Año 2005, temporada ciclónica activa. Temor por lo impredecible de estos fenómenos y sus incalculables perjuicios. Inusualmente se forma un huracán al norte de nuestro archipiélago, cercano a las Bahamas. Es 23 de agosto, gana rápidamente en intensidad y las alarmas se disparan.
Categoría 3, bordea el sur de La Florida produciendo daños con los fuertes vientos y las intensas lluvias. Cálidas aguas del golfo aportan combustible necesario para desarrollar al monstruo.
Categoría 5, la máxima de la escala Saffir Simpson; Katrina, su nombre… Descarga su fuerza sobre los territorios norteamericanos próximos al delta del Misisipi. Luisiana y Nueva Orleans, sus blancos, y la tragedia...
Varios días después, el 19 de septiembre, el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, en el Palacio de Convenciones, fundaba el Contingente.
En su intervención, desplegaba un análisis exhaustivo de la situación de salud en Cuba y en el resto del mundo. Expuso la labor realizada por los profesionales de la salud cubanos durante 43 años de colaboración médica y explicó el contenido de los diferentes comunicados de nuestra cancillería al gobierno de los Estados Unidos, mediante los cuales se les brindaba nuestra solidaridad ante el desastre.
Avizoraba Fidel que, dadas las situaciones cada vez mas hostiles de las fuerzas de la naturaleza, se hacía necesario crear “una organización que hasta hoy no tiene precedente en el mundo Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastre y Graves Epidemias’… su objetivo no será solo apoyar una nación determinada, sino cooperar de inmediato con su personal especialmente entrenado, con cualquier país que sufra una catástrofe similar. Especialmente los que enfrenten grandes azotes de huracanes, inundaciones u otros fenómenos naturales de esa gravedad… puede apoyar en determinadas epidemias como el dengue hemorrágico o la lucha contra el VIH (SIDA) que amenaza con liquidar naciones enteras…”.
Su visión no dejaba fuera de este proyecto a ningún profesional de la salud; aseguraba que todos seríamos partícipes de este humanísimo proyecto.
El 8 de octubre del propio año, un terremoto de gran magnitud (7.7º) sacudía Paquistán. La destrucción y la muerte se apoderaron de la nación. En menos de veinticuatro horas salía el primer vuelo de profesionales de la salud cubanos, integrantes de la recién conformada brigada, hacia esas latitudes; la primera de muchas cooperaciones en diferentes escenarios.
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Catorce años después tuve mi oportunidad: La Covid-19 me llevó a tierras peruanas como miembro de la brigada Henry Reeve en la lucha contra la pandemia y, hace seis meses, crucé el Atlántico rumbo a la costa índica del África para apoyar la misma causa en Mozambique.
(Cortesía de la brigada)
Nuestro grupo de apoyo a la covid no es el primero que llega a estas tierras bajo la bandera de la Henry Reeve. Una depresión tropical, formada el cuatro de marzo del 2019 frente a las costas mozambiqueñas, daría paso al ciclón tropical Idai.
Ya el nueve era una tormenta y el once, huracán, llegando a su máxima potencia el día catorce, con vientos sostenidos de 195km/h. Convirtiose así en uno de los peores de los que se tiene constancia en África y en todo el hemisferio sur.
(Cortesía de la brigada)
Con toda su fuerza destructora, tocó tierra en la ciudad de Beira, segunda en importancia del país, y destruyó el 90% de su infraestructura.
Este Huracán categoría 3 fue descrito por la Cruz Roja y la Media Luna Roja como “masivo y terrible”, en tanto el presidente informaba de la probable muerte de más de mil personas.
El día 29 de marzo, llegaba la brigada Henry Reeve al epicentro de la región desbastada. Arribaban en apoyo al trabajo que ya se realizaba por los integrantes de la cooperación médica existente en el territorio. Estos, que también habían sido afectados por el huracán, nunca abandonaron sus puestos de trabajo en el hospital central de Beira, también severamente afectado.
***
Nadie mejor que el embajador de la republica de Cuba en Mozambique, Pavel Díaz Hernández, para comentarnos lo vivido entonces.
Rememora que, días antes de la llegada del meteoro, los 35 profesionales cubanos de la ciudad de Beira comenzaron a realizar acciones encaminadas a la protección de todo el personal. Por ello deciden reubicarse en las viviendas que se encontraban mas alejadas del litoral y en mejores condiciones.
En menos de 48 horas, y aún bajo las inclemencias del tiempo, el embajador viaja junto a otros compañeros de la dirección de la brigada médica hacia Beira.
(Cortesía de la brigada)
Su primera impresión: “una ciudad sin techos”. Aclara que no resultan frecuentes dichos fenómenos por estos lares, pues suelen formarse en el Índico y, al estar Mozambique protegido por la isla de Madagascar, es rara su llegada a estas costas.
El único lugar con cobertura para telefonía resultaba el aeropuerto. Allí, la alta dirección del partido y gobierno Mozambiqueño sesionaba en modo de emergencia. En aquellas circunstancias, les comunicó la disposición de Cuba para apoyar con personal sanitario, no solo por lo que ya había pasado sino por el estado de calamidad y emergencia epidemiológica que acontecería después que las aguas del rio Buzi y Pungwe volvieran a su cauce.
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La respuesta fue afirmativa y comenzaron las coordinaciones necesarias para la llegada de la Brigada. En horas de la madrugada el avión cubano aterrizaba en la maltrecha pista del aeropuerto de Beira. Era la primera vez que un avión de gran porte llegaba a ese lugar por lo que a la escalerilla más alta disponible le faltaba casi un metro para la escotilla de acceso a la aeronave.
En el Pabellón de deportes de Punta Gea, particularmente en su cancha de básquet, fue montado el hospital de campaña. Desde horas de la mañana siguiente al arribo comenzaron los trabajos. Fueron dispuestas las zonas de triache, consulta médica, sala de preoperatorio, salón de operaciones, farmacia, laboratorio clínico y hospitalización.
Otros países como Italia, España, Angola, además de la Cruz Roja Internacional, también brindaron su ayuda.
(Cortesía de la brigada)
Las condiciones sanitarias ante la destrucción masiva de las infraestructuras se fueron agravando. La cooperación cubana se fundió en una sola sin existir diferencias entre los recién llegados y los que ya se encontraban en la región.
Malaria y dengue se adueñaban del escenario. A las patologías quirúrgicas agudas se sumaron las crónicas que esperaban desde hacía tiempo para ser solucionadas. Durante largas y extenuantes 48 jornadas se realizaron más de 25 mil consultas y 300 intervenciones quirúrgicas. De a poco, los servicios básicos de salud locales se reactivaron. Llegaba la hora de volver a casa.
No era la primera vez del embajador coordinando una tarea de estas; ya lo había hecho en el Perú, cuando el terremoto de Pisco en 2007.
La cooperación médica cubana en Mozambique, distribuida por toda la nación, ha trabajado en el enfrentamiento a la pandemia actual en condiciones muy difíciles desde el principio, junto a los galenos mozambicanos.
El grupo recién llegado reforzó ese trabajo en varias regiones del país. Maputo, por ser la capital y la zona que mayor número de casos notifica, se quedó con el grueso de esa tropa, particularmente el hospital Polana Cañizo.
El embajador referencia la felicitación emitida por el presidente de la República de Mozambique, Filipe Nyussi, ante el trabajo realizado por los cooperantes. Por primera vez, dijo, los pacientes abandonaban las clínicas privadas para ir a recibir atención en los hospitales públicos.
Se sumaba la invitación de la presidenta de la Asamblea Nacional, Esperanza Díaz, para que un grupo representativo de brigada se presentara ante el Parlamento.
Pero no existe mejor reconocimiento que el que viene de la mano del humilde.
En 16 años de constituido el Contingente, los profesionales de la salud cubanos, esos mismos del terremoto de Pakistán o del de Perú o del de Ecuador, esos del ciclón Idai, esos que desde hace casi dos años luchan contra el SARS-COV-2 dentro y fuera del archipiélago cubano, sin lugar a dudas han cumplido con quien los animase a existir y, definitivamente, también con el nombre que los representa.
Rosa Margarita
10/10/21 11:55
No hay personas en este mundo con vergüenza, que puedan negar las proezas y los actos de amor y humanismo de la brigada médica cubana Henry Reeves.
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