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viernes, 22 de noviembre de 2024

Versiones, adaptaciones, covers y reciclajes (I)

Se manifiestan diversas gradaciones y variantes de interrelaciones entre la obra original y la versión, entre las divisiones referenciales de creación y apropiación…

José Ángel Téllez Villalón
en Exclusivo 08/11/2022
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Rita Montaner
¿Quién dejaría de reconocer los aportes que hizo Rita Montaner al “Manicero” de Moisés Simons?

La inspiración, la recreación o el plagio han sido prácticas tradicionales en la historia de arte. En muchos casos forma parte del proceso de aprendizaje. En las obras primeras de los aprendices a artistas es muy fácil descubrir las influencias de los grandes autores, de sus grandes maestros, con sus obras  memorables, paradigmáticas y aplastantes. Lo penoso es cuando copiar se convierte en un hábito,  porque resulta lo más cómodo,  cuando la reproducción mimética de lo ya creado es a lo único  que se alcanza.

Autores como Arnd Schneider se refieren al concepto de apropiación, como práctica hermenéutica que puede ser caracterizado como un procedimiento de aprendizaje comprensivo a través del cual los elementos adoptan nuevos significados. En dicho acto, tanto el objeto apropiado como el sujeto que se apropia se ven modificados.

Vale decir al respecto,  que aunque tradicionalmente se ha reconocido el aporte autoral y la originalidad, en cualquier composición, versión o arreglo existe cierta dosis de continuidad, de apropiación de pasajes,  soluciones técnicas o  “patrones” estéticos precedentes. Las diferentes composiciones o creaciones musicales pueden ubicarse siempre en algún lugar de la línea de continuidad que existe entre los polos de la creación individual y del anonimato o creación colectiva

Se manifiestan  diversas gradaciones y variantes, de interrelaciones entre la obra original y la versión, entre las divisiones  referenciales de creación (o composición) y apropiación (o interpretación), que desdibujan los  límites entre tipos de música (académica, popular,  folclórica, industrial) y que trasciende cualquier asociación esencialista entre música, de lugar o de tiempo.

El llamado Cover es lo más cercano a la copia. Se reproduce la versión original o masters, por lo general de  canciones exitosas o de agrupaciones famosas.

La realización de versiones ha sido un procedimiento compositivo totalmente legítimo.  Sobre todo, cuando con el arreglo  se desmorona  o trasciende el divisor establecido entre autor e intérprete. Algunos intérpretes  se refieren a “hacer suyo”, el tema original, al resignificar algunos signos  o elementos de la obra original, pero sin diluir sus esencias, lo que motiva su revisita. Ya por gustos personales o porque resultó un éxito al estrenarse en otro tiempo o lugar.

A diferencia del cover, la adaptación nos regala un aire distinto a la canción original. La versión perfecta es aquella que respetando al máximo la canción original y tomándola como modelo consigue crear una obra independiente que adquiere identidad propia.

Se dan también los casos de las adaptaciones, cuando se toman elementos de un contexto  y se traslada o  integra en otro, con la intención de  acercarlos a otro público. Se trate de  traducirlos de un idioma  extranjero al local o de transportarlos a un género más popular, de traer lo  “de afuera”, o “lo viejo”. De actualizarlos o acomodarlos a nuevas expectativas o prácticas de  recepción; de poner al día temas “tradicionales”, acelerándoles  el ritmo  o arropándolo con nuevas sonoridades o timbres.  Variantes de adaptación son las parodias humorísticas  y los gingles promocionales. 

Más recientemente, ha devenido tendencia reciclaje musical digital. La  producción y consumo musical de la creación de artefactos audiovisuales musicales por medio de técnicas como el  sampleo, el remix, el mashup, los doblajes dub’s u overdub’s, los pseudo videoclips y los cut-ups. Se trata del reciclaje y su posterior distribución masiva y libre por Internet, de  materiales preexistentes que han sido extraídos de otras fuentes u objetos sonoros, audiovisuales o multimedia, de los cuales formaban parte integral.

Esta materia prima  pueden ser otras piezas de música o videos musicales, banda sonora de películas, programas de radio o televisión, discursos de políticos o personalidades, paisaje sonoro urbano o rural,  artefactos audiovisuales como spots publicitarios, fotos, imágenes de programas de televisión como telediarios o películas, texto, etc.

Esto fragmentos cortados y reensamblados genera una descontextualización y recontextualización de estos, un desplazamiento sensible y la generación de  nuevos sentidos. Los fragmentos seleccionados pueden establecer diferentes relaciones semióticas entre ellos, en relación con los emplazamientos de los que provienen, o en relación con el nuevo objeto o artefacto al cual se integran.

Prácticas estas que tensionan los modos de recepcionar la música y los videoclips, sino  también las regulaciones en materia de derecho de autor  o copyright.  En un contexto de creciente voracidad de las empresas que gestionan los derechos editoriales y de autor, y por tanto el consumo de estos productos. El delirio recaudador al que se ha llegado,   bajo una lógica mercantilista e individualista,  impacta no sólo en los modos en que accedemos a la música,  sino en las situaciones en las cuales esta se socializa o consume, en que la vivenciamos y nos influye; impacta en el ámbito privado e íntimo de la producción de significado personal y social  con estos símbolos audiovisuales.

En tal sentido,  Ley de los Derechos del Autor y del Artista Intérprete, aprobada recientemente en la  Asamblea Nacional del Poder Popular, incorpora  derechos similares al autor para los artistas intérpretes y ejecutantes. A un director de escena  como a un director de orquesta se le tendrán se le reconocerán sus derechos. Como afirmé en  otro texto,  ¿Quién dejaría de reconocer  los aportes que hizo Rita Montaner al “Manicero” de  Moisés Simons,  o los que hace actualmente  la Banda Municipal de  Boyeros, bajo la dirección de Daya Aceituno,  a los mambos  de  Pérez Prado? 

Lo importante no es la operatoria, o el modo de intervenir el tema original. Lo que se ha de evaluar es el  resultado. Si derivó en un plagio barato, o la originalidad  del gesto  generó una obra con identidad propia,  que podrían ajustarse a la regla del “derecho de cita” en lugar de una  “obra derivada”.

El sampling, como  otras de las técnicas mencionadas, debe valorarse  como un nuevo recurso, para poner a prueba la creatividad de los músicos y productores.  Son nuevas manifestaciones de la continua  evolución del arte, como lo fue en algún momento el piano, o los sintetizadores electrónicos. Son como nuevos instrumentos para el impulso evolutivo y el enriquecimiento de la cultura humana.


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José Ángel Téllez Villalón

Periodista cultural


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