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jueves, 26 de diciembre de 2024

Cuba sub-20, ¿las nuevas Morenas?

Las chicas del voli sub-20 cubano están en el centro de la mira de los especialistas en el deporte de la malla alta...

Julio Batista Rodríguez en Exclusivo 23/07/2014
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Las chicas del voli sub-20 cubano están ya en el centro de la mira de los especialistas en el deporte de la malla alta. Tras clasificarse al Campeonato Mundial de la categoría, las dirigidas por Tomás Fernández han despertado expectativas y algunos sueños entre quienes se empeñan en verlas como las herederas de aquellas místicas Morenas del Caribe.

La similitud, establecida por el entrenador estadounidense Thomas Hogan tras el partido que enfrentó a sus pupilas con las caribeñas en la final del Torneo Norceca, disparó los titulares y constató lo que muchos esperaban: la esperanza de reencontrarnos con un equipo competitivo y capaz de soñar con el podio.

En el certamen Norceca, jugado en Guatemala, las cubanas solo cedieron en la disputa por el oro ante las estadounidenses (15-25, 22-25 y 16-25), equipo que se fue invicto de la lid y sin perder ni siquiera un set en toda la justa.

Allí, Melissa Vargas, con apenas 14 años, volvió a brillar como figura indiscutible del ataque cubano y fue incluida en el sexteto ideal del torneo, junto a sus compañeras de equipo Diaris Pérez y Dayessi Luis.

Vargas, quien promedió más de 20 puntos por partido, es hoy la cara visible en el futuro del voleibol cubano y ya es valorada como una jugadora excepcional, “tiene por delante un brillante futuro, se me hace una combinación de Mireya Luis y Nancy Carrillo”, dijo de ella Hogan.

Pero más allá de la figura individual de Melissa Vargas, este equipo ha demostrado la capacidad de funcionar organizadamente y, dentro de sus posibilidades reales y en el tiempo lógico, suplir en buena medida el vacío que dejó en el público la partida de las Morenas y la posterior debacle de un conjunto cubano que jamás consiguió estabilizar sus resultados, o su plantilla.

En Guatemala, las cubanas obtuvieron su boleto al próximo mundial tras derrotar a México en semifinales (3-1), triunfo antecedido por dos victorias ante Nicaragua (3-0) y República Dominicana (3-1), equipo este último del cual se esperaba mejor resultado por la calidad de sus jugadoras.

Sin embargo, Cuba terminó por quedarse con uno de los tres boletos puestos en disputa en tierras guatemaltecas, principal objetivo de su participación en esta lid. Luego de concluir el partido final, Fernández achacó la falta de concentración mostrada por sus alumnas en el choque al hecho de haber cumplido con la meta central, a lo que inmediatamente añadió que sin importar el resultado se encontraba muy orgulloso de ellas.

No cabe duda de que para saber si estamos en presencia del regreso de las Morenas del Caribe aún restan algunos años. La calidad individual y el tiempo para edificar un equipo sólido están de nuestra parte. Poseemos técnicos capaces de moldear una nueva generación de campeonas, justo como se hizo con las anteriores, y al público cubano le sobran ganas de volver a vivir emociones como las atesoradas en las olimpiadas de 1992, 1996 y 2000.

Ahora bien, todo eso puede ser tirado por la borda si no se revisan las cuestiones prácticas que dieron al traste con el desmembramiento de planteles anteriores pletóricos de calidad. Toda esta hornada de jugadoras puede perderse irremediablemente si, como ya ha sucedido en otras ocasiones, las políticas no se ajustan o no se aplican en el momento adecuado, lastradas por los fantasmas del inmovilismo y la sospecha.

Estas chicas, todas con menos de 20 años, evocan la memoria de lo que un día fue el mejor equipo del mundo, capaz de hacer soñar a varias generaciones a lo largo del mundo y de permanecer en el imaginario colectivo sin importar el tiempo. Es cierto que aún las separa un abismo para equipararse con la calidad de aquellas mujeres que transformaron el voli en pasión, pero —con cada pequeño paso— esa distancia se reduce.


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Julio Batista Rodríguez


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