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sábado, 23 de noviembre de 2024

Piénsatelo (+Caricaturas)

Me apunto en el bando de quienes no le ponen al día del amor una fecha, la cosa así es más duradera y menos estresante...

Leticia Martínez Hernández en Exclusivo 14/02/2018
5 comentarios
Día de los enamorados2
Día de los enamorados2 (Alfredo Lorenzo Martirena Hernández / Cubahora)

Nada parece menos romántico que un miércoles para un 14 de febrero. A la mitad de todo, en plena semana laboral, cuando no te has podido escapar de las ocho horas de trabajo para comprar un regalo y muchos menos para tener un almuerzo romántico.

Nos queda la noche, dirán algunos. Pero, si además eres madre de dos niñas, es poco probable que luego de las cinco de la tarde te queden deseos para preparar una cena con velas o una salida nocturna. Primero porque: ¿con quién dejas a las niñas? Y segundo: no se puede trasnochar un miércoles cuando le sigue un jueves con escuela y círculo a primera hora.

O sea, este 14 de febrero tiene color de miércoles o quizás no era yo la más indicada para escribir este día. Hoy lloverán las postales, los jardines quedarán arrasados como después de huracán, el azúcar en sangre subirá a causa de tanto bombón y las declaraciones de amor estarán a la orden del día. A los que tengan tiempo o sencillamente marcan esta fecha como especial, lo cual es  más que válido, les quedará la postal, el oso de peluche, el ramo de flores o, en el mejor de los casos, un anillo en el dedo. El amor estará en el aire, al menos 24 horas.

Para quienes no tengan tiempo, o dinero, que no es lo mismo pero es igual, tampoco es el fin del mundo. Habrá que exprimirse el cerebro, ponerse creativo, sumarse a la pandilla de los alternativos y si es preciso hacer collares de semillas. Yo me apunto en el bando de quienes no le ponen al día del amor una fecha, la cosa así es más duradera y menos estresante.

En mi andanza por las redes sociales he encontrado una invitación tremenda. La he hecho mía y nos hemos reído hasta el cansancio. Así decía: “Tú y yo pagando el recibo de la luz y el agua juntos. No sé. Piénsatelo”. Coincidamos que no es rosa, pero simpática sí que está.

Porque de eso también se trata este día. Hay que relajarse, soltar ataduras, zafarse del regalo con cintas y corazones. Por cierto, llevo una semana buscando una almohada para regalar este miércoles, no la he encontrado y para colmo de males él tiene trabajo hasta tarde. Nuestro 14 de febrero tendrá que convertirse en 15, quizás en 16 o 23. Pero la invitación se mantiene en pie. El recibo de la luz y el agua hay que pagarlo, sí o sí.

En serio, piénsatelo, el 14 de febrero estresa, el estrés causa infarto y nada parece menos romántico que un corazón infartado, bueno sí, un miércoles para el amor.


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Leticia Martínez Hernández

Madre y periodista, ambas profesiones a tiempo completo...

Se han publicado 5 comentarios


Elio
 15/2/18 10:17

Pienso Leti que encontrarás tu almohada, y que es cierto que cualquier momento es bueno para celebrar el Amor. Releí tu artículo, ya sabes que me encantó, y me inspiró a narrarte esto; que es mi mejor regalo para ELLA (ella sabe quién es, y a quien prestar, en caso necesario, solo su silueta, para que otro enamorado “pueda hacer de las suyas”)

 

Parece un sueño; después de estacionar el carro en pleno costado del Malecón, comenzó él la conversación con su compañera a eso de las siete, pleno atardecer, dando lectura integra a las Crónicas de Amaury Pérez.

Le dijo a ella que Amaury es irreverente como el amor; ella al escucharlas, y con una emoción en ascenso, exclamó que todo tipo de sentimientos humanos aflora con esas Crónicas, y le preguntó a él, o sea a mí porque es mi sueño, que por qué Amaury no había seguido escribiéndolas.

Resulta que el amor se detiene en el tiempo,y te arropa con una inmensa fantasía que no puedes compraren ningún momento; es el amor, en ocasiones, como Amaury, incomprendido, pero al fin y al cabo te hace sonreír, llorar de alegría, emocionarte con una frase, y hasta permite que ella palidezca; instante en que él acercó sus labios y derramó, porque fue eso, inmensos besos en todo su rostro.

Los ojos de ella se humedecieron, la piel de sus brazos adquirió un nuevo matiz, sus dedos se entrelazaron con los de él, y en ese momento, ambos no sabían, ni pensaron, qué tiempo era, y no porque no les interesara, sino porque estaban seguros; era su gran tiempo, ese era el mayor instante en su galaxia, porque cada enamorado tiene una que comparte con una sola persona, era el tiempo del verdadero amor; del éxtasis, de la emoción sin límites, donde la fuerza es como una estridente caricia, que viene, aunque digan que no, únicamente del corazón.

Después de no se sabe cuántos minutos, y aún en pleno goce espiritual, él sonríe, ella agradece, ambos piensan en Amaury, para que se sepa que no solo las Ninfas despiertan al amor, sino también un inmenso artista cubano que defiende la amistad; y así permanecieron, abrazados ambos, en mi sueño….. Aunque tenga que apresurarme para limpiar el salitre que quedó en el parabrisas del carro.

Una dama
 15/2/18 8:58

Leticia, muy bueno su comentario, me gustó. pero el escrito de Elio me dejó fascinada...linda historia, gracias por contarla. Yo soy una mujer solitaria que de mi fracaso anterior no me recupero y han pasado cinco años. FELICIDADES A TODOS LOS QUE AMAN.

elio
 14/2/18 15:39

Leti, como sabes, te adoramos; me encantó tu trabajo, y por lo tanto te dedico esta anécdota:

Luanda, pleno 1988, el embajador Puente Ferro me envía al aeropuerto a darle la bienvenida a los compañeros que llegados de Cuba engrosarían la nómina de la embajada. Como era una misión agradable, partí para allá de muy buen gusto.

En plena escalinata del avión veo bajar al grupo del ISRI, que portaba una bandera cubana, y una pancarta con unas palabras de nuestro canciller de la dignidad.

Desde allí veo descender a una muchacha, trigueña, hermosa a primera vista, y algo me estremeció; cambie la vista bruscamente al percatarme que se trataba de lanovia de mi compañero, con el que había trabajado seis meses atrás, en la oficina de cultura.

Ella, por suerte para mi educación algo católica, apenas se dio cuenta de mi existencia; después de los trámites de rigor los traslade a la casa de visita de la embajada, donde los alojaron.

Al día siguiente, el consejero de cultura me dijo que tenía que trasladarle a ella todo cuando había podido acumular de experiencia en el trabajo, puesto que sería mi sustituta.

Una vez solos, comencé explicándole que trabajaríamos juntos, hasta que yo pudiera trasladarme, me preguntó por qué, le dije sin miramiento alguno, y sin que me cogiera lastima, “trabajé con tu novio viendo tu foto en el burótodos los días, y al verte descender del avión, sentí no solo el flechazo de Cupido sino una batería de morteros sudafricanos sobre mi cabeza; simplemente estoy enamorado de ti”.

Me sonrió, “eres tal y como te perfilaron en Cuba”, atónito me quede cuando dijo,“yo fui quien pidió trabajar contigo, en las cartas de mi novio supe quien tu eres, hay compañeros en el MINREX que te adoran, y eres inteligente, así que no te preocupes, vine a aprender, ah, y también sabía que te enamorarías de mí, por pura perspicacia femenina”, y sonrió nuevamente.

No supe que hacer, juro que trabajamos juntos varias semanas, al cabo de las cuales se celebró un cumpleaños colectivo; música romántica, un gorrión inmenso, algún que otro “bárbaro” queriendo “engrampar niñas”, pero yo, super cuidadoso, porque mi mente se debatía entre los recuerdos de mi esposa en Cuba, y los deseos por esta inmensa mujer, que a diario veía, disfrutaba de su existencia, y la ayudaba en todo cuando estuviera a mi alcance.

Juré no bailar, con el pretexto de un esguince, hasta que se me acercaron sonrientes dos compañeros, “oye, en la oficina de ustedes dos parece que el mismo buró les cayo arriba, puesto que la compañera nueva también tiene un esguince”, me puse super colorado de la vergüenza.

Ella caminó hacia mí, algo lenta, se me sentó al lado con un traguito, yo me puse chiquitico cuando la vi, le celebré el vestido, ella no dejaba de reír porque sin ponernos de acuerdo, habíamos inventado el mismo argumento para no bailar con alguien más, y entonces fue cuando resonó la música de “Mujer enamorada”, deBarbraStreissand, ella me tomó de la mano, y sin pedirme permiso me llevóal centro del salón; me pareció que fueron los dos esguinces quienes bailaron, sentí la vista de todos los presentes sobre la figura de su lindo vestido.

El mundo para míya era solamente ella. Me miró fijamente y exclamo: por tu físico y facilidad de expresión, das la imagen de un mujeriego, y apenas se imaginan que eres el hombre más correcto del universo, me has respetado en todo momento. He aprendido contigo a ser mejor profesional, has sabido cuidar de mí, con esmero, tal y como se cuida de una flor. Muchas gracias; y me dio un beso en la mejilla.

Al otro día, y de manera bastante brusca me vi en un AN-12, camino al Frente Sur, donde permanecí hasta que concluí la misión.

Unos dos años después, me la encuentro en la calle, nos saludamos, me entero que se casó, tiene una niña, y trabaja como primera secretaria en la embajada en Austria, me da su dirección, y me dice que dentro de siete días vaya a visitarla.

Así lo hago, me abre una mujer que se me presenta como su madre, y me entrega una tarjeta, después de aclararme que el dia anterior habían partido de viaje los tres. “Me dijo que te entregara esto”, y con una mirada algo curiosa, agregó, “juro que no he leído su contenido”.

La tarjeta dice: “Yo también me enamoré de ti, y desde la gran distancia de nuestros labios, sentí lo que nunca antes. Te lo agradezco, porque este es el verdadero amor. Por siempre tuya”.

 

 

Iliana
 14/2/18 14:09

Leticia, muy cierto y gracioso tu escrito, no te preocupes cualquier día aparece  la almohada y celebras este día, no importa cuando.

anonimo
 14/2/18 12:36

Muy buen articulo. me retrataron

 

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