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sábado, 23 de noviembre de 2024

Elecciones y perspectivas de una región en cambio (+Audio)(+ Fotos)

Este año puede determinar, en las urnas, una transformación política profunda para millones de latinoamericanos...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 31/01/2022
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Xiomara Castro-Toma de posición
La presidente hondureña Xiomara Castro trajo de vuelta a la izquierda al gobierno nacional. Tomó posesión este 27 de enero. (Tomada de la prensa.com.)

Este año, en menor escala pero con una importancia fundamental en busca de una América Latina inclusiva y solidaria, habrá también un proceso electoral de magnitud en el que sobresalen los de Colombia y Brasil, dos de los países de mayor poderío de la región, ahora en manos de gobiernos de derecha.

A pesar de la pandemia y la consecuente crisis económica que sufren la mayoría de las naciones latinoamericanas, la violencia social y la polarización política, las poblaciones acudieron a las urnas en 2021 en busca de las imprescindibles transformaciones de las bases estructurales, que en los últimos años tuvo su expresión en las manifestaciones callejeras contra los regímenes autoritarios.

Son tres las elecciones presidenciales de este período anual, que inicia Costa Rica el próximo mes con un ramillete de aspirantes, pero solo tres con posibilidades de victoria, en un empate técnico que promete una segunda vuelta. Esa primera elección general está prevista para el 6 de febrero, con un posible balotaje entre los dos candidatos más votados para el 3 de abril.

Entre más de 20 aspirantes registrados hay varios conocidos, como el expresidente centrista José María Figueres (1994-1998), la exvicepresidenta conservadora Lineth Saborío y Fabricio Alvarado, un líder evangélico de derecha que en 2018 perdió ante el actual mandatario Carlos Alvarado.

UN 2021 FAVORABLE AL PROGRESISMO

El 2021 resultó un triunfo para el progresismo en América Latina. Las victorias de Gabriel Boric en Chile, Xiomara Castro en Honduras, Pedro Castillo en Perú, y la reelección de Daniel Ortega en Nicaragua se unieron a las presidencias de Alberto Fernández, en Argentina, y Luis Arce, en Bolivia, ganadas un año antes.

Pero además de generales también hubo comicios regionales y municipales que, en buena medida, variaron la geopolítica en algunos países, para bien de la democracia, y dictaron pautas en otros. Ejemplo de ello ocurrió en Venezuela, donde el gobierno bolivariano de Nicolás Maduro obtuvo una rotunda victoria en las regionales y municipales de noviembre pasado. El oficialista Gran Polo Patriótico, donde tiene mayoría el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), ganó la mayoría de los más de 3200 cargos en disputa, entre ellos gobernaciones y alcaldías.

De igual manera, en México, el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), del presidente Andrés Manuel López Obrador, lideró la votación para la Cámara de Diputados, lo que mantiene la tendencia de una pluralidad partidista alejada de los resultados del siglo XX, cuando el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ocupaba un lugar hegemónico.

LO QUE ESTÁ POR VENIR

El cuadro de descontento generalizado con la clase política conservadora en Latinoamérica podría complementarse este año con las elecciones en dos de las naciones más populosas de Suramérica: Brasil, la locomotora económica de esa área geográfica, y Colombia, que se autodenomina la más fiel aliada de Estados Unidos (EE. UU.) y sus planes desestabilizadores contra el progresismo.

La primera vuelta de las presidenciales colombianas está marcada para el 29 de mayo (más de dos meses después de las legislativas de marzo) y la posible segunda vuelta para el 19 de junio.

Con el telón de fondo de las enormes protestas callejeras de 2021 y varios retos económicos, la mayoría de las encuestas de intención de voto ponen al frente al izquierdista Gustavo Petro, un economista, exguerrillero y exalcalde de Bogotá que perdió el balotaje de 2018 ante el actual presidente Iván Duque, un político de derecha que se burla de los Acuerdos de Paz firmados con la disuelta guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP).

Un eventual triunfo de Petro marcaría algo inédito: sería la primera vez que un candidato de izquierda sea electo presidente de Colombia, una posibilidad que tratará de evitar a cualquier costa la poderosa oligarquía local, siempre a las órdenes de Washington.

Liderada por el exmandatario Álvaro Uribe, la derecha de Colombia luce desgastada tras el gobierno de Duque, cuya prioridad es complacer a su socio de EE. UU. en sus planes contra Venezuela, bajo el paraguas de siete bases militares del país norteño en su territorio. Es posible que Petro, ante el desprestigio y la debilidad derechista (al menos en apariencia) tenga que competir con un candidato de centro, como el exalcalde de Medellín Sergio Fajardo, el economista Alejandro Gaviria o el exsenador Juan Manuel Galán.

GRAN LUCHA DE FINES DE AÑO

Desde que se predijo la eventual candidatura del exmandatario Luiz Inacio Lula da Silva a las presidenciales de octubre en Brasil, las miradas políticas se concentran en la lucha entre la derecha y la izquierda en la nación suramericana, de más de 200 millones de habitantes.

Aunque Lula aún no oficializó su postulación, y resultó absuelto de las inmerecidas condenas recibidas por supuesta corrupción durante sus dos mandatos (2003-2010), cada día aparecen nuevas encuestas que le dan una ventaja importante sobre el actual jefe de gobierno, el ultraderechista Jair Bolsonaro, al extremo que podría ganar el Palacio de Planalto en primera vuelta. Pero aunque figura como favorito, el exmandatario más popular en la historia contemporánea del mayor país de América Latina sabe que la derecha enfilará sus armas, como hizo hasta ahora, para evitar su retorno al poder, pues perdería los privilegios históricos y los servidos en bandeja de plata por Bolsonaro.

En una sociedad con una baja cultura política como la brasileña, con un plan mediático y el manejo de la religión evangelista a su favor, el controvertido mandatario aún disfruta del amparo, no solo de la burguesía sino también de su aliado EE. UU., al que ha entregado con sus medidas neoliberales importantes empresas estatales.

Si bien Lula no profundizó en sus dos mandatos contra las entidades privadas —su vicepresidente durante ocho años fue José Alencar, un millonario empresario que lo ayudó a obtener el apoyo de la comunidad corporativa brasileña— si desarrolló un programa social e inclusivo para su pueblo, y de solidaridad con el resto de Latinoamérica, junto a un grupo de líderes progresistas.

Cuando todavía falta un tramo largo para fines de año, ahora parece poco probable que pase a segunda vuelta un aspirante de la llamada “tercera vía”, como el exjuez Sergio Moro (que condenó a Lula a ocho años de cárcel durante la persecución judicial en su contra) o el expostulado de centroizquierda Ciro Gomes, según las encuestas.

Tras las fuertes críticas a Bolsonaro por su respuesta a la pandemia o el débil desempeño económico nacional, Lula figura como favorito en los sondeos de voto para el 2 de octubre o para un balotaje contra el actual presidente el 30 de ese mes.

OTRAS CONSULTAS IMPORTANTES

Tan significativos como los comicios presidenciales resultan las dos consultas populares previstas en 2022 en Chile y en México.


El espíritu de la Convención Constituyente, que redacta una nueva Constitución, encaja con la agenda social que Boric va a desarrollar cuando llegue al Palacio de la Moneda en marzo. (Tomada de Reuters).

En Chile, a mediados de este año, la población será convocada a un referendo para dar su visto bueno a la nueva Constitución Nacional redactada por la Convención Constituyente electa con esos fines y dotar al país de un documento que reestructure las bases económicas, políticas y sociales demandadas tras el fin de la dictadura de Augusto Pinochet.

El resultado, si es positivo, dará un espaldarazo al nuevo mandatario chileno Gabriel Boric, un abogado progresista de 36 años que derrotó a la derecha tradicional, y será investido el próximo marzo. Una nueva Carta Magna refrendará las transformaciones prometidas, en especial a los jóvenes, durante su campaña electoral.

En México, mientras, el presidente López Obrador insiste en la celebración de un referendo revocatorio, que permita en un futuro, si es aprobado, que los mandatarios puedan ser destituidos si no han cumplido con el mandato que les otorga la Constitución Nacional.


Alberto Fernández, presidente de Argentina, y su homólogo mexicano Andrés Manuel López Obrador en busca de la integración regional. (Tomada de lajornada.mx)

PERSPECTIVAS

Quizás sea irrepetible la llamada “década de oro” del progresismo en América Latina, en los años 90 del pasado siglo, cuando la mayoría de las naciones tenían como jefes de gobierno a políticos de pensamiento antiimperialista, quienes intuían la integración latinoamericana como una de las armas para la soberanía e independencia del sur. Varios de aquellos mandatarios fallecieron, otros están alejados por distintos motivos de la política.

Pero hay ahora otra hornada, aún incipiente, de jóvenes y también de maduros líderes que continúan pensando que América Latina y el Caribe tienen un destino diferente al que trata de imponerle el imperialismo norteamericano y sus secuaces internacionales.

Las perspectivas parecen halagüeñas. Cuando concluya este año de elecciones y pandemia quedará definido el mapa geopolítico de la región en que más de 600 millones de seres humanos añoran cambios para mejor.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista

Se han publicado 1 comentarios


Carlos
 31/1/22 10:05

La década de oro fue la primera del 2000, que la inauguró Chávez en el 1998, no fue la de los 90 del siglo pasado.

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