Nunca me hicieron la visita; tampoco les hice carta alguna. Creo que la indiferencia fue mutua. En el mundo feliz en el que crecí no habitó ninguno de los tres: ni Baltasar, ni Melchor, ni Gaspar. Los juguetes que tuve llegaron por esfuerzos demasiado terrenales, en tiempos que dejaban poco espacio para andar soñando con reyes.
Sin ellos crecí, y no creo que me hayan hecho alguna falta. Como Carlos Varela “no tuve Santa Claus, ni Árbol de Navidad pero nada me hizo extraño y así pude vivir teniendo que inventar los juguetes una vez al año”. No me llovieron regalos, pero tuve mucho tiempo para mataperrear. Y me bañé en los aguaceros, me tiré de cabeza al río, jugué al pon, a los escondidos, a las casitas, a las maestras, a los vestidos de novia...
Por mi calle nunca pasaron los tres soberanos. Ni siquiera asomaron sus premios durante aquellos legendarios “Plan de la Calle”, cuando la turba infantil de mi barrio invadía la avenida los primeros días de enero para caminar en zancos, saltar dentro de sacos viejos, halar la soga, bailar el ula – ula. Éramos felices, aun sin reyes.
De año en año, llegaba algún niño al aula con el regalo que le habían traído los tres monarcas. Entonces volvíamos a escuchar la extraña historia de una carta llena de pedidos, satisfechos por el trío de marras. Y nos quedábamos boquiabiertos con aquellos juguetes que aparecían de la nada, hasta que algún aguafiestas bajaba a los reyes del altar y le “echaba” la culpa a los padres del regalo maravilloso.
Por suerte, a Baltasar, Gaspar y Melchor se les olvidó la dirección de mi casa. Gracias a ese desliz de los magos, siempre supe quienes eran mis reyes, que no escogieron días para hacerme feliz con un regalo, que no condicionaron mi comportamiento a un obsequio, que no tuvieron que recomponer mi fantasía el día que descubrí el fiasco. Mis reyes tienen otros nombres, se llaman María del Carmen, Rafael, mi abuela Rosa…
Pero los tiempos han cambiado. Ahora las tiendas se llenan de padres desaforados por un juguete para sus hijos. Ahora es extraño el niño que no se sabe el cuento de los tres reyes, que no escribe su carta y que no se levanta mirando debajo de la cama. Entonces a los padres se les complica el sexto día del año porque hacer de magos no es cosa fácil, más con aviones de juguete o muñecas cantarinas que cuestan un salario mensual.
Yo ya estoy más crecidita, tuve la osadía de convertirme en madre y por mi casa revoletea una niña de tres años, a la espera también de sus reyes mágicos. Quizás ante los empujes del tiempo que le tocó vivir pueda hacer bastante poco mi pensamiento racional, ese que indica que cualquier día es bueno para agasajar a los hijos o que un dulce a la salida del círculo infantil también es un regalo mágico. Ojalá pueda enseñarle que hay obsequios que no llegarán nunca con reyes de ningún tipo, que hay regalos alcanzables, otro imposibles, algunos bien merecidos.
Si este 6 de enero de algo nos sirve que sea para hacer felices a nuestros hijos, desde unas posibilidades casi nunca mágicas; para dedicarles un poco más de tiempo; para conversar con ellos; para hacerles saber que aún sin reyes divinos tienen padres que harán desaparecer cualquier obstáculo que no les permita ver la magia.
marir
15/1/15 14:57
Buenas a todos los comentaristas, yo si viví la etapa de los Reyes Magos y las cabalgatas, eso era muy bonito para los niños que tenían la ilusión y la fantasía de los juguetes que le habían pedido a los Reyes Magos, yo recuerdo que en una ocasión mi abuela me llevó a ver la cabalgata y logró que el Rey que se disfrazaba de Melchor me diera la mano y yo le pidiera mi regalo; pues yo le pedí una muñeca y el me respondió: "Te voy a traer una muñeca y un cochecito también", para mi fue la emoción más grande de mi vida y cuando llegué a casa muy emocionada y con lagrimas en los ojos se lo conté a mi mamá, que también le asomaron unas lagrimas (claro, que pensé que era de emoción también, con el tiempo me enteré que fueron de impotencia), bueno la noche del 5 de enero le puse agua y yerbita a los camellos, 3 manzanas a los Reyes y esa noche no dormí sentí cuando entraron los camellos, el ruido muy quedo que hacían y los sentí marcharse ¡que sensación mas linda para una niña de solo 6 años¡, claro que mi mamá me decía que por nada del mundo, sintiera lo que sintiera no podía salir de la cama ni abrir los ojos porque se iban. Cuando salí de la cama al otro dia 6 de enero y fui para el arbolito, la alegría mas grande del mundo se apoderó de mi al ver que me había dejado Melchor lo que me prometió: La muñeca y el cochecito y así pasaron 6 años mas de mi niñez pidiendo juguetes y creyendo en ellos, lo que habían niños que no le ponían lo que pedían porque la mamá le decían que como no se habían portado bien en el año le ponían lo que se merecían y yo era una niña ejemplar, estudiosa y obediente; hasta que cumpliendo los 13 años un día mi tía que tenía un poquito mas edad que yo me dijo que yo era una boba pues todavía creía en los Reyes Magos y que esos eran mamá y papá, se pueden imaginar mi desilución cuando mamá me contó la verdadera historia casí lloré y también me explicó el año aquel en que ella lloró igual que yo pero de impotencia, que tuvo que hacer maravillas para obtener el cochecito que me había prometido el supuesto rey Melchor, que se lo compró a alguién a sobreprecio que lo estaba vendiendo y que de casualidad se enteró y lo pagó para que yo no perdiera la ilusión. Realmente nose si se le hace daño o no a los niños, pero cuando yo tuve el mío en cuanto tuvo edad para enterderme le expliqué que los Reyes eramos su padre y yo y que el mejor regalo que el nos podía hacer era portarse bien para que nostros lo estimularamos con el juguete que el nos pidiera el día 6 de enero (porque seguimos esa tradición aunque hubo una etapa en que eso se abolió pero las creencias religiosas nunca se pudieron abolir. Ahora se está retomando, pero con esto quiero explicar que a los niños no se le debe de engañar, solo se le explica, sin matarle la ilusión del día de Reyes, que van a recibir un regalo siempre y cuando se lo merezcan.
Ahora bien los precios de los juguetes deben de bajar para que toda la población tenga acceso a ellos al menos el único día del año 6 de enero.
Umbelino
9/1/15 15:26
Los Reyes Magos de Oriente (o simplemente Reyes Magos) es el nombre por el que la tradición denomina a los visitantes que, tras el nacimiento de Jesús de Nazaret, habrían acudido desde países extranjeros para rendirle homenaje y entregarle regalos de gran riqueza simbólica: oro, incienso y mirra.
Los Evangelios solo hablan de «magos», en ninguna parte se indican sus nombres, ni que fuesen reyes, ni que fueran tres (número que posiblemente se deba a la cantidad de obsequios ofrecidos). Estas creencias fueron agregadas varios siglos después y se han mantenido en la tradición popular.
Según la creencia católica, estos magos eran representantes de religiones «paganas» de pueblos vecinos, que los Evangelios ven como las primicias de las naciones que aceptarán la religión católica.
En algunos países (normalmente hispanohablantes) existe la tradición de representar a los reyes trayendo los regalos que los niños les han pedido en sus cartas durante la noche anterior a la Epifanía. Pero en otros países se le llama «Pesebre» a toda esta representación.
La palabra «mago», proviene del elamita ma-ku-ish-ti, que ―pasando por el persa ma-gu-u-sha y por el acadio ma-gu-shu― llegó al griego como μαγός (magós, plural: μαγοι, magoi) y de ahí al latín magi, /mágui/ (cf. magister, /maguíster/) de donde llegó al español.
Eran los miembros de la casta sacerdotal medo-persa de la época aqueménide y durante todo el reinado de Darío el Medo (521-486 a. C.)
Las tradiciones antiguas que no fueron recogidas en la Biblia ―como por ejemplo el llamado Evangelio del Pseudo Tomás (o Evangelios de la infancia (de Tomás)) del siglo II― son sin embargo más ricas en detalles. En ese mismo evangelio apócrifo se dice que tenían algún vínculo familiar, y también que llegaron con tres legiones de soldados: una de Persia, otra de Babilonia y otra de Asia.
Según interpretaciones posteriores, los Magos fueron considerados originarios de Europa, Asia, y de África
Con respecto a los nombres de los reyes (Melchor, Gaspar y Baltasar) las primeras referencias parecen remontarse al siglo V a través de dos textos, el primero titulado Excerpta latina bárbari, en el que son llamados Melichior, Gathaspa y Bithisarea. y en otro evangelio apócrifo, el Evangelio armenio de la infancia, donde se les llama Balthazar, Melkon y Gaspard.[4] Los nombres son además diferentes según la tradición siriaca.
Se darán cuenta y para no meterme en el más allá esta tradición tiene sus siglos, solo que la quitaron y listo.
sachiel
7/1/15 15:34
Muy bueno el articulo y los comentarios de Veronica, nono, senelio y Rafael.
Robert
7/1/15 6:38
Tampoco tuve reyes magos pero al descubrirlos comprendí que esto favorecía la fantasia que se desarrolla dentro de cada niño. No puedo decir que no me hizo falta tenerlos porque no se puede valorar algo que un momento determinado no estuvo pues solo tener la experiencia es lo que te permite determinar si era necesario o no; simplemente se que no disfrute de ellos porque no formaba parte de las tradiciones aceptadas.
Es cierto que los padres podemos hacer de cada dia un dia de reyes, eso queda en las manos, posibilidades y propositos de cada progenitor, pero este dia puede ser dedicado a ellos tal y como la tradicion lo propuso, dándole un sentido lógico y segun la posibilidad que cada uno tenga, los niños de casa, esos que son educados bajo principios no son tan exigentes y logran alegrarse sin medidas cuando amanece y encuentran los místicos regalos, al menos eso yo percibo. Tengo tres hijos, la mayor tiene 11 años y sabe muy bien la historia, sin embargo calla para que sus hermanos puedan disfrutar como lo hizo ella, por supuesto que la incluyo y este año fue difícil buscar un regalo para ella por su edad, la llame por telefono desde una tienda y le pregunté: qué te gustaria te regalaran los reyes? me respondió: papi lo que ellos puedan no te preocues. Para mi es una experiencia única en la que le cedemos la bondad a personajes imaginarios que un dia se vuelven reales.
Verónica
6/1/15 19:45
Por suerte cuando la Revolución triunfó fue que muchos niños cubanos tuvieron por primera vez un juguete en sus manos. Durante algunos años se mantuvo lo del 6 de enero y luego se trasladó a julio al denominado "Día de los Niños". Tengo 59 años y por suerte tuve Reyes hasta la conveniente edad para saber la verdad. Mi hijo ya nació cuando se vendian tres juguetes por niños pero creo que una cosa es la ilusión de un dia especial y lo que deseamos apartar como consumismo irracional y desigual que existe en el capitalismo que está muy lejos de lo que el gobierno y la sociedad cubana ofrecen a nuestros niños, que desde que nacen y siendo hijos de quien sea, tienen sus derechos garantizados bajo la divisa "Los niños son la esperanza del mundo". En cuanto a los reyes magos no son tradición, son personajes bíblicos como Moisés, Poncio Pilatos y otros que con frecuencia mencionamos. Esto también debe saberse pues es historia, cultura.
nono
6/1/15 16:53
hola a todos. yo tengo 30 años. y en mi niñez no supe de los reyes. tuve los juguetes que me pudieron dar, que muy poco los use. pero el patio de escuela, y el parquesito del frente de casa, no dejo de conocerme, de saber quien era, ni de todo el grupon de niños que jugabamos hasta tarde, los tradicionales que ya casi nadie conoce. y creanme, que nunca me importo, ni siuqiera me hizo falta algun rey. claro, los tiempos cambian, hay adapatarse como en todo. lo unico que no podemos poner el 6 de enero como lo mas importante, al final de la vida, recordaremos el amor que nos dieron nuestros padres en cuaquier dia del año...
carlosvaradero
6/1/15 11:51
Es cierto, a mi tampoco me visitaron, nunca los vi entrar por mi ventana ni dejarme juguetes.
Pero què ilusiòn màs linda sentiamos todos los que en aquella epoca eramos niños...esperando nuestros juguetes el dia 6 de enero..y compartir luego con todos los niños de la cuadra..era muy lindo.
Luego esa tradiciòn....como tantas otras ..se perdiò,...
Empezaron a darle un giro politico y religioso al asunto, como si se le estuviera haciendo daño a alguien...quien sabe!!
Pero al menos yo...guardo muy buenos recuerdos de aquella epoca, aùn cuado no hubiera visto nunca a Gaspar o Baltazar!!.
Es una tradiciòn que aùn se conserva en muchos lugares del mundo y que nunca debimos perder, como tampoco debimos perder otras..
saludos.!!
senelio ceballos
6/1/15 14:52
Saludos CARLOSVARADERO...Yo nunca tuve reyes magos...PERO TUVE UN PADRE CARPINTERO.. que nos dio las primeras lecciones para hacer- construir nuestros propios juguetes..FELICIDAD DE ESOS ANNOS...
Pero..la ilucion no debemos perderla...
Nuestros nietos deben crecer en el mundo actual...En el mundo...todos los 6-7 de enero..AQUI en los paises cristianso eslavianos....LE LLAMAN LA FIESTAS DE RENACIMIENTOS DE CRISTO...En nuestros paises del mundo hispano-parlante..DIAS DE REYES...no importa ..LO PRINCIPAL.. que sea un dia feliz para los chiquillos..No como en Ucraina..BOMBARDEOS CASI A DIARIO !!!!
Rodolfo Martine de Halzaga
6/1/15 9:48
Estimada la felicito por la claridad; A mi hija Victoria le aclaramos a los diez años que es una tradicion y que los juguetes van con la carga del esfuerzo del trabajo diario y en alguna oportunidad con el sacrificio de renunciar a alguna cosa para comprar ese juguete que en Argentina es tan esperado.-
Tener un juguete es parte de lo que hace a los derechos del niño/a y si no puede darlos la familia los debe dar el estado( El estado somos todos) El secreto es no caer en el juego vil del capitalismo que nos quiere imponer que juguetes debemos regalar y cuanto debemos pagarlos. Buena vida
carlosvaradero
9/1/15 9:29
Estimado Rodolfo...no quiera politizarlo todo, por puntos de vistas como el suyo, mire a donde hemos llegado..
La ilusiòn es algo bonito, por favor no la politice tambien!!
Saludos.
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