La banda cubana de hip hop Orishas, uno de los emblemas de la música urbana latinoamericana junto a la hoy lamentablemente desestructurada Calle 13, arremetió contra la bastardía impregnada al segmento reguetonero del género, por conducto del perjudicial trabajo de advenedizos en busca de billetes gracias al camino fácil, quienes han enlodado esta vertiente musical sumida en una época de gran sequía creativa y en la reiteración ad nauseam tanto de sus presupuestos como del carácter soez de textos humillantes para la condición humana; de forma especial para el sexo femenino.
Yotuel Romero Manzanares -de postura crítica respecto a lo anterior y con mucha claridad de pensamiento y proyección en su discurso general-, comenta a 5 de Septiembre: “Los exponentes de la música urbana en Cuba ahora están mucho más preocupados por pegar en la oreja del público que en el corazón: ecuación donde nosotros siempre hemos ido al revés, primero por el corazón y si quieres bailar después, bien; pero primero que todo te llegue el corazón.
“Creo que esa degradación musical, a nivel de lírica, a nivel de pluma -como decimos los raperos- es lo que define un panorama actual tan precario”.
Yotuel aprecia que muchos reguetoneros “fabrican canciones (bueno, si a eso le podemos llamar canciones) que parecen que están en el embrión”. En su opinión, eso resulta del todo contraproducente en un país de la riqueza musical del nuestro. “El cubano tiene grandes sentimientos, apreciación de la música, conocimientos estéticos, amor hacia esa buena letra que se retrotrae a Sindo Garay y pasa por Nicolás Guillén y su poética inspiradora de textos musicales, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez… Por eso, la razón de un tema del corte de Cuba, Isla bella en nuestra ejecutoria reciente. Representa una forma de demostrarles a esos jóvenes que también se puede llegar a ser internacional, que también se puede llegar a ser grande haciendo calidad.
“No tienes obligatoriamente que recurrir a lo sórdido y banal en pos de llegar a determinado reconocimiento. El mérito debe sobrevenir sobre la base de una propuesta musical decente exaltadora de tu tradición; sin embargo, ahora los cubanos intentan hablar como los boricuas y cosas así. Deben dejar de hacer tanta imitación a gente de afuera sin valor e intentar imitar más a los adentro que se lo merezcan, a gente que se lo haya ganado debido al prestigio brindado a la música cubana.
“Hoy día muchas veces a mí da pena decir que soy cubano cuando escucho en el extranjero, junto a alguien, lo que se está haciendo en la Isla. Me preguntan: ¿Y esto viene de Cuba¿, respondo que sí y tengo que bajar la cabeza””.
Yotuel, Roldán González Rivero e Hirám Riverí Medina (el Ruzzo) aprovechan el diálogo para referirse a su nuevo disco, Gourmet, cuyo lanzamiento mundial en soporte físico acaecerá el próximo 31 de agosto; si bien desde el 25 de mayo pasado se encuentra disponible en las plataformas digitales, aclaran.
El que representa su quinto álbum de estudio incorpora catorce temas y colaboraciones con personalidades del pentagrama regional como el compatriota Chucho Valdés y la mexicana Lila Downs. También figuran de invitados, entre otros, los ibéricos Beatriz Luengo y Melendi; el venezolano Franco de Vita y Silvestre Dangond, de Colombia.
Se trata de la placa identificativa del reencuentro de los tres creadores -cuya carrera iniciara en 1999 con A lo cubano y más adelante incluyese los discos Emigrante (2002, Grammy Latino un año después en la categoría de hip hop y rap); El kilo (2005) y Cosita buena (2008)-, separados desde 2009 y de nuevo juntos, para gloria de un género tan vilipendiado por farsantes y mercachifles.
El Ruzzo apunta que “volvimos porque nos extrañábamos y porque era un deber para con un género gracias al cual hemos crecido. Todo cuanto hemos hecho está marcado por la humildad y el respeto. La música urbana sí puede cumplir una función loable y una muestra de ella es el fenómeno aparejado al tema Cuba, Isla bella”, entre los tracks de la flamante placa y primer single en promocionar.
A criterio de Yotuel, “Gourmet es una reafirmación del amor que tenemos algunos músicos cubanos de las nuevas y medias generaciones por la música tradicional, por nuestras raíces, nuestra herencia, nuestra cultura. Orishas siempre ha sido un grupo que intenta defender el tesoro musical patrio: no solamente para Cuba, sino también para el mundo. Es una banda que ha intentado demostrarle al planeta que la música de aquí es muy grande, y sigue viva. Creo que hacía falta un disco así, en un momento cuando la producción musical isleña de signo urbano atraviesa notable depresión; un disco como este es un oasis lleno de agua para la gente sedienta del disfrute de una música urbana a lo cubano nuevamente”.
Expresa Roldán que de cara a Gourmet “trabajamos en varios lugares (Cuba, Brasil, España y Estados Unidos) y esto le proporciona un matiz peculiar al disco, pues nosotros nos nutrimos del contexto y el hecho de haber grabado en dichos sitios diversos le imprime colores diferentes a cada canción. Justo ese es el objetivo nuestro: no cansar con un mismo ritmo; elaborar diferentes melodías; incorporar textos adaptados al lugar donde nos encontramos; seguir escribiéndole a la mujer, los amigos, la sociedad; darle el mejor acabado posible a lo textual”.
Tema obligado en sus palabras, recurrente en el diálogo de los tres, la canción/himno/suceso sociológico Cuba, Isla bella ha propiciado sentimientos de cubanía y hermandad, en consideración de Roldán, quien pondera la versión que un grupo de estudiantes norteamericanos ha hecho del número. “Lo cantaron en español, tiene como un millón de vistas en redes sociales y constituye un regalo para nosotros. Es algo singular, quizá hubiera sido más normal si lo hubiesen preparado alumnos latinos de Miami (Yotuel lo interrumpe y apostilla: No, en Miami hubiesen cantado El palón divino, a lo cual Roldán le responde: es verdad); pero no, se trata de pupilos del preuniversitario North Creek High School, de Bothell, Seatte, estado de Washington”.
A propósito del éxito del mismo, Orishas se dispone a trabajar con ellos y su director, el maestro de origen cubano Carlos Lazo, en un nuevo tema que más que un himno para los cubanos (como lo es Cuba, Isla bella: número al cual, a raíz de la promoción de su video clip, dedicásemos un amplio artículo en esta página cultural) sería un himno para los latinoamericanos que viven en Estados Unidos.
“Esta inminente versión se llamará Mi tierra bella, la haremos con niños de todos los países latinoamericanos para cantarla en EUA, para que los pequeños nacidos allí de padres inmigrantes se sientan privilegiados de ser latinos, fortalezcan su identidad y resulten capaces de enfrentar el bullyng (abuso escolar) corriente allí, en razón de su procedencia”, precisa Yotuel.
Los Orishas se presentaron en Cienfuegos como parte de su mini-gira nacional Mi Isla bella, bajo el auspicio de ARTex y Havana Club, luego de sus conciertos previos transcurridos en Santiago de Cuba y Camagüey. Su objetivo en el periplo isleño consistió, según indica Yotuel a nuestro medio, “en revivir aquellas canciones iniciales que compusimos en Europa y fueron tan importantes para el grupo, en tanto nos mantenían unidos a Cuba, nos traían el recuerdo del barrio, nuestra gente. Estábamos locos por sentir eso en toda Cuba y ahora tenemos la satisfacción de darle a nuestros hermanos esta música hecha hace alrededor de veinte años (más otros temas nuevos)”.
Del estado actual y objetivos de la banda, Roldán revela que la aspiración pasa por “concentrarnos en nuestro trabajo, tratar de hacer las cosas bien y evolucionar en la música. Que esta nos guste primero a nosotros y, si pasa el medidor, brindar un producto de calidad al público y defenderlo con propiedad. Es la única manera de hacer las cosas de la manera correcta. Si uno no se respeta a uno mismo y le confiere la importancia que lleva a su trabajo, pues entonces no creo que los resultados sean muy buenos”.
En la actualidad el Ruzzo vive en Pamplona, Roldán continúa en París y Yotuel se ha afincado en Miami, si bien pasan mucho tiempo reunidos para poder proseguir el trabajo de una banda esencial, no solo para el género urbano, sino para toda la música alternativa iberoamericana del último cuarto de siglo.
Además de ser excelentes creadores, hay discernimiento y luz en sus palabras y hechos. Deben sobrevivir, para seguir marcando la pauta de jerarquía e iluminar una senda hoy día de veras tenebrosa, ennegrecida por la sobresaturación de bribones musicales y fraudes sin estudios, quienes no obstante sus grandes limitaciones artísticas dominan el mercado y anulan el juicio crítico de masas cautivas, como parte de una labor al servicio de la cartilla ideológica del pensamiento hegemónico.
Dámaris Blanco
27/3/19 9:36
Claro que son dignos de admiración. No sólo podemos disfrutar de una excelente música, sino que además sus letras están llenas de una cubanía sensible y guerrera a la vez, compuestas con gran pasión hablan de nuestras raíces tanto sociales, como culturales llenas de cubanía. Por eso sus canciones cuando las escuchamos sentimos cada nota, cada una de sus letras en consonancia con cada uno de nuestros latidos. Felicidades a cada uno de los integrantes del grupo por su abnegada labor y poner en alto la buena y verdadera música hecha por magníficos músicos cubanos, que estén dónde estén nunca se olvidan de sus raices. Me gustaría mucho vinieran también a Matanzas y poder los matanceros disfrutar de su música en vivo.
peter
22/6/18 13:53
Por esto los admiro mas son autenticos de ahi su exito !!!Grande Orishas
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