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lunes, 18 de noviembre de 2024

Venezuela somos todos

Cubahora conversa con AIyad Zedan, uno de los cientos de jóvenes que estudian en la Escuela Latinoamericana de Medicina de Caracas...

Bertha Caridad Mojena Milián en Exclusivo 16/03/2015
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A AIyad Zedan lo conocí en el Cuartel de la Montaña, mientras conversaba animadamente con un grupo de médicos cubanos y trabajadoras comunitarias de la salud que rendían tributo al Comandante eterno Hugo Chávez.

Parecía uno más entre aquellas personas que no podían contener la emoción cuando se acercaban al lugar donde está sembrado para siempre el líder de la Revolución Bolivariana. Eso sí, resaltaba por su rosto juvenil y por estar muy callado, siempre callado, observándolo todo, queriendo escudriñar hasta la última foto u objeto que se resguarda en aquel lugar sagrado.

Minutos después lo escuché hablar de Palestina y entendí que es uno de los cientos de jóvenes que estudian en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) de Caracas, esta vez intentando contar sus experiencias y agradeciendo a los pueblos de Cuba y Venezuela, a Fidel, Chávez y Maduro por darles esa oportunidad.

Luego de su intervención ante cientos de personas allí reunidas, me acerqué, me presenté y para mi asombro absoluto me pidió – en su español no tan claro- un abrazo. “Sí, un abrazo, pero no es para ti, es para Cuba, para el pueblo cubano”, me dijo,  y por supuesto que accedí con esa enorme sensación de orgullo por nuestra tierra que a veces intentamos disfrazar, pero siempre nos acompaña a donde vamos.

Supe entonces que apenas tiene 22 años, que llegó a tierras bolivarianas hace ya cuatro y desde entonces se integró a esa gran masa de jóvenes de todos los continentes que se unen como uno solo cuando se les da una  como esta. Cursa el cuarto año de medicina y en Venezuela se siente como en su propia casa, aunque no pueda apartarse ni por un instante de sus raíces, su identidad, su historia.

“Venezuela, como Cuba, es uno de esos países que siempre ha estado al lado del pueblo palestino, que reconoce nuestras luchas, que denuncia lo que nos hacen, que entiende nuestra causa y que extienden su mano para ayudarnos”, reconoce el joven palestino.

La ELAM: una escuela llena de vida, de solidaridad

La Escuela Latinoamericanade Medicina “Salvador Allende” en Venezuela, es la materialización de un sueño de los Comandantes Chávez y Fidel para llegar hasta las personas más necesitadas, los que durante siglos habían sido excluidos y ahora recibirían de primera mano atención especializada mediante la formación de miles de jóvenes como médicos integrales comunitarios.

Octubre de 2005 marcó el inicio de este proyecto que tendría como centro el respeto y la defensa de la vida, desechando las prácticas de la medicina mercantilista que el capitalismo ha impuesto a muchos pueblos del mundo.

En abril de 2007 se crea la ELAM en Venezuela con estudiantes de 13 países y teniendo como referencia la experiencia de Cuba, aunque en la tierra de Bolívar el proyecto toma dimensiones superiores mediante una política de municipalización de la enseñanza universitaria que hasta nuestros días rige los principales programas nacionales de formación integral.

Actualmente estudian en esta ELAM jóvenes de 44 países y de 24 pueblos originarios de todos los rincones del país suramericano, erigiéndose en una institución para la colaboración, el entendimiento, la integración de los pueblos mediante una ética humanista y una defensa permanente por la vida.

Un joven y un pueblo pacífico, pero no desarmado

Alyad intenta contarme un poco de su vida pero siente pena por no poder expresar lo que quiere, teme que no pueda entender lo que me explica por su dificultad para hablar de forma fluida el idioma español aunque dice que me entiende a mí perfectamente.

“Casi todos mis profesores son cubanos” - me dice-  “y me siento contento por eso, ellos nos enseñan no solo a dar medicinas, ellos tienen cultura de vida, amor en todo lo que hacen”.

Recuerda que durante uno de los días de práctica en un Centro de Diagnóstico Integral (CDI) en los que laboran venezolanos y cubanos, un paciente dijo sentirse aliviado de una dolencia por la cual recurría allí, solo por la forma en que lo trataban, por la sonrisa y la delicadeza con la que el médico acudió a atenderlo.

Para este joven estudiante de medicina venir desde tan lejos para formarse como persona, como ser humano, es lo mejor que le pudo pasar. “Nunca soñé que haría algo así, lo quería, pero no lo decía porque me parecía un imposible pero ahora lo más bueno es poder graduarnos para atender a los que están en nuestros orígenes”, asegura.

Mientras conversábamos, a Alyad Zedan le rodean otras personas, comparte con todos, habla como si de todos aprendiera y a todos agradece estar en esta tierra amiga. Reconoce en cada uno de los venezolanos y cubanos que ese día acudimos al Cuartel de la Montaña, una persona cercana y  obsequia con orgullo al abuelito de mayor edad de una familia indígena que también visitaba el lugar una bufanda que representa a Palestina.

Para él no hay fronteras, ni geografías, ni idiomas, ni creencias religiosas, ni barreras que aíslen a los seres humanos que creen en la paz y el amor. Por eso califica de “locura” la idea de que Venezuela pueda ser una amenaza para alguien, para otro país.

“Quienes creen eso serán los mismos que no quieren la vida y oprimen a mi pueblo y a muchos otros en el mundo. Son los mismos”, afirma.

“Pero Venezuela no está sola”, me repite una y otra vez el joven palestino. “Yo digo entonces a la burguesía que solo cree en dinero que al igual que mi pueblo, en Venezuela son pacíficos pero no desarmados y que este pueblo tiene otro hijo para defenderla y quererla, tiene en la ELAM muchos hijos, porque Venezuela somos todos”.


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Bertha Caridad Mojena Milián

Joven periodista. Pinareña hasta la médula. Amante de la paz y de la risa.


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