En los inicios del programa radio televisivo, Eduardo Martínez Díaz, presidente de Biocubafarma se refirió a que se vive una situación compleja. “Esta es una batalla que la ganamos entre todos, amén de que las autoridades estén implicadas en ello”.
Especificó además que existen dos frentes de combate:
1- detener más propagación. Para ello se han tomado una serie de medidas que son necesarias cumplir con responsabilidad.
2- misión de que una vez q las personas están infectadas, tratar de evitar que pasen a estado grave o en el peor de los casos que mueran.
Al respecto el directivo señaló que Biocubafarma está implicado en ello y que se incluye en el plan de país, pero también cumplen el suyo. En este sentido, el grupo empresarial provee de medicamentos antigripales y otros que se utilizan a nivel de hospital.
Se tiene garantía de los medicamentos para los pacientes que se puedan presentar en cada uno de los estadios de la enfermedad, de acuerdo a los pronósticos que se han hecho.
Además –señaló- nos hemos sumado también a la producción de productos hidroclorados, fabricación de medios de producción, nasobucos, etc. Esto último de conjunto con otras empresas del país, incluidos trabajadores por cuenta propia.
Por su parte el Dr. Vicente Vérez BencomoVicente, Director Instituto Finlay, subrayó que lo primero que debemos hacer es alejarnos del virus (utilizar nasobucos, espejuelos, mantener la higiene) y cumplir con las medidas que se han orientado hasta entonces por las máximas autoridades del país.
Llamó a los casos asintomáticos, la pesadilla epidemiológica, porque son personas que están contaminadas y no lo saben. Estos individuos son exitosos, porque sus sistemas inmunes han logrado contener el virus.
En este sentido, se investiga que características tienen estos sistemas inmunológicos que hacen que esto funcione así.
Ya cuando el virus logra sobrepasar el sistema inmune, puede transitar en dos sentidos: grave y leve. El virus no los mata, sino la reacción inmune. Es importante el equilibro inmunológico.
Explicó que en el caso de infectados asintomáticos estos no tienen inmunidad específica, sino la inmunidad inespecífica contraria a la específica, llamada inmunidad innata o natural.
Esa inmunidad podría ayudarnos a movernos en el espectro de la curva de la enfermedad.
En este sentido, subrayó que la industria biofarmacéutica cubana tiene dos grandes vacunas potenciadores del sistema inmune innato.
Durante su intervención, Gerardo Guillen Nieto, Director de Investigaciones Biomédicas del CIGB de BioCubafarma hizo referencia al trabajo multidisciplinar que llevan a cabo varias instituciones y centros de salud del país en el enfrentamiento a la enfermedad.
Se está aplicando una vacuna sublingual en varios voluntarios que son pacientes sospechosos y se han tenido resultados parciales. Se ha visto cómo se estimulan las moléculas de la superficie fibral que marcan la activación del sistema inmune innato. A nivel de sangre se han detectado linfocitos que también activan esta inmunidad.
El directivo destacó además, que jóvenes investigadores cubanos, en tiempo récord, han sido capaces de poner a punto técnicas de laboratorio para arribar a determinadas conclusiones y tomar medidas a tiempo.
Eduardo Martínez Díaz, presidente de Biocubafarma eplicó que cuando comenzó la epidemia en China, una de las noticias mas propagadas fue la de la inclusión del Interferon, medicamento cubano, en el protocolo de tratamiento. Ya este se había utilizado en otros tipos de coronavirus, explicó el titular de la ciencia cubana.
Una vez que en Cuba se conoció de la enfermedad, se incluyó el medicamento también en nuestro protocolo y ha tenido buenos resultados.
El doctor Guillén, argumentó que no es casual lo que está sucediendo ahora con el Interferon. Este medicamento surgió hace 30 años, el Interferon Leucocitario, como uno de los tratamientos oncológicos más efectivos en ese entonces. Esto convirtió a Cuba en el segundo país del mundo en obtener este medicamento.
La Doctora María del Carmen Domínguez Horta, jefa del Proyecto CiGB 258 se refirió a los orígenes de este proyecto y los principales resultados que hoy se evidencian. Como científicos cubanos comprometidos con el pueblo hemos seguido muy celosamente esta pandemia, argumentó Domínguez Horta.
Hizo referencia a los Estudios chinos que comenzaron a publicarse a mediados de marzo, referidos a las sintomatologías y comportamientos de la COVID-19 en el sistema inmunológico.
Se refirió al término tormenta de citosinas, que para el sistema inmunológica se traduce como una parálisis, y es lo que sucede generalmente con los casos graves.
Para hacer frente a ello se trabaja en la producción de fármacos en la regulación de la repuesta inmunitaria. Esto ha llevado una amplia investigación preclínica.
Reconoció la ética de los científicos cubanos en esta batalla. "Para nosotros un paciente no es un cliente", comentó.
Hoy estos fámacos se le han suministrado a cuatro pacientes en el Hospital Militar Dr. Luis Díaz Soto bajo uso compasional y consentimiento informado.
Eduardo Martínez Díaz, presidente de Biocubafarma, precisó que no se conoce en realidad la magnitud de los pacientes asintomáticos, y estos son la causa de la expansión de la enfermedad. Esto constituye un reto, tanto para Cuba como para el mundo.
Como se ha podido apreciar en los partes de las 11:00 am se han incrementado las pruebas para detectar enfermos, así como los laboratorios del país.
En cuanto a los test rápidos explicó que no son completamente confiables, por ello la importancia de contar con más laboratorios e incrementar la cantidad de muestras que se analizan a diario. Asimismo, se refirió a la necesidad de contar con algún test para medir los anticuerpos de los organismos.
Al referirse a una solución promisoria frente a esta enfermedad, ya es sabido que Cuba trabaja también en la búsqueda de una vacuna específica contra la COVID-19. Al respecto Vicente Vérez Bencomo, Dr. Del Instituto Finlay dijo que es un reto grande que llevará a un nivel de integración a toda la industria cubana.
Hay que continuar estudiando y entendiendo el virus y sus mecanismos de escape, explicó.
“Ahora se tiene tres proyectos. Se trabaja en los antígenos del virus. Y trabajamos para atajar los trucos del virus. Entre ellos los mecanismos de expansión viral que se descubrió en los estudios del SIDA en los 2000 y más tarde, 2004, para el Sars, y que se trata de secuestrar células que lo detectan”.
Explicó además que en la medida en que se encuentra mecanismo para detectar esos trucos del virus, pues se tendrá más capacidades de combatirlo.
“Es un reto complejo, la ciencia mundial está volcada hacia esto. Muchos sueñan con la vacuna específica, pero tiene un problema y es que la mayor parte de las tecnologías que se están usando son nuevas”.
Por lo tanto, estamos en un camino que tenemos que lograr acórtalo, y usar toda nuestra inteligencia porque es una batalla que fundamentalmente se ha de ganar a pensamiento.
Lo que se hace hoy es sobre todo con lo que tenemos. No hay tiempo de desarrollar una vacuna específica porque la afectación de la pandemia es una realidad.
Por su parte, Guillén subrayó el reto que constituye el trabajo en una vacuna específica.
Hizo especial énfasis en la población que quedará susceptible una vez haya pasado el virus. De ahí la importancia de, aunque sea a largo plazo, dar con una vacuna específica.
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