Nacida hace ocho décadas en la ciudad de Cienfuegos, al centro sur del archipiélago de Cuba, la Orquesta Aragón es la única agrupación de su tipo que se ha mantenido en activo durante 80 años ininterrumpidamente haciendo buena música y contribuyendo a enriqucer el repertorio nacional e internacional.
Así lo considera el flautista e investigador José Loyola, quien ha dedicado parte de su vida al estudio de esta agrupación considerada como la madre de las orquestas charangueras de Cuba.
Al decir de Loyola, la Aragón es una orquesta de cámara con ritmo porque la percusión es como una alfombra rítmica, que está presente, tiene una función muy específica y loable, pero no molesta a ninguna de las otras secciones.
“Esa es una de las virtudes que tuvo el violinista Rafael Lay Apesteguía como director artítico de la orquesta. Tampoco podemos olvidar el aporte enaltecedor de ese gran músico virtuoso que fue el flautista Richard Egües”.
En opinión del investigador existe un cordón umbilical entre la música de concierto y la popular bailable que interpreta la orquesta Aragón.
“Eso se fusionó en la agrupación como en ninguna otra para dar un producto de una calidad mucho más comunicativa. Sus fundamentales creadores tuvieron experiencia también en la música de concierto y eso influyó en la estilística de la orquesta y en la selección de su repertorio”.
Loyola advierte que Lay tuvo la posibilidad de tocar con orquestas de cámara antes de entrar a la Aragón. También lo hizo ya estando en la agrupación. Por su parte, Egües se desempeñó como músico sinfónico en la capital de la antigua provincia de Las Villas y pasó por varias bandas de concierto. “Eso influyó en su mentalidad abierta a la música y en el montaje de las piezas musicales así como en su interpretación”.
Recuerda el investigador que una vez el maestro Alfredo Diez Nieto creó y dirigió en La Habana una orquesta sinfónica integrada por músicos populares donde se podía ver a Lay en calidad de violín concertino y como primer flautista a Egües. Este último instrumentista está considerado como un pionero en la ejecución del instrumento de viento al introducir la flauta de sistema oboe en el formato de charanga donde anteriormente se tocaba solamente la flauta de madera.
Según el músico y compositor Rembert Egües, hijo del mencionado instrumentista, su padre ha sido, sobre todo en la flauta de cinco llaves, el flautista más destacado en la historia de la música popular cubana y uno de los mejores del siglo XX a nivel internacional.
Dentro de sus composiciones se destaca El bodeguero, todo un éxito dentro del repertorio de la Aragón, y considerado como el Cha Cha Chá más famoso del mundo al decir de Rembert.
Con ese y otros temas musicales que integran el amplísimo repertorio de la Aragón, la charanga se ha presentado en más de 60 países de América Latina, Europa, Asia y África. Con su sonoridad influyó tremendamente en el universo sonoro del Caribe, en África y en las comunidades hispanoparlantes de Estados Unidos.
“El fenómeno Aragón es un proceso cultural que ha tenido un impacto muy fuerte en la música universal”, advierte Loyola.
Bajo la influencia de esa charanga surgieron otras orquestas como Los Aragoncitos, desde la cual algunos músicos de La Aragón también contribuyeron a la formación de varias generaciones de niños y adolescentes.
En fecha reciente la agrupación fue homenajeada por espacios televisivos como La Colmena TV y La Banda Gigante así como por la emisora Radio Progreso en la gala por el aniversario 90 de La Onda de la Alegría. También el saxofonista Michel Herrera los invitó a tocar junto a él en un concierto memorable. Incluso, el popular músico Cimafunk llamó a la orquesta para que formara parte de su más reciente video clip titulado El potaje.
“Si tú oyes un son sabrosón, ponle el cuño que es Aragón y si tú escuchas un rico danzón, ponle el cuño que es Aragón”, así reza uno de los temas musicales de la agrupación que durante varios años acompañó a los oyentes del programa Alegrías de Sobremesa de Radio Progreso. Y es que realmente la Aragón tiene un sello distintivo cuyo sabor, como el de un buen vino, perdura aunque pasen los años.
Como afirma el Premio Nacional de Televisión José Ramón Artigas: “Sencillamente, la Aragón siendo popular, sigue siendo una lección de buen gusto y por supuesto, de la gran escena es y será”.
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