Ernesto Guevara de la Serna tenía solo 10 años cuando aprendió a mover las piezas. Fue su padre quien le inculcó el amor por un deporte del que luego no podría desligarse jamás.
Un tablero y 32 piezas serían parte indispensable de cada una de sus maletas por el resto de su vida.
Curiosamente, su aproximación a Cuba está dada en principio, por su admiración al genio José Raúl Capablanca, pues en 1939 su Argentina natal fue sede de la VII Olimpiada Mundial de Ajedrez, certamen en el campeón mundial de 1921, obtuvo la medalla de Oro en el primer tablero.
Luego, lazos de toda índole lo unieron para siempre con Cuba, su segunda patria. Aquí nunca dejó de mover las piezas, tanto así que desembarcó en el Yate Granma con un tablero, aunque eso sí, se quejaba de que pocas veces encontraba con quien jugar. También movió piezas en la Sierra Maestra. Fidel fue su oponente en varias ocasiones, aunque pocas veces logró vencer al sudamericano.
El Che no solo fue un ferviente y apasionado practicante de un deporte que estudió y llegó a jugar con maestría. Desde los primeros años de la Revolucion se erigió como el máximo impulsor del juego ciencia en nuestro país.
Con la agudeza que lo caracterizaba, el Che comprendió la necesidad de la práctica masiva del ajedrez en Cuba. Significaba entretenimiento, pero también, a la par de la explosión educativa de ese momento, desarrollo y ejercitación del pensamiento.
También manifestó su deseo de que nuestro país contara con varios Grandes Maestros y se conviertiera en potencia mundial.
Organizó un sinnúmero de eventos y actividades relacionados con el ajedrez, y junto a Fidel, fue uno de los promotores e impulsores del Torneo Internacional "Capablanca in Memoriam", donde asistía a ver las partidas como uno más y enfrentaba (de forma informal) a rivales de altísima calidad.
Estimuló la visita de grandes personalidades del juego ciencia a Cuba, y tuvo la oportunidad y el privilegio de jugar con algunos de los grandes trebejistas de todos los tiempos, como el excampeón mundial Mijail Tal, con quien hizo tablas.
También firmó el armisticio con el Gran Maestro Miguel Nardolf, campeón del primer "Capablanca".
Otro de los genios que enfrentó tablero por medio fue a Víktor Korchnoi.
Varios de los más renombrados trebejistas cubanos de la época también movieron piezas junto a él, como Eleazar Jiménez, Rogelio Ortega y Silvino García.
El Che también hizo posible la participación de Cuba en varios certámenes internacionales, como la XIV Olimpiada Mundial de Ajedrez de Leipzig en 1960 y la celebrada dos años más tarde en Varna, Bulgaria. De igual modo, gestó la participación del campeón mundial Robert Fisher en el IV Capablanca in memoriam.
Fue tanta su pasión por el mundo de los trebejos, que jugaba siempre que sus responsabilidades se lo permitían, lo mismo en el Yate Granma que en la Sierra Maestra, también en el Congo, Tanzania, Guatemala y México. Incluso, en plena Crisis de Octubre mandó a buscar seis tableros, argumentando que no sabía cuánto tiempo duraría la guerra.
Sus ideas de masificar el ajedrez en Cuba y convertirla en una potencia, surtieron efecto inmediato, tanto así que la Mayor de las Antillas ha formado a 47 Grandes Maestros, cientos de Maestros Internacionales y miles de Maestros FIDE.
En 1999 la Federación Internacional de este deporte le otorgó su más alta distinción ORDEN CABALLERO DE LA FIDE, que resume la obra de toda la vida, el amor y la entrega del Che al Ajedrez, tanto nacional como internacionalmente.
Hoy, a los 95 años de celebrarse el nacimiento de esta figura extraordinaria, no sólo honramos al hombre que se convirtió en el Comandante Che Guevara, artífice de grandes proesas militares, y que para la historia quedó como el Guerrillero Heróico. También fue el arquitecto que sentó la bases del desarrollo extensivo e intensivo del ajedrez en Cuba.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.