Si alguna enseñanza ha dejado la COVID-19 en Cuba es que existe una necesidad real de fomentar la participación de los diferentes sectores del país en la gestión del gobierno. Así lo han demostrado, por ejemplo, los economistas con sus previsiones, los matemáticos y las curvas de pronósticos, los geógrafos y sus estudios territoriales, y por supuesto la ciencia, con sus aportes transversales en estos tiempos de crisis pandémica.
La ciencia, la tecnología y la innovación en Cuba se han consolidado en estos últimos meses, dando respuesta a las líneas fundamentales del desarrollo, solucionando problemas de carácter nacional, estableciendo alianzas con las universidades y otras importantes áreas estratégicas del país.
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No obstante, es válido aclarar que el resultado obtenido en el contexto actual por la ciencia cubana no es algo repentino, sino que constituye el reflejo de años de trabajo y de la necesaria unión entre el sector y el gobierno del país.
“La experiencia de Cuba incluye una influyente participación del Estado en las actividades de producción, difusión y uso del conocimiento, donde resalta especialmente la estrategia de incorporación de la investigación científica a las universidades, bien articulada al proyecto nacional, a fin de alcanzar un mayor bienestar de nuestro pueblo”, destacan el presidente de la República, Miguel Díaz-Canel y Jorge Núñez, presidente la Cátedra Ciencia, Tecnología y Sociedad, de la Universidad de La Habana, en el artículo Gestión gubernamental y ciencia cubana en el enfrentamiento a la COVID-19*.
Entonces, ¿por qué es tan importante la triada ciencia-Estado-gobierno? En el caso cubano, la ciencia ya no les pertenece solo a los científicos, sino que trabajan en conjunto con el Estado y así garantizan, entre otras cuestiones, el financiamiento de las actividades de investigación y desarrollo.
Es por eso que el avance de la biotecnología en Cuba y su contribución constante al Sistema de Salud no se debe minimizar a que contamos con buenas instituciones y profesionales. A este resultado es imprescindible sumarle la política histórica del país que se encuentra orientada a fortalecer el sistema de salud, con carácter público, gratuito y de calidad.
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Sí, a la ciencia cubana le quedan retos por delante, pero avanzar cuando se tiene el apoyo total del gobierno no resulta complicado. Estos son tiempos en que el sector de la ciencia debe producir, crear, innovar, sin perder los valores que la han guiado hasta ahora: la capacidad y la satisfacción de poner el conocimiento en función de la población.
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