El sol parece quemar su piel muy blanca, las altas temperaturas parecieran cansarle y si sopla una ráfaga de viento el polvo la aturde, solo un instante, pero se sacude y sigue, por aquellos caminos empedrados de su comunidad donde las personas más necesitadas la llaman, la acogen, presumen de ella como de un ser cercano muy querido, parte de su familia.
Yusiley Marcelo no teme entonces ni al calor, ni a las largas distancias, ni a las condiciones complejas de las vías que recorre casi todos los días, siempre en las tardes, para realizar el casa a casa, el trabajo de terreno que le permite el reconocimiento y la actualización, la cercanía con las condiciones de salud y de vida de sus pacientes.
Es una joven de pequeña estatura que conocí al frente de la Base de Misiones “Brisas de Venezuela”, la primera inaugurada en una comunidad de extrema pobreza en el Estado Monagas, reconocida por eso como el epicentro a partir del cual se extendió y comenzó la profundización del proyecto impulsado por el gobierno de Nicolás Maduro, para la atención directa a más de 1 500 comunidades en todo el país.
Con apenas 26 años de edad, la joven doctora villaclareña ya inicia su tercer año de misión en tierras bolivarianas. “Yo soy de la primera base de misiones que se inauguró aquí y esa comunidad no tiene nada que ver con la que encontramos los misioneros cuando llegamos allí. Todas las personas y factores organizados han influido positivamente para que ese lugar parezca hoy completamente nuevo”, me cuenta.
Precisa Yusiley que lo primero fue el despliegue, la presencia, después que esa presencia fuera permanente, punto de partida para ir trabajando los estados de ánimo y la calidad de vida. Y explica: “Cuando llegamos a esta comunidad las enfermedades infecto-contagiosas estaban en el primer lugar, también el parasitismo, sobre todo por problemas higiénico-sanitarios, los niveles de analfabetismo eran muy altos. Ya han pasado ocho meses desde que comenzó a funcionar y el cambio ha sido radical, hay hasta grupos culturales que funcionan todos los días. El aula está abierta también para talleres de manufacturas, seminarios, charlas educativas, actividades infantiles, de todo un poco. Por eso la Base ha tenido gran impacto en la población, en la opinión sobre el gobierno, sobre los misioneros”.
La presencia de los misioneros cubanos junto a la población en las comunidades de forma activa, todos como uno solo, han acortado también las distancias: “Ya la población reconoce que no solo tienen el Centro de Diagnóstico Integral (CDI) a donde pueden ir para atenderse porque en todas las bases de misiones están los médicos, los instructores de arte, los profes de deportes y allí se puede resolver casi todo tipo de situación porque los niveles de respuesta son altos”, afirma Yusiley.
Mientras dialogamos, la misionera cubana de Barrio Adentro Salud resalta una y otra vez la imprescindible relación de las misiones sociales con la comunidad. Al preguntarle sobre algún proyecto reciente de gran impacto en el que se ejemplifique esa unión, responde enseguida: el Programa “La Salud va a la Escuela”.
“Es un programa multidisciplinario donde los niños son atendidos por profesionales de todas las especialidades: fundamentalmente un oftalmólogo, un otorrino, un especialista en trastornos del lenguaje, un médico general integral, un odontólogo y además de censar y tener el control de las medidas antropométricas de los niños y su evolución de forma integral aprovechamos el espacio para impartir temas de interés en las escuelas y comunidades, acercar las familias a los centros docentes, en dependencia de cada lugar, claro está. Comenzó el año anterior y fueron más de un millón de niños atendidos en todo el país, la primera vez costó más trabajo, pero se ha ganado en organización y con la influencia de todas las misiones, con modelos, formularios y mayor apoyo a todos los niveles, mayor control”, describe.
La formación de nuevos médicos integrales comunitarios es otro de esos grandes retos en el que la joven cubana tiene una incidencia directa; ella es profesora de segundo año de la carrera que se imparte en el CDI al que pertenece y también en el aula de la base de misiones y ya tiene 29 estudiantes de medicina bajo su responsabilidad.
Sobre la importancia de su labor docente, resalta: “Además de todo lo que viene como parte del currículum de los estudiantes, ellos se incorporan a todas las actividades que se realizan, a las charlas, los trabajos comunitarios, no solo para que se preparen como mejores médicos, sino como mejores seres humanos. Ellos —los estudiantes— son el relevo y el relevo tiene que estar donde se necesite más, en las comunidades, no en clínicas u hospitales privados a donde la mayor parte de la población de estos lugares no puede acceder”.
Aunque reconoce que no hay ningún lugar como la propia patria de uno, para Yusiley, venezolanos y cubanos tenemos mucho que compartir y aprender: “… sobre todo se aprende que nada es imposible cuando hay voluntad y unidad. Aquí mismo todas las misiones unidas han estado a la vanguardia en todas las tareas, llegó la Base de Misiones y enseguida se avanzó también en el asfaltado de las calles, la construcción de viviendas, en muchas cosas más. Por eso es un inmenso orgullo para todos los colaboradores que estamos aquí poder acompañar al pueblo venezolano en este proceso de transformación revolucionaria que está viviendo y por supuesto, todos los días proponerse hacer las cosas mejor”, recalca.
EL SEMILLERO DE FIDEL Y CHÁVEZ
Tras la feliz oportunidad de conocer y dialogar con Yusiley, esta reportera compartió junto a ella y un grupo de colaboradores cubanos de las Bases de Misiones del Estado Monagas, con Yelitza, gobernadora de esta región del país, quien dijo sentirse emocionada y complacida con la labor de los jóvenes misioneros cubanos, a los que calificó como “el semillero de Chávez”.
“Cada día uno valora más este trabajo que hacen ustedes”, dijo la gobernadora al escuchar sus experiencias. “Cuando uno escucha sus expresiones y la concreción de ellas estamos tocando el alma de los pueblos. Hoy estas Bases de Misiones han venido a transformar lo que tenemos ahí en Barrio Adentro, donde a veces muchos de los que nos critican no son capaces de llegar porque reniegan del pueblo, de su humildad y no ven allí la grandeza, lo que somos capaces de hacer. Cuando vemos a las niñas bailar —por ejemplo— pensaba que no siempre tenemos los recursos económicos suficientes para que tengan los trajes necesarios, pero tenemos la creatividad de un pueblo para diseñarlos y es mucho más bonito porque lo hacen con mucho amor y cariño.
”Las 89 bases de misiones que están en los sectores más desposeídos del Estado sirven también para demostrar al mundo cuánto se puede hacer para transformar la pobreza. “Hay lugares donde los niños tenían los pies llenos de cayos y no había ni calles y hoy hasta hemos asfaltado y reciben todos los servicios posibles. Allí, también tienen el reto enorme de modificar y unificar el sistema de salud para la atención a todos e influir, incluso, en el ánimo del pueblo, en los hábitos de vida, las motivaciones para trabajar, para construir, para ser mejores, actuar sobre el autoestima de la gente y disminuir los índices de delincuencia y hacer ese trabajo cara a cara para que la gente reflexione y las familias cumplan su rol en la formación y el cuidado de los más jóvenes, del futuro.
”En cada una de esas historias está el legado del líder eterno Hugo Chávez. Está con nosotros porque cuando uno escucha esas experiencias maravillosas del pueblo crecemos en lo humano, como venezolanos, como pueblo y ratificamos que Chávez se hizo inmortal. Pasaremos quizás nosotros, pero el semillero de la patria seguirá germinando porque lo hizo con lo más hermoso de los seres humanos que es el amor y la pasión y donde nace el amor jamás puede morir la acción, jamás va a morir lo que Chávez entregó a nosotros”, asegura.
La gobernadora del Estado Monagas resaltó también la vocación de servicio y la grandeza humana de los misioneros cubanos para desprenderse de lo más hermoso que uno tiene en la vida, que es la familia, la Patria, para ir a servir a otros con el mismo ahínco y el mismo amor con que se sirve a la familia propia.
“Eso no lo hace todo el mundo. Eso lo hacen ustedes que están convencidos de que por donde pasan dejan vida, dejan una huella que seguimos construyendo entre todos. Es una muestra de lo que se puede hacer en el mundo por transformar modelos que han ido contra los seres humanos. Decía Chávez que lo más hermoso que uno podía hacer es dejar esa huella en lo humano, la que podamos construir. Por eso nos faltarán cosas por hacer y no faltarán obstáculos por vencer, pero hay que pensar que lo estamos haciendo con el mayor esfuerzo, con el sacrificio y con el mayor amor y pasión. Y hemos dicho que donde están estos elementos vamos a vencer cualquier tipo de maldad, de odio o de miseria humana; por eso nosotros agradecemos tanto a Fidel, a ese hombre que ha sido un baluarte para la humanidad y que nos enseñó también lo que significa llegar y tocar siempre el alma de los pueblos”, concluyó.
Kelly Madriz
10/9/15 23:22
Dios bendiga a los misioneros cubanos, gracias a los que ponen su empeño en dar lo mejor de sí y dejar huella en lo humano y espiritual de nuestro país, felicidades! Dios les guarde
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