Tomar agua en un buen vaso, entender un spot televisivo, sentirse cómodo en un sofá, entrar a una cafetería, sentirse a gusto en una casa, comprar este jabón y no aquel, elegir un vestido, preferir una mesa y no la otra, leer un cartel y detener en él la mirada durante unos minutos….
Parecen banalidades, simplezas, actos naturales de nuestra cotidianidad, pero detrás de todos ellos está el diseño, como proceso de anticipación de la realidad, que permitió que lo que alguien ideó antes de construirlo se convirtiera después en algo tangible para los demás, con funcionalidad y estética.
¿Diseño? Aquella letra y no esta, un par de rayas de más, un color en esta pared y otro en aquella, un poco de brillo o luces y cualquier otro detalle similar…
Así pueden pensar quienes no ven más allá, quienes no se han dado cuenta de que esta creación artística, como otras, es esencial en la vida humana, en tanto es consustancial a cada una de nuestras actividades.
Baste recordar que la evolución de nuestra especie, lo que hemos conocido de las diferentes sociedades que nos anteceden, ha podido conocerse a partir de objetos, casas, muebles, vasijas… Todo lo que se ha producido en cada época y que ha tenido, por tanto, un diseño detrás, aunque no se conociera como tal.
La provocación la lanzó Sergio Luis Peña, rector del Instituto Superior de Diseño (ISDI) en la Mesa Redonda de este jueves, en la que se analizaron las potencialidades de esta disciplina en el país y los retos que debe asumir. “La humanidad se inserta en una vida material que presupone el bienestar colectivo. Todo cuanto se produzca, se construya, se elabore, tiene el fin de satisfacer nuestras necesidades y elevar nuestra calidad de vida”.
Al respecto, Pedro García-Espinosa, director de la Oficina Nacional de Diseño (ONDI), señaló que solo podemos hablar de calidad cuando estemos ante un producto, tangible o no, que lleve detrás una estrategia de diseño. “No podemos ofrecerle a la población productos que se rompan con facilidad, o que estén diseñados para otro clima, que respondan a otro contexto. En el deseo de satisfacer nuestras necesidades tiene que tomarse en cuenta a un profesional que pueda, a partir de la convergencia de otras disciplinas como la arquitectura, la pintura, la ingeniería, entre otras; crear y hacerlo en función de lo que se necesita, desde el punto de vista utilitario y estético”.
“En una sociedad como la cubana —apuntó García-Espinosa— debe ofrecerse una gran variedad de opciones, todas hermosas y funcionales para los diferentes niveles de acceso. El socialismo cubano no tiene que ser feo ni incómodo, y no querrá decir esto que se gaste más de lo debido o que ignoremos nuestras limitaciones”.
“Esa es una visión errónea en torno al diseño, que asocia siempre esta especialidad con un elevado poder adquisitivo, cuando está demostrado que es una insoslayable herramienta económica que puede utilizarse a partir del ingenio del profesional, con bajos costos” —subrayó Gisela Herrera, directora de la Unidad de Desarrollo de la ONDI.
“Un mueble concebido desde la racionalidad, sin hacer uso de tanta madera ni de tantos adornos, también puede ser un mueble bello, y sobre todo, cómodo” —acotó García-Espinosa—. Racionalidad no implica fealdad, y sí ajuste económico. Se puede producir un objeto con un alto valor, desde el punto de vista del diseño, con los recursos mínimos”.
¿Pudiera concebirse una sociedad cubana “más diseñada”? Cabría la pregunta, y los especialistas se adelantan. Afirma Herrera que “…en la Cuba de hoy, con una formación de excelencia, con un claustro especializado que garantiza habilidades y competencias, existen mejores condiciones que años atrás para desplegar un concepto de diseño con todas las de la ley; pues las nuevas formas de gestión, los nuevos escenarios económicos que propone el país son una base idónea para ello. En poco tiempo, el diseño ganará espacios con más valías para el que lo hace y creará más necesidades para el que lo encargue”.
Sin embargo, todavía hay que sortear obstáculos. Otro de los invitados al programa televisivo, Evier Ramos, director de Imagen y Comunicación del ISDI, precisó que el gran problema está en que aún no se concibe al diseño como parte del proceso productivo. “En muchos casos, se le llama al final, para que ponga bonita la cosa, y eso es una señal de que no se valora su trabajo y tampoco se valora al consumidor”.
Un envase, una etiqueta, determinado color en una envoltura, fuertes contrastes, formas caprichosas… Cualquiera de esos detalles puede despertar la atención del consumidor y más allá de la compra, su uso puede ser más o menos “feliz” si se diseñó el producto desde el inicio.
A juicio de Ramos, falta todavía mucha cultura y sensibilidad en torno a este tema en los productores, pues deberían pensar más al revés, desde el otro, para concebir mejor sus propuestas. “El intrusismo profesional también le hace mucho daño al diseño, pues cualquiera que domine el manejo de un software o se tilde de tener buen gusto, no tiene por qué ser la persona ideal para realizar ese trabajo, y los resultados pueden ser catastróficos”.
“Alrededor de 1800 diseñadores existen en el país, egresados del ISDI (institución que arriba a sus 30 años de creada en octubre del presente año), en las especialidades de Diseño Industrial y de Comunicación Visual —aseguró Peña—. Están distribuidos en todo el país y cuentan con la preparación necesaria para enfrentar cualquier problemática relacionada con el diseño en cualquiera de las esferas de nuestra sociedad. Por este arsenal de profesionales con los que podemos contar y porque el socialismo tiene su esencia en el bienestar del hombre y la mejora de la calidad de vida, Cuba debería ser el paraíso del diseño”.
No obstante, pululan muebles mal hechos, anuncios de televisión irritables visualmente, paradas de guaguas horrendas, mala factura en muchas producciones… Falta cultura desde el nivel empresarial y “necesitamos cada vez más a diseñadores comprometidos con el usuario final y con la sociedad, consecuentes con los principios éticos, que no permiten supeditar la creación a una cantidad de dinero”.
El desarrollo económico de Cuba contempla una mayor exportación de los productos cubanos y una sustitución cada vez mayor de productos importados. “¿Cómo insertarnos en el ámbito internacional, competitivo por excelencia, para promover nuestras producciones? ¿Disminuimos costos de importación con productos nuestros, feos y poco funcionales? El espíritu de inventiva del cubano tiene que aprovecharse en ambos sentidos” —reflexionó García-Espinosa.
“Sin diseño no se puede construir la sociedad a la que aspiramos que, entre otras características, deberá ser con buen gusto, bonita y más funcional” —concluyó Peña.
katia
7/6/14 21:58
Bla,bla,bla....cuanto cuestan? Y de poderlos comprar....donde los venden, porque ni el rastro de muebles desbaratos que tengo en casa los puedo reparar. Jajajjj
qbano
6/6/14 20:43
en mi opinión todos deberiamos tener mas acceso a los insumos necesarios para producir! si el precio y la repartición de los insumos fuese diferente! podriamos producir mas y mejor segun nuestras necesidades! pero si los insumos estan en manos de solo unos pocos 1ro no es posible la competencia q generaría diversidad calidad y mejoras de precios! 2do no es posible que un solo grupo productor pueda responder a las necesidades de todos... 3ro la riquezas solo quedaran en manos d estos propiciando burocracia corrupcion etc o sea o cambiamos el sistema de repartición de insumos o nada va cambiar todo quedara en bellas palabras...
ernesto
6/6/14 14:59
haha y porque no ponen en el articulo el precio de esos hermosos muebles, para ver cuantos cubanos con sus modestos salarios(exepto los médicos)pueden comprarlos en un año.
Un cubano mas....
6/6/14 12:32
Es verdad que la belleza de nuestros diseñadores es innata, solo que aqui no se ven los precios, ahorrando todo mi sueldo, desde ahora, creo que podre vivir mis ultimos 5 dias de vida sentado en algo asi... que creen???
Carlos Orlando Manrique Fernández desde FB
6/6/14 11:27
#Cuba Paralavida .EL proyecto social, es el bienestar de LA FAMILIA y su calidad de vida la razón de su existencia.
cubanita soy
6/6/14 11:20
menos mal que se tocan temas como estos, los diseñadores y arquitectos de Cuba tienen que hacerlos ver y sentir los medios de comunicación, porque sino la gente seguirá haciendo chapucerías en sus casas y alrededores
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