Cuba gana Copa del Caribe

Desde el 2015 Cuba no ganaba ningún torneo internacional de béisbol. Casi diez años después de aquella Serie del Caribe remontada sensacionalmente por Vegueros, se alza la corona en un torneo de igual apellido: Copa del Caribe.

Este domingo los dirigidos por Armando Johnson completaron el pase invicto por un torneo que terminó sufriendo un tajazo en el calendario a causa de la lluvia.

La victoria por 3-1 sobre Curazao sirvió además como revancha, después que ese mismo rival había dejado en plata a los nuestros en la final de 2021.

Fue un juego tenso, con dominio de ambos abridores: los zurdos Yoanni Yera (6.0 IP, 1CL, 5H, 10K) y Arlison Rodríguez (4.2IP, 1CL, 4H, 3K, 1BB), quien en su trabajo anterior dejó en cero jits, cero carreras a Puerto Rico, anfitrión y monarca de 2022.

Cuba no quiso correr riesgos con su bullpen y mantuvo a Yera más allá de los cuatro innings habituales en partidos de siete entradas. Ya con ventaja, entregó la bola a Renner Rivero, quien resolvió sin complicaciones el último segmento.

No fue esa la estrategia del alto mando de los curazoleños, quienes después de dos outs en el quinto remplazaron a Arlinson tras caminar al cácher Andrys Pérez.

Su relevo, el también siniestro Nick Keur, no lo pudo hacer peor: admitió cohetes seguidos de Yadil Mujica y Roel Santos, ambos de su misma mano, para empujar el empate, y si en ese inning no hubo males mayores se debió a que cogieron a un corredor entre bases.

En el sexto, Roberto Baldoquín, un muchacho con currículo en ligas menores estadounidenses y de muy bue porte con el campeón Las Tunas en la pasada Serie Nacional, abrió con doblete y tras el ponche de Yurisbel Gracial, el ex Grandes Ligas Erisbel Arruebarrena golpeó una pelota por el mismo medio del campo que se voló las cercas.

Por el bronce, Puerto Rico confirmó -no muy amplio- lo que todo el mundo sabía: su superioridad ante Islas Vírgenes de Estados Unidos, con pizarra de 5-3.

Fue una copa desbordada de agua. De dos vueltas por el sistema de todos contra todos (seis juegos), más semifinal y final, ocho partidos en total, el torneo quedó en cuatro, a causa de las lluvias caídas sobre la Isla del Encanto, sede de la competencia.

Armando Johnson y su colectivo técnico hubiesen querido jugar más para comprobar el éxito del entrenamiento de cara a la cita continental de Chile este propio mes.

Necesitaban probar más jugadores y jugadas, y en medio de eso no podían olvidarse del hambre de oro que hay en esta afición.

Para Cuba es un resultado esperanzador en medio de una larga sequía de títulos. Un cetro, aunque no de mucho linaje, renueva la confianza en la estrategia reconstructiva de la selección.

Camino a los Juegos Panamericanos que no se ganan desde Río de Janeiro 2007, el triunfo oxigena, pero no convence, la ofensiva fue más oportuna que abundante, y debió ser ambas cosas a juzgar por los rivales. El picheo sí fue hermético y la defensa estuvo a un out de jugar impecable.

De la plantilla que viajó a Puerto Rico, la mayoría irá a Chile. En La Habana, de tránsito, habrá pequeños ajustes en la nómina. Tampoco serán los Panamericanos más difíciles que enfrentemos, los hubo más exigentes, pero con los resultados de los últimos años, ya no hay enemigos pequeños.

Cuba ganó una copa que alienta. Un oro siempre es un oro. Celebrémoslo, pero con mesura, enfocados en lo que se viene.

Nunca mejor dicho el eslogan de Telesur: nuestro norte es el sur.