El vocablo sueño viene del latín somnus, somnoliento; designa tanto el acto de dormir como el deseo de hacerlo o tener sueño.
Los niños pequeños deben dormir a intervalos varias veces en el día, pero en el adulto el sueño nocturno de unas ocho horas, se fragmenta en cuatro o cinco etapas de unos 90 a 120 minutos cada una. La necesidad de sueño en ellos puede oscilar entre 5 y 9 horas diarias.
En épocas de mucha actividad intelectual puede aumentar la necesidad de dormir; el estrés, la ansiedad o el ejercicio físico practicado por la tarde pueden disminuir la cantidad de sueño.
La tendencia fisiológica normal, no siempre posible de cumplir, es retrasar ligeramente la fase de sueño con respecto al ciclo convencional de 24 horas y dormir una corta siesta en horas del mediodía.
ESENCIAL PARA LA VIDA
El sueño representa una función vital imprescindible pues la existencia es imposible sin dormir. Es restaurador, pues el sueño recompone el cuerpo cada día, además de ser complementario y fundamental para asegurar la vigilia. Se duerme para poder sentirse despierto al día siguiente. Fisiológicamente es necesario.
Durante el estado de sueño, determinados sistemas se activan diez veces más en comparación con el estado de vigilia, permitiendo a los residuos de las células cerebrales eliminarse con mayor eficacia.
Al dormir se produce una contracción de las células cerebrales, creándose así más espacio entre ellas, lo que permite al líquido cefalorraquídeo circular más fácilmente a través del tejido cerebral. De esta manera se limpian más libremente residuos tales como la proteína beta-amiloide, responsable de la enfermedad de Alzheimer.
SUEÑO Y MEMORIA
El sueño participa en la consolidación de la memoria reciente, según confirman algunos estudios. Se compara el proceso de ordenamiento de la memoria durante el sueño con el mecanismo de desfragmentación de la memoria de las computadoras. Ambos persiguen el mismo objetivo de mantenimiento y economía de recursos. Dormir nos prepara para una mejor disponibilidad operativa de nuestra memoria durante los momentos de mayor utilidad, como estar despierto o en actividad.
Por otro lado, la memoria de trabajo se ve afectada por la falta de sueño. Ella es importante porque mantiene activa la información para su posterior procesamiento y apoya las funciones cognitivas de alto nivel, como la toma de decisiones, el razonamiento y la memoria episódica.
Diversos estudios sugieren la existencia de una correlación entre el sueño y las funciones de la memoria, como es el aprendizaje. Una parte esencial de este proceso está basada en determinadas ramificaciones de las células nerviosas donde ellas envían información a otras células para hacer nuevas conexiones neuronales. Para realizarse este proceso, estos conectores no deben recibir ningún tipo de información externa y por ello se sugiere su ocurrencia durante el sueño.
A SUEÑO PROVECHOSO MEJOR MEMORIA
Dormir bien toda la noche puede ayudar a recordar nuevos rostros y nombres, mejorando distintos tipos de memoria. En algunos estudios anteriores se había demostrado como las siestas pueden mejorar esta capacidad, pero ahora ya se conoce el impacto positivo del sueño de toda una noche sobre el aprendizaje.
Según una investigación realizada en el Hospital Brigham and Women's de Boston, cuando los participantes tuvieron la oportunidad de dormir felizmente toda una noche, su capacidad de identificar correctamente un nombre asociado con la cara y su confianza en sus respuestas mejoró de forma significativa.
Estos resultados también sugieren cómo dormir bien toda una noche tras aprender cosas nuevas podría ayudar a las personas a recordar más de esa nueva información. Con todos estos resultados el sueño se demuestra como importante para aprender cosas novedosas.
Mientras las personas envejecen probablemente padezcan de perturbaciones y trastornos del sueño; este hecho podría a su vez provocar problemas con la memoria.
Al resolver los problemas del sueño en las edades mayores, e incluso en los insomnes de menor edad, tal vez se puedan mejorar sus capacidades de aprender cosas nuevas sin importar los años vividos.
Juan Ernesto
25/8/17 7:30
BinMarcerl. Y también el bombillito rojo de los televisores en los cuartos que se quedan encendidos. Pero ya aparece escritos en varios artículos cubanos y extranjeros. Sugiero hagas rápida bísqueda por Google o Cubadebate. Yo lo he leído, parece hacen daño, pero no me acuerdo por donde los encontré
Lic. Marcel
22/8/17 12:32
Buen artículo. Me hubiese gustado conocer la opinón acerca de los ordenadores y pantallas de teléfono encendidas de noche, ya que considero que es uno de los factores que más afecta la salud y la calidad del sueño. Gracias
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