Venezuela pretende desde este lunes el inicio de una nueva etapa política luego de que el presidente Nicolás Maduro, reelecto para un tercer mandato, invitara a la oposición a integrarse a un proceso de unidad nacional, en paz, el que resultará crucial para el crecimiento y desarrollo del país bolivariano.
En unos reñidos comicios, el mandatario que gobernará hasta 2031, cuando se cumplirán 35 años del inicio del proceso bolivariano iniciado por el fallecido líder Hugo Chávez, tuvo como principal contrincante al candidato de la ultraderechista Plataforma Unitaria Democrática (PUD) Edmundo González Urrutia, quien obtuvo el 44 % de los sufragios.
González Urrutia, diplomático de carrera y utilizado para representar en los comicios a la exdiputada y contrarrevolucionaria María Corina Machado –inhabilitada para ocupar cargos públicos- se colocó en el segundo puesto de una fila de 10 candidatos, según informó el Consejo Nacional Electoral al informar la victoria presidencial con el 80% de los votos escrutados, con resultados irreversibles, aunque las cifras puedan variar al finalizar el conteo.
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Los comicios, que contaron con la presencia de centenares de observadores internacionales, transcurrieron en absoluta tranquilidad, sin que se hayan reportado incidentes de importancia en los 23 estados nacionales.
Mientras varios de los nueve aspirantes que disputaron la primera magistratura con Maduro, postulado por el Gran Polo Patriótico Simón Bolívar, acataron de inmediato el informe del ente comicial, la PUD no se había pronunciado al respecto.
A pesar de que algunos observadores plantean sus temores de una respuesta violenta por parte de Gómez y su jefa Machado, este lunes amaneció tranquilo el país que expresó su voluntad en las urnas y decidió continuar el proceso socialista, a pesar de las presiones de Estados Unidos (EE.UU.) y sus regímenes aliados para tratar de destruir la Revolución Bolivariana.
En su primer discurso tras la victoria, en el Palacio de Miraflores, donde se reunieron miles de sus simpatizantes, Maduro invitó a todos los partidos opositores y otros sectores políticos y sociales a reunirse para trazar nuevas pautas políticas y de desarrollo en un diálogo nacional que aleje el siempre latente peligro de la violencia contra el pueblo.
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El convite, si es aceptado, cumplirá el compromiso moral de esas organizaciones que firmaron, a solicitud del CNE y de manera voluntaria, el compromiso de acatar el sufragio. Solo uno de los nueve postulados no aceptó y ese fue González Urrutia.
Desde 2002, los sectores opositores de distintas tendencias han ensayado varias modalidades para derrocar al chavismo –desde golpe de Estado hasta magnicidio presidencial y asfixia económica- para desestabilizar la nación y acabar con la Revolución Bolivariana, que constituye un factor fundamental en la geopolítica latinoamericana.
Sin embargo, ahora –y luego que Machado ganase las primarias en unos comicios internos de la Plataforma no autorizados por el CNE- al parecer aceptaron, seguros de que ganarían a través de González Urrutia, integrarse a la comunidad electoral. Nada garantiza, no obstante, que esa organización e incluso algunos ahora conformes, respeten la voluntad popular y acaten los cómputos oficiales.
Pero también les serán más difíciles los pretextos del golpismo para desconocer la institucionalidad vigente y exhortar, como lo han hecho otras veces, a la intervención extranjera en los asuntos internos del país, incluso militar, como en varias oportunidades hizo la exdiputada.
El triunfo del Gran Polo Patriótico, cuyo principal fuerza es el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), si se logran unificar las distintas fuerzas nacionales, será doble, pues la nación suramericana, a pesar de las casi 1000 sanciones impuestas por EE.UU. y algunos países europeos, logró en 2003 un crecimiento económico del 4 % y entidades como la Comunidad Económica para América Latina (Cepal) prevén un 7 % para este año.
En su intervención ante sus seguidores, el reelecto mandatario anunció anoche siete puntos de un plan de crecimiento y de políticas públicas que incidirán en la vida social venezolana. Solicitó que cada una de las comunidades plantee sus necesidades para remediarlas de inmediato. ¨Yo no prometí nada, dijo, yo me comprometí y cumpliré¨ en recordación a sus intercambios con la población en los recorridos por los Estados..
Mientras hasta ahora hay tranquilidad en el país, algunos reconocidos enemigos de la Revolución Bolivariana, aunque han enjuiciado de manera positiva la participación popular y el ambiente pacífico del proceso electoral, comienzan a hacer exigencias a las autoridades venezolanas.
Entre ellos, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, quien este lunes pidió al CNE la publicación de la tabulación detallada de los votos emitidos la víspera para garantizar, refirió, la transparencia y la rendición de cuentas.
En un comunicado, Blinken tuvo que admitir que “Estados Unidos aplaude al pueblo venezolano por su participación en las elecciones presidenciales del 28 de julio a pesar de los importantes desafíos y las profundas preocupaciones sobre el proceso”, que su gobierno trató de boicotear en varias oportunidades..
Blinken, con la retórica imperial que siempre han tratado de imponer en América Latina, advirtió que “Ahora que la votación ha concluido, es de vital importancia que cada voto se cuente de manera justa y transparente”, ignorando que el proceso de votación y conteo de Venezuela es el más confiable del mundo, según los miles de observadores internacionales participantes en los más de 30 contiendas de distintos tipos efectuados en la nación suramericana desde 1998 cuando triunfó Chávez.
Las próximas horas y días por venir serán de suma tensión en la nación bolivariana, pues aun se espera la reacción de la Plataforma Unitaria, la cual puede agazaparse y aceptar lo inevitable o llamará a la insubordinación de sus seguidores.
Machado, dirigida desde la Casa Blanca, y los sectores que la siguen alrededor de la Plataforma, si son inteligentes aceptarán su derrota y buscarán un acomodo con el Ejecutivo para trabajar –dadas sus supuestas preocupaciones por el pueblo- en la solución de sus fracturas internas y los problemas económicos del país.
Para resolver la crisis que hasta ahora ha primado entre las partes, los opositores debían alinearse con los intereses nacionales para exigir a EE.UU. el levantamiento inmediato y sin condicionales del bloqueo comercial y financiero impuesto por la negativa de Caracas a acatar sus órdenes.
Esa es, en opinión de analistas, la principal causa de las carencias que sufre la población y que podría mantenerse mientras las administraciones estadounidenses impidan a Venezuela la obtención de divisas y la adquisición de bienes imprescindibles para la vida.
Si la PUD cede en sus propósitos homicidas, la reconciliación nacional pedida por Maduro será una realidad y un habría un positivo cambio en la solución de los problemas que ahora enfrentan los venezolanos.
La oposición debía entender, a pesar de sus fracasos durante décadas, que el gobierno de Maduro cuenta con estructuras cívico-militares, ahora aún más fortalecidas, para enfrentar cualquier situación anormal fomentada por la contrarrevolución, y en medio de las dificultades económicas seguir protegiendo a la población que se manifestó en las urnas.
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