Recuerdo de niña las tantas veces que un ciclón impactó mi provincia y nos puso en alerta. Hasta la celebración de mis 15 años hubo que modificarla por la llegada del huracán Alberto, aquel que convirtió parte de la ciudad en un extenso mar y propició que una vaca se "alojara" en el segundo piso del hotel principal de Pinar del Río.
Ya he dicho que soy de Vueltabajo: eso es un punto a mi favor, crecí escuchando historias y observando a mi alrededor los preparativos para enfrentar desastres y minimizar daños. Es una cultura con la que se aprende a vivir.
Después me hice reportera y aprendí a mirar estos fenómenos con otros ojos. Cuando se anuncia la presencia cercana de un ciclón, las redacciones periodísticas de esta provincia se vuelven hormigueros donde todos tienen un rol que cumplir. Lo cotidiano queda atrás y se asumen las estrategias elaboradas con anterioridad en el medio, para enfrentar estas situaciones.
Prepararse para hacer una cobertura informativa de huracanes entraña responsabilidad, estudio, preparación, horas de búsqueda bibliográfica de antecedentes. Es un compromiso que asumes y que define tu actuación en momentos de desastres.
En temporada ciclónica las rutinas de trabajo se modifican y te vuelves reportero, meteorólogo y hasta consejero. Muchas veces actúas por instinto ante situaciones específicas por tener ya incorporado esos saberes que te permiten operar de acuerdo al momento.
De mi experiencia en estas coberturas, que han sido unas cuantas hasta hoy, puedo asegurar que lo más importante es poner tu profesión por encima de cualquier necesidad personal, porque siempre, en estas circunstancias, hay millones de personas pendientes de lo que ha sucedido y es el periodista la vía para mostrar lo que ha pasado.
Para eso también se necesita una retaguardia segura en casa, que vele por lo que dejamos atrás.
Llegar a una zona devastada por el paso de un fenómeno meteorológico sobrecoge. Y el hecho de que un periodista haya visto escenas como estas en ocasiones anteriores, no lo hace inmune al dolor. Muchas veces, y lo cuento por mi experiencia personal, me aparté unos segundos para respirar y secarme una lágrima, antes de entrevistar a un damnificado.
Los periodistas debemos buscar en estas coberturas lo que otros quisieran ver, ponernos en el lugar del que lo perdió todo, expresar los términos correctamente, tener seguridad y sobre todo, adoptar medidas para preservar nuestras vidas en medio de complicadas circunstancias.
Hoy cuando el poderoso huracán Matthew deja sus efectos sobre Cuba, no puedo dejar de hacer periodismo y desde las redes sociales, sigo el fenómeno y ya quisiera estar donde mis colegas de las zonas impactadas, esa es una sensación que cualquier periodista pinareño siente en estos momentos.
Por eso, aunque un ciclón no pase por Pinar del Río, los periodistas de este territorio siempre estaremos a su caza.
Claritza
5/10/16 21:03
Ver las imagenes desgarradoras de este huracan fue retornar en el tiempo 8 años atras. Cuando en las primeras hora de hoy veia el !er pase al Sistema Informativo desde Holguin y de Guaantanamo, me dije, "no se pude comparar con el Gustav ni el Ike",pero unas horas mas tarde el dolor me sobrecogio, y recorde mi pueblo cuando en solo 7 dias nos atravesaron dos potentes huracanes, dejando cuantiosos daños y mas de 30 mil familias con sus viviendas destruidas. Latentes las horas de desvelo , de trabajo intenso.... pero cuanto orgullo de servir al pueblo ,y luego el poder mostrar la recuparacion... Confianza en la revolucion no puede faltar, jamas los desamparara.. Un saludo a los colegas del oriente cubano y un abrazo a nuestra amiga Belkis.
Ive
5/10/16 15:55
Los cubanos estamos muy agradecidos de los periodistas que están a la caza de huracanes, cuando conocemos los lugares antes de pasar las incontrolables fuerzas de un ciclón, entonces las imágenes atrapadas por los reporteros nos sobrecogen e impacta el coraje de los que han bandonado a sus familiares para cumplir con el deber de informar a los demás, de que sus ojos sean los ojos los de los demás.
Por eso damos las gracias a los periodistas de Solvisón, que arriesgaron la vida en la carretera Guantánamo - Baracoa en la zona del "Bate Bate", donde el mar esta a pocos metros de la carretera, las olas batiendo al compás de la fuerza de los vientos, las piedras, los árboles en la carretera, la lluvia persistente y ellos allí filmando.
Gracias a Cristina Escobar, a Mabel Pozo de CMKS, a Idolkis Argüellez, a Diamela González, Lazaro Manuel Alonso, @labaracoense y tantos otros, tan jóvenes y tan profesionales; cumplieron la misión de informar para prevenir.
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