La vida de Dainel Hernández está ligada a una tradición asumida por su padre y abuelo: vivir y trabajar la tierra. Un camino difícil de transitar con éxito para un joven de 19 años: la dureza de las jornadas y los malabares para lograr una cosecha hacen que “pinchar” en el campo sea poco atractivo.
Para Cuba, las palabras produccción y tierra se han convertido en términos casi antagónicos. Los datos recogidos por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) arrojan que de la superficie agrícola cultivable, solo se aprovecha aproximadamente el 42%, una cifra todavía baja para las necesidades del país.
Si a esto sumamos la poca modernización de la técnicas agrícolas en las esferas estatal y cooperativa, el alto costo de los fertilizantes y su existencia para los campesinos en ocasiones solo en el mercado negro; la compleja cadena de distribución de los productos desde el suelo hasta los mercados, el rompecabezas se torna complicado para quienes dan sus primeros pasos en el milenario arte de sembrar.
Durante la jornada inaugural del XI Congreso de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), Marino Murillo alertó: “Para ir recuperando espacio, la agricultura debe crecer más rápido que el ritmo global de nuestra economía. Eso significa que como no producimos todos los alimentos que deberíamos, hay que importar 2 000 millones de dólares en alimentos todos los años. De eso, no todo se puede producir en Cuba, pero se puede obtener aproximadamente el 50 % y ya el panorama de la economía cubana sería diferente”.
En 2014 la agricultura aportaba al PIB un 3,8 %, una cifra todavía discreta.
No obstante, los datos del primer semestre del 2015 sobre la producción agropecuaria reflejan una mejoría con respecto al año anterior. Según la ONEI, la producción de viandas se incrementó en 176,9 miles de toneladas, lo que significa el 16,5%; mientras que la producción de hortalizas creció un 14,6%. Otros sectores como la producción ganadera también presentaron avances.
Producción agrícola en el primer semestre 2015. (ONEI)
Si la tendencia de crecimiento en la producción agropecuaria continúa, quizás los números dejen de representar cifras frías y se conviertan en una realidad palpable en la mesa de los cubanos.
Beneficios, utilidad y reconocimiento social son otros de los ingredientes a incorporar para hacer atractivo un sector en el que muy pocos jóvenes se aventuran y en donde los de más experiencia transitan con incertidumbre. Un camino complicado, lleno de variables objetivas y subjetivas, un rompecabezas donde las últimas fichas las sigue escondiendo la tierra.
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