El “vuelco jurídico” destinado a “frenar una crisis humanitaria sin precedentes” en las fronteras de los Estados Unidos fue anunciado hace horas en Washington por el presidente de los norteamericanos.
El jefe de la Casa Blanca, con una gestión xenófoba, racista, excluyente, represiva y violenta contra aquellos que pretenden ingresar en la Unión por las más diversas motivaciones, y promotor acérrimo de establecer un “definitorio” muro de seguridad en la divisoria con México, parece redondear sus iniciativas de auto aislamiento y auto cerco con el legajo que deberá enviar al Congreso.
Según la “brillante idea” de la Oficina Oval, a los Estados Unidos solo deben ingresar inmigrantes en lo adelante a partir de un titulado sistema de visas basado en puntos otorgados por sus habilidades profesionales y el dominio del idioma inglés.
El diario The New York Times afirmó al respecto que el presidente “pretende reducir considerablemente el actual sistema que se basa en los lazos familiares, utilizado durante las últimas décadas, y que permite traer a Estados Unidos a hijos así como a los cónyuges.”
“La intención es –precisa el rotativo de narras- sustituir esta práctica por otra que dé prioridad a los inmigrantes que tienen determinadas habilidades o una oferta de trabajo en el país, además de hablar de manera fluida el inglés y que aprueben un examen cívico.”
Analistas indicaron que hoy cerca de doce por ciento de los inmigrantes obtienen su ingreso a USA sobre la base de su especialización, mientras que más de la mitad son aceptados por las conexiones familiares.
La propuesta de Trump revertiría la tendencia vigente al dar sesenta por ciento de todas las visas a aquellos con preparación técnica o profesional, o con previas ofertas de trabajo.
Por otro lado, el proyecto del mandatario, que fue elaborado nada más y nada menos que por Jared Kushner, su yerno y consejero (vaya coincidencia), hace énfasis en la seguridad fronteriza, pero no tiene un acápite destinado a resolver problemas como el denominado plan de Acción Diferida para los Llegados al país en la Infancia o los acogidos al status de Protección Temporal.
Fuentes de prensa aseguran asimismo que más de diez millones de indocumentados seguirán en el limbo, toda vez que Trump ni los mencionó en su descarga, al tiempo que recuerdan que no es la primera vez que se habla en la Casa Blanca de priorizar el otorgamiento de permisos de entrada a personas con calificación o poseedores de significativos recursos financieros (ver la época Ronald Reagan).
El plan migratorio del presidente remacha también su viejo capricho de asegurar la frontera con nuevas infraestructuras físicas de seguridad, junto a la llevada y traída construcción del muro en su extrtemo Sur.
Conocido el legajo que remodelará el sistema migratorio gringo, estudiosos y hasta varios funcionarios oficiales coincidieron por diferentes vías en que Donald Trump espera que su propuesta logre un apoyo sólido en su partido, ya que “se enfoca básicamente en la economía.”
Sin embargo, el plan de la Casa Blanca deberá seguir un largo camino antes de su aprobación, que suma, como uno de los serios obstáculos a vencer, la negociación con el liderazgo demócrata que controla la Cámara de Representantes desde el pasado mes de enero.
El magnate-presidente, explican analistas, necesita 218 votos en la Cámara Baja, donde los republicanos solo tienen 198 sufragios, mientras que en el Senado los republicanos poseen 53 votos y requieren 60 para pasar una ley.
De todas formas, la receta de Trump evidencia la visión que la ultraderecha estadounidense agita con relación al tema de la migración: nosotros podemos llegar y hacer y deshacer donde nos parezca, pero aquí… nada de puertas abiertas…
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