Hombre mirando al Sur de Haití

En la noche del 4 de octubre, cuando el huracán Matthew decidió arreciar su furia contra Guantánamo, un médico cubano escribía en su cuenta de Facebook: "Ahora estoy de guardia y no dejo de seguir las noticias de las regiones del Caribe azotadas por el Huracán Mattew, a nuestro Guantánamo y todo el oriente cubano, mis pensamientos de solidaridad, a los camaradas de la zona, fuerza y muy atentos, ganas me sobran de estar allí, en mi Oriente, de donde vienen mis raíces....Fuerza Colegas!!!...Ánimo Pueblo!!!

Enmanuel Vigil Fonseca, especialista en Medicina general integral del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, no imaginaba a esa hora, que en breve sería llamado a integrar la brigada médica número 24 del Contingente Internacional de Médicos Especializados en el Enfrentamiento de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve. Su destino: el Sur de Haití, devastado tras el paso del mismo ciclón.

Este cubano de 33 años, Maestrante en infectología y enfermedades tropicales, con experiencia en otras contingencias, es de los que prefiere estar "con el fango al pecho y no acostado", como me cuenta vía Facebook, horas después de llegar a Puerto Príncipe.

Haití lo recibió con el dolor de tantas muertes y así lo cuenta: "No hemos podido salir para el Sur, aquí todo será muy interesante. Definitivamente una misión nunca es igual a otra, sé que el trabajo será duro, de los duros de verdad. Me ha impresionado ver muchas fotos de Fidel y del Ché en algunos muros de Puerto Príncipe; nos han acogido con solidaridad y mucho amor".

"He podido ver algunas fotos de la zona por donde pasó el huracán y son muy crudas, te quedas pensando y te preguntas cómo estarán esas personas, aunque no están desamparadas porque allí hay un equipo de salud con colaboradores cubanos de la misión permanente aquí, a los que también se les hace difícil llegar, pues aún no hay vías abiertas".

"Nos hemos unido a la brigada permanente, ya estuvimos verificando y organizando los medicamentos, preparando las mochilas de cada colaborador, esas que llevaremos al sur en cuanto se decida".

La vocación internacionalista otra vez nos define como nación. Y tras una partida cargada de simbolismo en el aniversario 49 del asesinato del médico revolucionario e internacionalista Ernesto Che Guevara, no puede menos que hablarse del hombre nuevo,  idea que parece fructificar en miles de cubanos que ya acumulan una larga hoja de humanismo.

En esa brigada hay muchos para los que esta, no es su primera experiencia tras un desastre. Enmanuel o Pichy, como lo conocemos sus amigos, estuvo varios años como colaborador de la misión médica cubana en Venezuela, después como parte del Contingente Henry Reeve le esperaría quizás la misión más compleja de su profesión: combatir el ébola en Sierra Leona. Meses después iría como jefe de brigada a la República Árabe Saharaui Democrática y en abril de este año, a Ecuador, tras el paso del terremoto que afectó a esa nación sudamericana.

Y es que así son ellos: hacedores de amor, surtidores de esperanza para quienes lo han perdido todo, cubanos de estos tiempos que sanan el cuerpo y el alma, hombres y mujeres que no dudan ni un instante en poner en lo más alto el nombre de Cuba y su vocación de servir a los demás.