Pablo Elier será eterno

Era un secreto a voces. Ni siquiera el más entusiasta de los aficionados— que han de ser muy pocos, si los hay—se animaba a pronosticar un futuro diferente para el ya ex director técnico de nuestra selección nacional de fútbol Pablo Elier Sánchez. Su destitución, tras el gris desempeño de la escuadra antillana en la más reciente edición de la Copa Oro, marcó el cierre de, quizás, uno de los ciclos más importantes de los últimas dos décadas.

Luego de cuatro años al frente del banquillo de la absoluta, el estratega pinareño consiguió como resultado deportivo sobresaliente la clasificación al máximo nivel de la Liga de Naciones de la Concacaf y, por supuesto, el pase directo a la ya mencionada Copa Oro. Sin embargo, al menos esta vez, habrá que hilar fino para esquivar la trampa del resultadismo y valorar con la mayor justicia posible una gestión con más luces que sombras.

Pues hablamos del entrenador que no solo incluyó en las convocatorias a jugadores contratados en ligas extranjeras sin el amparo de la Asociación de Fútbol de Cuba (AFC) tras aprobarse en 2021, sino que desempeñó un rol fundamental a la hora de involucrar en su proyecto a futbolistas que, en principio, conseguían muy poco vistiendo el uniforme de las cuatro letras.

Así, bajo la lógica de ensayo y error, moldeó como pudo— y con escasísimos partidos amistosos— una plantilla competitiva, pero no siempre a la altura de las circunstancias. Una realidad que le añadió presión extra innecesaria e hizo que, al menos en el debate público, su puesto estuviera siempre en la cuerda floja y se viera amenazado por nombres locales y extranjeros.

De cualquier manera, desde lo futbolístico a Pablo Elier lo condenó la incapacidad para sostener un estilo de juego y la falta de reacción ante los imprevistos. Aunque puede que la mala suerte y las lesiones se hayan ensañado con un grupo limitado en cuanto a aptitudes técnico-tácticas.

Lo ocurrido durante los últimos años también le ha de servir a la AFC y a las entidades deportivas pertinentes para valorar y sacar cuentas. Si bien nadie puede acusar a los directivos por inmovilidad, tocaría preguntarse si lo hecho hasta el momento se puede mejorar. Sobre todo, en el escenario local, con un campeonato doméstico a mil años luz de lo que se necesita y con grandes problemas de todo tipo en la preparación de los atletas en edades formativas.

Con la Liga de Naciones y el inicio del proceso clasificatorio para la Copa del Mundo de 2026 a la vuelta de la esquina, la AFC, siguiendo con su acostumbrado hermetismo, mantiene la expectativa sobre quien será el nuevo míster. Pero el que, en definitiva, decida poner su cabeza en la guillotina haría bien en continuar el trabajo iniciado por Pablo Elier. Un técnico que sin hacer demasiado ruido sentó las bases para todo lo bueno y lo malo que imponga el futuro. La suerte está echada, toca andar con atino.