Venezuela votó corazón: ¡Chávez Presidente! (+Fotos) (Infografía)

Sobrevino la oración que cortó el silencio: “Candidato Hugo Chávez, 54.42 por ciento de los votos totalizados”. Quedamos inmóviles por algunas fracciones de segundo, entonces reparé en la cifra, 7 millones 444 mil 82 votos. La frase brotó en un grito bien criollo: “¡Ganamos, carajo!” 

La voz de la presidenta del Consejo Nacional Electoral me fue imperceptible desde ese momento. “Ganamos, ganamos, ganamos. ¡Viva Chávez!” La alegría no cupo en la casa y nos fuimos a la calle. Un abrazo, otro abrazo, el estrechón de manos… Jamás pensé que pudiera abrazar y felicitar, con el cariño con que se entrega uno a la familia, a gente que veía por primera vez en mi vida, pero que también habían salido a compartir la buena nueva. 

Reparé en este último detalle cuando me gritaron, “mi pana, ganó Chávez, triunfó el pueblo” y como un rayo salieron del carro los acordes de la canción tema de la campaña chavista… “vive tu vida dale alegría escucha bien lo que te estoy diciendo, no mas barreras, al sentimiento, Chávez corazón del pueblo… De corazón, de corazón, de corazón, de corazón, con Chávez de corazón...” Terminamos haciendo el coro. 

Y es que Chávez fue denominador común para el abrazo y la algarabía. El Presidente de la República Bolivariana de Venezuela se ha convertido en parte de la vida de cada lugareño; en alegría para quien lo aprecia, en aderezo, sencillamente, para quienes no comparten su visión profundamente humanista y social. 

Es imposible que Chávez no salga en una conversación, una reunión familiar, en los planes y proyectos, porque es pueblo, salió de la Sabaneta de Barinas pobre, de la casita de piso de tierra y se convirtió con los años en el líder de esta nación; pero más allá, en parte del corazón venezolano, porque se le quiere de corazón. 

Apenas se supo la noticia de la victoria, el valle caraqueño pasó de ser 7 de octubre a 31 de diciembre. Fue como despedir el año. Cientos de cohetazos, fuegos artificiales y pirotecnias se vieron en el cielo. En minutos las calles del centro de la capital comenzaron a llenarse. Entonces vinieron los gritos, el claxon de un carro, de otro, un bus… se sintió de nuevo la diana militar y la bullaranga reinó para festejar. 

No hizo falta convocatoria, la Avenida Urdaneta se llenó de un gentío “rojo rojito”, rojos el corazón, rojo el pullover, rojos de llevar sol en las colas para votar, pero felices de la victoria... ¿A dónde van? Para qué pregunto. Nadie comparte el lugar de destino pero van al mismo sitio, caminan en una sola dirección ondeando banderas, silban; llevan los mismos carteles de la campaña con la imagen del ahora electo Presidente y se enorgullecen de él. 

Solo a los ojos de quien vive por primera vez una elección presidencial en Venezuela, puede escaparse el detalle de a dónde se enrumban pasadas las 11 de la noche. “Marchan al Balcón del Pueblo en el Palacio de Miraflores”. Pero, ¿Chávez va a hablar? “No, Chávez no habla, dialoga, –sonríe– va a salir al Balcón a celebrar con nosotros, con el pueblo del que es corazón”. 

Este hombre es un sentimiento, un pensamiento, una obra; pero más que nada, la pasión por un proyecto de país. Salió al Balcón y se hizo la locura. Cantó, tiro besos, se le vio emocionado, tendió la mano, reconoció al pueblo y al árbitro electoral y apuntó al derrotero de los próximos seis años: la consolidación de la patria bolivariana donde todos tengan la mayor suma de felicidad posible. 

Lo veo en su conversa con la multitud: “Epa, negra, que bueno que viniste” y pienso en el pueblo humilde y la abuela que le dio las primeras enseñanzas de la vida. De allí viene, es un líder; surgió confrontando a una sociedad corrompida en sus raíces, a unos dirigentes mediocres, meretrices de los gringos, o agotada en corcovas mentales alejadas de la práctica política. Más de 7 millones vuelven a votar “corazón” porque sienten que este hombre no los ha defraudado. 

Chávez llegó más lejos que nadie a la causa revolucionaria, La resume, la impulsa, porque consiguió conectarse con los que hoy lo respaldan y dedicar su vida a brindarles lo que hasta su llegada les fue negado por los partidos adecos y copeyanos que gobernaron durante cinco décadas. Más allá del estadista está el hombre sencillo que se detiene donde le gritan y recibe cariño y se tira una foto y abraza a un pequeño que le grita: “¡Chávez, te amo!”. 

Termina de hablar y quedo pensando. Lo sabían y callaron, el pueblo venezolano sabe lo que significaría un regreso al pasado, por eso salieron a votar “corazón”. Amanece casi y siento que puedo seguir escribiendo de los sentimientos a flor de piel, pero la noche se empató con el día y otra vez fue de noche y vinieron los resultados, la algarabía, los festejos y me voy a la cama con la certeza de que todo ese amor de pueblo solo tiene una lectura: ¡Tendremos Chávez pa’ rato! 

 Hugo Chávez, en el balcón del pueblo, festeja el triundo.

El pueblo celebra la victoria.

El pueblo celebra la victoria.

El pueblo celebra la victoria.

El pueblo celebra la victoria.

El pueblo celebra la victoria.

El pueblo celebra la victoria.

El pueblo celebra la victoria.