunto si, ¿hacen Arte? Contamos con grupos de Salsa consagrados que recorren el mundo representando la música cubana y escuchamos groserías en sus canciones, incitan a las drogas, y rechazan los buenos valores, por no hablar del lenguaje que emplean. Videos de jóvencitas semidesnudas, prostitución, violencia, sexo, etc. Pero ellos si pagan a una empresa... La disciplina va más allá de pertenecer a una institución, no podemos comparar a Cuba con un país del 1er mundo, ni podemos pretender que todos pensemos iguales. Pienso que se debe promocionar más y acelerar los procesos para legalizar a los artistas, así como permitir expresarse sin miedo a que alguien nos tilde de opositores. Hay que escuchar lo que las personas tienen para decir, siempre y cuando tengan una base sólida y respetuosa de acuerdo a loa fines ideológicos. Pero no esperemos que todo estemos de acuerdo.
bass
31/1/19 13:45
Todavía no salgo de mi asombro, usted es mongo. Por eso nunca te han dado un chance aquí en la habana.
Mauricio Escuela
20/3/19 13:48
Pienso que comentarios ofensivos como este no deben salir en Cubahora, que tiene una política de ética en torno al debate ,a cual excluye ataques a la integridad moral de las personas. Saludos.
Redacción Cubahora
20/3/19 14:43
Por favor Bass, sin ofender. Vamos a respetarnos entre nosotros acá en los foros, para que el debate sea más que provechoso. Saludos
Nombre/Andy
2/1/19 13:51
El problema es ke nunca cuenta con el pueblo para hacer las leyes de esta supuesta democracia" lo peor de ese decreto, es ke faculta a 3 ó 4 personas para decidir ke es arte y ke no, ke si esas personas interpretan ke el contenido de una obra de artes plásticas es "contra revolucionario" tienen el derecho a censurarlo y eso está muy mal. Luego si yo kiero tocar en un establecimiento particular por 5cuc 2 horas, el dueño tiene ke ir a una empresa de la música, hacer colas, trámites, burocracia en general, para ke la empresa además cobre un % cosa ke no vale la pena ni para el músico ni para el dueño del negocio, además le propone el decomiso del instrumento de trabajo, con lo difícil y coro ke es conseguir cualquier cosa en este país y más un ekipo de audio, un instrumento musical etc...
Luis Alberto
14/12/18 17:18
Muchos profesionales en este país se comparan con los del mundo capitalista cuando ya están graduados, han hecho especialidades y hasta doctorados. Cuantas veces escuchamos, yo médico, en tal lado, fuera millonario. Pero pocos se paran a pensar que en tal lado lo más probable es que no hubieran llegado ni a cabo de flecha. Esa misma es la posición de aquellos que ahora, ya que son consagrados, quieren que desaparezca la institucionalidad. ¿egoismo?.
MC
14/12/18 16:00
No he interiorizado muy bien el decreto, ni siquiera tengo nada que ver con él, a no ser en sentido general de lo que corresponde a lo social. Si alguien pudiera pensar que soy una inculta por lo que voy a decir con todo el respeto que puedan merecer los aludidos, me daría igual, pues no lo soy, me gusta mucho la buena música, algunas no, pero soy justa y digo no me gusta pero es bueno lo que hace. Me encanta leer, he leído muy buenos libros y me encanta la pintura y otras manifestaciones que dicen algo, me encanta Michel Herrera, Fuster, Lescay y muchísimos otros en los que entiendo exactamente lo que quieren reflejar, pero últimamente se han desatado muchos pintores impresionista, pidiendo unas desorbitantes sumas por sus obras y otros que apoyan como si estuvieran viendo y entendiendo una gran cosa, obras que a mi entender no tienen nada que ver con los bellos cuadros de Monet. Hoy cualquier pintura llena de garabatos es un cuadro impresionista y yo que me rehuso a sufrir el síndrome del paño maravilloso pues no logro aceptarlo. De la música, es hora ya de controlar las letras, si se hace un poco dificil definir cual sonido puede considerarse música y cuál no, es fácil saber la buena letra y la que no, y si trae groserías y frases vulgares incluidas pues ni hablar.
Andy
13/12/18 22:55
El papel soporta y nosotros aguantamos, detras de este ejemplo hay muchisima tela q cortar.
Williams
11/12/18 12:33
Lo único que critico de esta norma legal es que se tardó mucho en llegar, ya me preocupa el hecho de que sea normal ver a niños y jóvenes corear en la calle el P... divino, o la To... divina como si nada pasara. La mediocridad, el mal gusto, la chabacanería, el impudor y la falta de respeto debe desaparecer, el artista debe ser realmente eso, un artista.
miguel
11/12/18 12:09
Considero que el problema fundamental no es solo lo que dice el decreto sino que no se llega a acuerdo con los involucrados directamente eso es sobre todo lo que reclaman la mayoria. ese es el mismo miedo que tienen las personas con todos los decretos y leyes y hasta la constitución que como tantas veces se hagan cosas de paripe y al final se firma lo que unos poces quieren.
Ismael León Almeida
10/12/18 16:48
Por favor, alguien nos haga llegar a este correo el sitio donde se encuentra el texto del referido Decreto 349. Gracias,
Ismael León Almeida
flysmael@gmail.com
Abraham Rivera
10/12/18 3:16
Lamentablemente y como sospechaba, ustedes no publican la opinión de los internautas. Solamente admiten críticas descafeinadas y que no van a la esencia del asunto.
dortat03
8/12/18 20:24
Las leyes del país deberian aprobarse por la Asamblea Nacional y no por un grupito de ello y entonces no pasaran esas cosas. Saludos
motelio
8/12/18 10:14
El decreto 349 parece ser equivalente a la segunda norma para publicar en Cubahora que tiene aquí arriba.
cubano preocupado
5/12/18 10:50
excelente escrito, lastima no sea tan divulgada la noticia como para que muchos como tu salgan al frente de esos que quieren vivir de la politica y no del arte, larga vida a la instuticionalidad de nuestro pais...con orden y logica, no con trabas y corrupcion como se acostumbra
Yuniesky Fernández
8/12/18 1:00
Hay una máxima que se impone ,lo que se prohíbe tienta aún mas creo en el arte como instrumento de la verdad la justicia la virtud como tal las políticas que la *rigen * deben por defecto estar a la altura de estos preceptos ,de no ser así ,cabría reflexionar.
Abraham Rivera
9/12/18 14:15
He leído el tan mentado decreto 349. Creo que es más de lo mismo. Ya partiendo desde sus primer artículo es de por sí violatorio no de las libertades del artista, sino de las libertades generales de todo ciudadano. Los incisos a, b, c, d y e del artículo 2.1 lo deja más que claro que todo el que quiera ser llamado artista ya ni siquiera se puede considerar a sí mismo como tal a menos que lo "autorice" la "entidad". Es que suena hasta siniestro. Imagino a un artista plástico que por un motivo u otro no pertenezca a asociación alguna y que ya no puede reconocerse a sí mismo ni por los demas como un artista. ¿Qué pasará entonces con todos los pintores de "art naive" o los que nunca pasaron por una academia y que son indiscutiblemente artistas y además muchísimos de indiscutible arte y expresión espiritual y plástica? Respecto a la música, creo que hay que partir de conceptos. Hay cosas que son música y se definen por sí solas como tal debido a su ritmo, acorde, instrumentación, contenido estético y virtuosismo en la interpretación. Lo otro no es ni siquiera música, es ruido, es grosería, vulgaridad, facilismo e indecencia, pero ¿quién se encargará de juzgar lo que sí es o lo que no? ¿Los mismos que sepultaron en el olvido a músicos fabulosos que solo resucitaron cuando vino desde fuera alguien como Wim Wenders y sacó a la vida Buenavista Social Club? ¿Los mismos que han censurado de manera abusiva, extremista, subjetiva y autoritaria los contenidos y artistas desde hace décadas? Este joven reportero trata de alagar a un sector amante de la censura y es que precisamente no se trata de que quienes protestan pidan una ausencia de política cultural. Lo que no quieren es que la política domine a la cultura y es eso lo que hace este decreto en su forma más gris y más negra. Dudo muchísimo que publiquen mi comentario.
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