//

jueves, 28 de noviembre de 2024

Entre bitácoras, alma y acción

El nombre de Almeida no queda bien junto a la palabra héroe, quizás porque le tortura. Puede que porque comienza con hache. Mario se nota a sí luego de la zona roja como un periodista más responsable y consciente del impacto de su trabajo, de la posibilidad de transformar y construir con él...

Alejandra García Mesa en Exclusivo 09/09/2022
2 comentarios
Libro Mario
Varias son las mañanas y tardes diferenciadas con números romanos que titulan las crónicas. Relatan desde la alegría de ver partir a los pacientes con PCR negativo hasta la tensión del diagnóstico de la enfermedad y las ganas de echar una mano (Foto: OceanSur),

Él habla despacio, como si las ideas pasaran por una larga lista de admisión antes de sonar en su voz. Su fortaleza está en la unión del puño y la palabra, en encontrar un sintagma que resuma cuanto siente de forma bella y nada rimbombante. Él es periodista,sí, pero por aquellos días en que nasobucos y preocupaciones borraban sonrisas, fue solo el chama con ropas verdes que relataba días desde su cama de voluntario en la beca estudiantil del habanero reparto Bahía, entonces devenida centro de aislamiento.

Mario Ernesto Almeida Bacallao cursaba cuarto año de Periodismo cuando cambió la agenda por guantes, frasadas y litros de cloro.  De sus jornadas desinfestando habitaciones y pasillos supimos a través de una serie de crónicas que publicara en abril del 2020 la revista Alma Mater. Esas Bitácoras fueron de la pantalla de celulares al libro “Crónicas de la Covid-19 en Cuba” junto a las Miradas de la también periodista Rita Karo.Hoy, tras más de dos años, las “Bitácoras del Alma” son un homenaje a todos los que, pese a miedos y contradicciones, estuvieron dispuestos a ayudar ante tan grave situación.

 “Yo pensaba escribir algo sobre la experiencia en el centro de aislamiento, un texto largo quizás, pero fue Armando Franco, entonces director de Alma Mater, quien me propuso hacer crónicas diarias; textos cortos que le fueran fáciles de leer a la gente.”

Comenta Mario que escribía siempre en las noches y la primera en leer sus memorias era Daniela Pujol, filóloga y profesora de la Facultad de Artes y Letras, que también se encontraba como voluntaria. Ella las revisaba para luego él enviarlas al equipo de la revista que se encargaba de ponerlas en los formatos correspondientes a cada red social y publicarlas.

Además de la filóloga, laboraban junto al joven periodista un físico, un biólogo, una estudiante de segundo año de química y un graduado de esa misma ciencia. De las vivencias de este grupo resultan las crónicas, de esas marcas que se dejaron unos a otros, de su trabajo como equipo.


Mario Ernesto cursaba el cuarto año de la carrera de Periodismo cuando deicidió unirse a los jóvenes voluntariso que ayudaban en los centros de aislamiento (Cortesía del entrevistado)

Varias son las mañanas y tardes diferenciadas con números romanos que titulan las crónicas.  Relatan desde la alegría de ver partir a los pacientes con PCR negativo hasta la tensión del diagnóstico de la enfermedad y las ganas de echar una mano, ya sea en la propia zona roja o desde afuera, donando un saco de mangos, como hizo el guajiro Joaquín.

Mario Almeida, entre todas, prefiere la segunda crónica. Comenta que ese día le impactó mucho .Fue su primera vez en Zona Roja, y fue esa la crónica que le hizo decidirse a escribir el resto de las veces. Las reacciones de las personas ante ese texto le demostró el impacto real que podrían tener las crónicas en las personas.

El nombre de Almeida no queda bien junto a la palabra héroe, quizás porque le tortura. Puede que porque comienza con hache. Mario se nota a sí luego de la zona roja como un periodista más responsable y consciente del impacto de su trabajo, de la posibilidad de transformar y construir con él. Al respecto comenta que “quizás tras los textos las personas perdieron un poco de miedo a esta situación. Puede incluso que más jóvenes decidieran alistarse como voluntarios”


Mario se nota a sí luego de la zona roja como un periodista más responsable y consciente del impacto de su trabajo (Cortesía del entrevistado).

En las bitácoras de Mario se inspira la serie Valientes, a estrenarse el próximo 20 de septiembre en el Canal Cubavisión. Él, aun con su voz calmada,  cuenta que espera la serie, como el resto de las personas.

“Punto de giro” es el sintagma que escoge para resumir su experiencia y, a modo de conclusión, parafrasea un fragmento del final de la novela El Siglo de las Luces, de Alejo Carpentier.

Mario es periodista, sí, pero al igual que hizo Sofía*, un día echó a correr, a pelear, a hacer “algo” por el bien de muchos.

 

Sofía*- Protagonista de la novela El Siglo de las Luces, del escritor cubano Alejo Carpentier


Compartir

Alejandra García Mesa

Periodista y melómana por instinto

Se han publicado 2 comentarios


Maite
 9/9/22 20:08

Bravo por Mario y su valentía anónima. Que la nueva serie sea el homenaje merecido a esos valientes q superaron sus miedos y echaron a correr, cuando más se les necesitaba

Làzara Bacallao González
 9/9/22 15:17

Gracias damos por este artículo.La esencia de nuestro hijo está en este escrito.Bien conocen que gusta estar detrás de la cámara o en el teclado donde da vida a cada escrito.Pese a nuestros miedos de padres lo hizo una y otra vez,orgullosos siempre.Gracias @CUBAHORA!

Deja tu comentario

Condición de protección de datos