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domingo, 17 de noviembre de 2024

El escritor que une dos pueblos

La llegada a Cuba hace 90 años del Premio Nobel de Literatura Ernest Hemingway inició un vínculo estrecho entre la Mayor de las Antillas y Estados Unidos, que se materializa en la reapertura del Museo Finca Vigía, resultado de la colaboración entre ambas naciones...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 01/04/2019
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James McGovern-reapertura de Finca Vigía-Ernest Hemingway
James El congresista estadounidense James McGovern, asistente a la reapertura de Finca Vigía.

No importa las desavenencias que, en el plano político, se empeñan algunos en hacer crecer entre Cuba y Estados Unidos. Cierto es que se lacera la economía cubana, se hieren los lazos afectivos y se dificulta cada vez más la búsqueda de soluciones para el desarrollo social de la Mayor de las Antillas. Sin embargo, desde el punto de vista cultural, sobran los vínculos estrechos que, independientemente de lo demás, se mantienen incólumes.

Uno de ellos, y enhorabuena siempre recordado, es el primer paso que dio el escritor norteamericano Ernest Hemingway rumbo a esta tierra.  Llego hace 90 años, el 1ero de abril de 1929, presumiblemente en el buque Orita que ondeaba la bandera inglesa, y desde entonces hasta la actualidad, no se olvida su huella en este país, fundamentalmente en La Habana.

Vivió aquí 20 años y los lugares que más frecuentaba mantienen su atmosfera. El Hotel Ambos Mundos, en la intersección de las calles Obispo y Mercaderes, en el Centro Histórico de La Habana Vieja, conserva intacta la habitación 511 en la que se hospedo. Obispo arriba, en el bar El Floridita, se tomaba el daiquiri más famoso del mundo, gracias al mismo, y el coctel que le prepararon de manera especial, el Papa Doble. Allí permanece en pie, cerca de la barra, gracias a la estatua que José Villa Soberón coloco en el lugar. Hemingway disfrutaba además de otro clásico trago cubano, el mojito, en la Bodeguita del Medio.

En la Marina que lleva su apellido en La Habana, en la dársena de Barlovento, se celebra desde 1950 un torneo de pesca de la aguja, el más antiguo de su tipo en el mundo. Allí, en el restaurante Papa’s, conversaron Hemingway y Fidel, cada uno admirador de la obra del otro.

Con su espíritu aventurero también trazo rutas de pesca en Cuba y particular sensibilidad le despertaba Cojimar. En ese pueblo de pescadores, donde arribaba con su yate Pilar, degustaba platos exquisitos en el restaurante La Terraza, donde también se recuerda su presencia.  El paso del afamado escritor llego hasta los cayos Guillermo, Coco y Romano, y el Faro Maternillos. Después viajó por Cayo Confites y Cayo Lobo. En Camagüey llego hasta poblados como Palm City, una ciudad fundada por alemanes. En Vueltabajo encontró un Paraíso, como nombro a Cayo Mégano de Casiguas.

En San Francisco de Paula, el autor de Por quién doblan las campanas compró Finca Vigía, en medio de un bosque pequeño, donde pasaba horas de sus días ensimismado en su máquina de escribir. En los predios de esa casa pervive un museo donde se mantiene su presencia casi vigente, pues en 1960 viajo asegurando que regresaría, y al año siguiente se suicidio.

Hoy, ese museo en el que se preservan sus artículos y ambiente inspirador, ha sido reinaugurado luego de 17 años de un trabajo intenso de restauración entre Cuba y la Fundación Finca Vigía de Estados Unidos. Allí se encuentran laboratorios de restauración y una bóveda para almacenar la valiosa documentación del escritor. La historia recuerda además que fue en este lugar donde supo que le habían otorgado el Premio Nobel, y por ello se lo dedico al pueblo cubano y lo llevo como ofrenda a la Virgen de la Caridad.

La ONG norteamericana sufrió, ella misma, las restricciones impuestas por el gobierno de su país, al querer enviar hasta acá los contenedores con los equipos e insumos necesarios para la labor, razón por la cual su propia directora ejecutiva, Mary Jo Adams, aseguro que ese inmueble simboliza, más que todo, el resultado de una convivencia feliz, pacifica, basada en el respeto.

Casi tres años demoro la ejecución del proyecto, para el cual se recibieron donaciones de las compañías American Express, AT&T, Caterpillar, la fundación Ford, la familia de Frank y Jenny Phillips, nieta de Max Perkins, editor de Hemingway y de algunas personas de “casi todos los estados” del país norteño.

El congresista estadounidense James McGovern, asistente a la reapertura de Finca Vigía, coincidió con Adams en que “Hemingway une a las personas” y aunque lamento las actuales decisiones del presidente de su país con respecto a Cuba, ratifico que no se dará por vencido en el empeño por aportar lo que haya que aportar para que este símbolo de hermandad permanezca.


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".


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