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jueves, 7 de noviembre de 2024

Motivación: solo en su justa medida

Ingerir azúcar o sal en abundancia, o exponerse al sol sin protección constantemente traen consecuencias negativas para la persona. Todo en exceso es negativo, incluso la motivación...

Tayatne Torres Rodríguez en Exclusivo 18/08/2019
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Motivacion, Alfredo Martirena
Relajarse un poco de vez en cuando no hace daño (Alfredo Lorenzo Martirena Hernández / Cubahora)

  Se acerca un evento importante, quizás una visita, un examen o un discurso público. Repasa en su mente cada detalle y se prepara para que todo sea perfecto. Sin embargo, su desempeño no resulta tan bueno como esperó ¿Le parece familiar esta escena?

  Si es así, ha sufrido los efectos de motivarse en exceso. La motivación es esa tendencia que nos guía hacia la satisfacción de nuestras necesidades. Puede impulsarnos desde algo tan simple como comer cuando tenemos hambre, hasta algo más complejo como desarrollar un proyecto de vida.

  Y no solo nos permite trazamos metas y orientarnos hacia su consecución, sino que también nos ayuda a continuar persistiendo hasta alcanzarlas. Una muestra de ello son las personas que quieren perder peso. Ellos deben hace dieta y practicar ejercicios, lo cual requiere un esfuerzo constante que sin motivación no se podría realizar.

Otro ejemplo común son los estudiantes de la Enseñanza Media Superior que quieren ingresar a la universidad. Ellos no solo deben estudiar en un momento puntual para obtener buenas notas en las pruebas de ingreso, sino que se deben ser perseverantes durante toda su trayectoria para acumular un buen promedio general.

  Pero, aunque la motivación sea necesaria, porque nos da la energía suficiente para perseguir lo que valoramos significativo, en exceso es perjudicial. Tal fue el caso de una amiga, a quien llamaremos Julia, cuya experiencia comparto con ustedes.

ENTRE MÁS VALOR LE DAMOS A UN OBJETIVO MAYOR ES LA MOTIVACIÓN QUE SUSCITA

 Me contaba Julia que en décimo grado estaba enamorada de un muchacho de último año del preuniversario. Cada día lo miraba en la distancia y se sentía más atraída, pero él no notaba su existencia.

Al final, decidió dar el paso y hablarle. Preparó un discurso que ensayó cientos de veces, pero cada vez que lo veía se acobardaba y desistía. Así pasó el tiempo. Se imaginó todos los escenarios posibles, pero no podía atreverse.

Hasta que una mañana, temerosa de no volverlo a ver porque se acababa el curso, decidió dar el paso. Lo llamó en medio del pasillo y se quedó allí, sin decir nada mientras él la miraba.

Julia me dijo que quería dar un discurso que denotara mucha confianza en sí misma, como en las películas. Ansiaba demasiado que todo fuera perfecto y ahí estuvo el problema. La importancia que le dio a ese momento entorpeció su desempeño. Se puso demasiado nerviosa y empezó a dudar.

¿Y si estoy despeinada? ¿Y si tengo mal aliento? ¿Y si se burla de mí?, se preguntó. “Cuando lo vi, entré en una especie de pánico. Empecé a sudar, me picaba la cabeza, las palabras no me salían. Él no me quitaba la vista de encima y yo ahí, mirando para el techo”, contaba.

 “Hasta que al final balbuceé: - Me gustas, eso es todo. Él sonrió, me tocó el hombro con lástima y salí corriendo”.

EL EFECTO DEL EXCESO DE MOTIVACIÓN

Es muy probable que en este caso Julia, y usted en alguna oportunidad, hayan sido víctimas del exceso motivacional.

Daniel Goleman hablaba de la motivación como una tendencia que guía o facilita el logro de nuestros objetivos. Sin embargo, hace varios años se realizó un experimento con ratas de laboratorio en el que se obtuvieron resultados interesantes en este sentido.

La experiencia consistía en colocar a los roedores en laberintos de complejidad alta, media y baja. La “motivación” empleada para hacer actuar de forma efectiva a las ratas eran descargas eléctricas.

Se descubrió que a mayor motivación para realizar una tarea, mayor éxito se prevé en la misma, pero esto ocurre hasta un punto, pasado el mismo, esta se convierte en un obstáculo. También se obtuvo que mientras más difícil es la tarea, menor motivación se necesita para realizarla de forma eficaz.

Estos descubrimientos se sustentaron en ensayos con animales, por lo que su generalización hacia las personas es discutible. Sin embargo, los resultados nos hacen reflexionar.

¿A quién no le ha ocurrido durante su etapa estudiantil que se preparó bien para un examen difícil y luego, a la hora de responder, se le olvidó el contenido? La frase “No sé qué me pasó, yo me lo sabía todo, pero me quedé en blanco” es muy famosa entre estudiantes.

Otros ejemplos ahondan en la esfera sexual. Los especialistas afirman que el exceso motivacional es precisamente uno de los factores que influyen sobre las disfunciones eréctiles o sobre comportamientos sexuales menos eficaces en ciertas situaciones.

La sobre motivación actúa siempre que creemos que es obligatorio tener un desempeño perfecto, y por eso, termina en fracaso. Combatir contra ella no es tan complicado. No seamos tan esclavos del éxito, no le demos tanta importancia a las cosas y no intentemos hacerlo todo a la perfección.

Esclarezco que tampoco es bueno tener una actitud de dejadez ante la vida, pero relajarse un poco de vez en cuando no hace daño.


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Tayatne Torres Rodríguez

Licenciada en Psicología

Se han publicado 1 comentarios


Mayonesa 69
 18/8/19 19:06

Cierto Tayayne, es mejor tomarse las cosas con calma

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