6 de octubre de 1976. 12:23 p.m. (17:23 GMT). Guyana. El cielo, el cielo está tranquilo, muy tranquilo… ¡Baaaaangg! ¡Baaaaangg!... las nubes de la costa de Barbados se manchan por un minuto, la bola de fuego cae veloz al agua y el cielo recupera su tranquilidad.
6 de octubre de 1976. 12:23 p.m. (17:23 GMT) . Cuba. Iliana está en la escuela al campo. Terminó la docencia. Espera la visita de los miércoles en el balcón del IPU Batalla de Ayacucho, ignora el cielo que la mira, porque es un día como otro cualquiera en el Caribe y todo está tranquilo. Mientras tanto Odalys llega a casa con el uniforme rojo y quizás la pañoleta en la mano, como todos los días.
6 de octubre de 1976. 12:24 p.m. (17:24 GMT) . Cuba. Odalys e Iliana no tienen nada en común aún, porque no saben, no tienen cómo saberlo. No imaginan que la bola de fuego que se hunde en Barbados, Guyana las dejó huérfanas de padre.
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Nota: Para la realización de esta infografía se tuvo en cuenta la hora local de Cuba según la cronología de los hechos.
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Octubre de 2019. Iliana Alfonso Valdés ya tiene 61 años. Camina por los pasillos de la Ciudad Deportiva y sabe que papá, Demetrio Alfonso González, vino a trabajar con ella, lo imagina a su lado. Él tiene experiencia en el gran globo blanco porque fueron muchos años como presidente de la Confederación Centroamericana y del Caribe de Esgrima en Cuba, en las mismas oficinas que trabaja hoy Iliana.
“Yo tenía 18 años. Esperaba la visita de los miércoles en el balcón de la escuela al campo. Nadie fue a verme y asumí que papá estaba cansado del viaje. ¡Yo lo esperé, no llegó y me acosté…! Ya había sucedido, pero ¿cómo saberlo? … La directora me despertó a las 12 de la noche. Mi tío fue a buscarme, no dijo ni una palabra en todo el camino. Llegué a casa, mi hermana me abrazó y se desmayó. Había mucha gente, pero nadie sabía nada. Solo quedaba esperar, lo único seguro era la muerte”.
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Foto cortesía de Odalys Pérez Pérez
Odalys Pérez Rodríguez ya tiene 53 años. Vive en el municipio Playa, en un apartamento sencillo de paredes blancas. No hay espacio para el lujo, pero sobresale en el multimueble la vasija de cristal con arena de Barbados, al lado de la medalla Héroe Nacional del Trabajo al piloto de Cubana de Aviación Wilfredo Pérez Pérez en 1975.
“Fue difícil. Llegaba de la escuela y el compañero de papá que dio la noticia me dijo en las escaleras: “cuida mucho a tu mamá, está enferma del corazón”, ¡Algo pasaba! La casa era una funeraria, velando un muerto que no estaba. Vivimos en la incertidumbre, hasta el 15 de octubre que Fidel lo aclaró todo”.
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El equipo de papá había ganado las 22 medallas de oro en disputa en el Campeonato y al imperialismo le picó. No midió consecuencias como hace siempre.
Fue una despedida diferente a las otras. Fui con mi hermana a almorzar con él. Había frijoles negros, arroz, bistec empanizado, plátano maduro frito, tamal, ensalada de aguacate, flan y malta del quiosco de la esquina. Nos malcriaba demasiado.
Papá nos llevaba los promedios. Siempre quiso que fuéramos deportistas. Todos en la familia hemos seguido la tradición, al menos como hobbies: mi hermana esgrimista, sus hijas patinadoras, mi hijo juega al softbol y yo nadadora del equipo nacional.
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Papá viajaba mucho ¡Era piloto! La despedida fue normal, solo se ausentaría un día. Tenía la costumbre de irse en su carro, dejarlo en el aeropuerto para regresar rápido a la casa después. Recuerdo el sonido del auto. Cuando sentíamos el motor llegar, mi hermana, mamá y yo, nos asomábamos para verlo. Ese día, no hubo un regreso, no lo vimos más.
Mamá me llevó al psiquiatra porque en decía que pa´ estaba en una isla y para mí no había muerto.
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A papá le gustaba obtener resultados. Participó en el Cerro Pelado en San Juan Puerto Rico, con dos equipos.
Me contó cuando el Comandante Fidel Castro Ruz fue al barco a saludar y felicitar por los resultados. El pasó con el equipo de esgrima y Fidel lo saludó, pero después le tocó pasar con el equipo de tiro y Fidel asombrado le dice:
- ¿Pero ya usted no pasó por aquí?
- Comandante soy comisionado de dos deportes.
Imagino su ilusión porque era muy fidelista.
- Lea también: Cerro Pelado, Río… y el ejemplo perenne
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Odalys conoció la muerte, el terrorismo y de cadáveres con el accidente. “Fuimos al cementerio, había 8 ataúdes, 7 de cadáveres identificados y un octavo que era miscelánea, de mi papá no se encontró nada”.
El silencio es como un golpe eterno. A veces se interrumpe con el canto de los pájaros sobre los árboles o el sonido de la brisa. A ese lugar se llega por necesidad. Nadie quiere ir porque sí, a pesar de sus bellezas arquitectónicas. Hay mármol. Mármol gris. Demasiado mármol.
Bien cerca ondea una bandera custodiada por dos hombres que portan fusiles. Son de bronce y tienen color verde. Hay escaleras a ambos lados, también de mármol. De repente la vida se resume a eso, al mármol frío, al silencio solemne. Ante los ojos se revelan filas de números. A veces a eso también se resume la vida. Sobre dos planchas están en negro dos números: 38 y 40.
38 y 40 no significan nada, pero para los cubanos sí significa algo el 6 de octubre de 1976. Con esa fecha aparece otro número, el 73. El atentado terrorista más criminal cometido contra este país dividió 73 en 8. Solo los restos mortales de 8 personas pudieron rescatarse. La muerte no cree en números, el terrorismo no cree en números. La injusticia tampoco.
En las fosas 38 y 40 del panteón de las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Cementerio Cristóbal Colón solo quedan: Orlando López Fuentes, José R. Arencibia Redondo, Lázaro Serrano Mérida y Manuel Rodríguez Font.
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6 de octubre de 2019. 12:30 p.m. (17:30 GMT). Cuba: Hace 43 años Odalys e Iliana tienen mucho en común. La ausencia del padre arrebatado ha devenido en lágrimas: cuando han celebrado sus graduaciones, cuando recibieron el carné del Partido, cuando se casaron, cuando tuvieron hijos, cuando nacieron los hijos de sus hijos… Cuando respiran. Siempre les han hecho falta y lo han tenido.
Es como haber crecido sin cimientos. Como haber caminado desprotegida.
Ya nos avizoraba tiempo atrás el Apóstol sobre ese sentimiento oscuro hacia quien nos oprime. Sobre el rencor eterno a quien nos ataca.
JOSÉ CORZO
4/6/21 0:09
UNA FORMA MENOS CRUEL DE TRATAR TANTA CRUELDAD RESUMIDA EN UN DÍA OCTUBRE 6 OTRA COSA LA IDENTIFICACIÓN DE LA NAVE AÉREA NO ES CU-455 ÉSE ERA EL VUELO QUE CUBRÍA A LA HORA DEL SABOTAJE EL REGISTRO DE LA AERONAVE ERA CUT-1201.HONOR A NUESTROS MÁRTIRES DE BARBADOS
Maderosas
16/10/19 13:03
Hermoso vuestro decir, imposible evitar suba un mar de lágrimas, llanto casi. Sigo confiando en los jóvenes, siempre.
Magdiel Perez
9/10/19 6:16
Espectacular culto a los caídos en el avión de Barbados mediante este magnífico trabajo
gogi
8/10/19 16:38
bello trabajooooo..... excelente narrativaaa
rac
8/10/19 12:40
Digno homenaje de Cubahora a las victimas de Barabados . Infografias excelentes, muy explicitas.
Leticia
7/10/19 11:25
Este es un excelente trabajo. Gracias a Cubahora por la sensibilida de siempre.
Haroldo Miguel
7/10/19 11:11
Excelente trabajo !!!!!! Felicidades muchachos!!!!
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