Hace apenas horas el Consejo de Seguridad de la ONU coincidió en la necesidad de pedir a las partes contendientes en Yemen una reducción de la violencia y el paso a negociaciones que pongan fin a un conflicto que se escaló con especial hostilidad desde dos años atrás, luego que Arabia Saudita, con el apoyo de Washington, decidiera actuar militarmente en esa estratégica nación fronteriza.
La solicitud de Naciones Unidas ocurrió después de conocerse que el ex presidente local Ali Abdullah Saleh junto a dos de sus asesores fueron muertos por sus propios seguidores en el intento de huir a los Emiratos Árabes Unidos “como parte de un complot saudita” para debilitar a las fuerzas opuestas a la injerencia y agresividad de Riad y sus aliados.
Saleh formaba parte de la coalición patriótica Ansarolá, que se opone con las armas a la intención de convertir a Yemen en un país ligado a los planes hegemonistas en Oriente Medio y Asia Central, y que suma a los Estados Unidos, sus aliados occidentales, los regímenes reaccionarios árabes e Israel, los cuales han fomentado y alentado el terrorismo islámico como instrumento de sus afanes de conquista en el área.
Según el líder de Ansarolá, Abdul-Malik al-Houthi, el expresidente Saleh cooperaba con la monarquía saudí, y destacó que con su muerte se “ha neutralizado una gran conspiración contra el pueblo yemení”.
Para no pocos observadores, la intrusión militar de Arabia Saudita en los problemas internos de Yemen, y que para nada es mal vista por los grandes intereses foráneos, persigue, a partir de “rivalidades religiosas”, caotizar a aquella nación y evitar la preponderancia de las ideas que se alinean con la lucha por la independencia regional frente a los dictados de los sectores ultraconservadores internacionales que aspiran a controlar el planeta en su favor.
Por demás, pesa en el agravamiento del conflicto la nada oculta ojeriza saudí contra la creciente influencia de Irán en las zonas mesoriental y centroasiática, que también ha sumado importantes cuotas de prestigio con su colaboración, junto a Rusia y el Hizbulá libanés, en la victoria militar de Siria sobre el terrorista Estado Islámico.
Esos hechos llevaron precisamente a Arabia Saudita a agredir militarmente a Yemen a favor de las facciones internas proclives a los intereses hegemonistas y sionistas, en un conflicto que hasta hoy ha costado miles de víctimas e incontables sufrimientos a la población civil, como consecuencia del bloqueo a la llegada de alimentos y ayuda médica por las fuerzas interventoras.
Como indicaba un analista a medios de prensa regionales, “los más recientes acontecimientos acaecidos en Yemen se produjeron tras la ruptura de la alianza entre las fuerzas del movimiento popular yemení Ansarolá y Saleh, quien estaba distanciándose de la coalición de gobierno hasta que se desmarcó formalmente de ella”.
“Arabia Saudita, subrayó la fuente, promovió las tensiones a fin de acabar con la unión entre los partidarios de Saleh y Ansarolá para debilitar el frente de la resistencia a Riad, que lidera una agresión militar contra Yemen desde 2015, con un saldo de más de 12 mil muertos”.
En consecuencia, los llamados de la ONU a un diálogo entre las partes contendientes a lo interno de Yemen parecerían un tanto parciales e incompletos en su alcance, toda vez que, junto al enfrentamiento local, debe solicitarse además a la monarquía saudí que frene sus acciones militares y reconozca la legítima autodeterminación de su vecino suroccidental.
senelio ceballos
9/12/17 1:54
Saludos Lic.Nestor...Otra vez aqui la historia se repite.....Aviones de la NATO...atacaron al comboy de presidente electo de IRAk... Minutos despues franco tiradores y ordas de reveldes lo acorralan y lo matar como si fuera un animal salvaje, lo recuerdas?..... Esta vez esa PELICULA MACABRA.....no son aviones de EU-NATO...son aviones de A.Saudita, los reveldes y franco tiradores son parecidos... Todo como si fuera UN GUION de una pelicula que se repite....cont
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