Un experimentado politólogo recordaba que Estados Unidos no ha ganado una sola guerra en 60 años, aunque haya dañado muchísimo a un importante número de países, generando parejo a ello, desconfianzas y odios hacia los dirigentes norteamericanos y su mal envuelta democracia.
Solo considerando a Asia, hace tanto en la mirilla de las ambiciones republicanas o demócratas, un incompleto sumario recuerda agresiones de envergadura: Corea del Norte, contra quien desataron una ofensiva en los años 50, a partir de los consabidos subterfugios. Allí, experimentaron por primera vez el Napalm y recurrieron a una “diplomacia” de muy dudosa moralidad, luego reiterada en diferentes etapas.
Vietnam, donde el uso de la temible sustancia inflamable tuvo prolija sordidez, aún padece, además, los negativos efectos de los defoliantes y químicos de gran toxicidad que lesionaron el ecosistema de un país que nada hizo para merecer el genocidio de que fue víctima (2 millones de muertos) entre mediados de los 60 y hasta 1973.
Con la centroasiática Afganistán, la excusa fue capturar a Osama Bin Laden, culpándole de los atentados a las Torres Gemelas y el Pentágono, extremo pendiente de ser probado, habida cuenta de la cantidad de expertos convencidos de que fue una demolición controlada. Un Maine o un Incidente de Tonkin, con la terrible “originalidad” de autoprovocarse daño en lugar de engendrarlo a otros.
Al saudita jefe de Al Qaeda le encargaron varias misiones. Entre ellas, dar impulso y apoyo con sus muyahidines a los musulmanes bosnios en aquella otra contienda que por entonces les arrebatara a los serbios el control que habían logrado tener sobre el 70% del enclave. Gracias a los bombardeos de la OTAN cambió el curso de acontecimientos ajenos. Repitiendo hazañas anteriores, usaron armas con uranio empobrecido, afectando a soldados propios y a sus aliados.
Esos actos, amparados en hipotéticas buenas intenciones, (como hacen en Ucrania en esta etapa) hace rato probaron no solucionar nada. Eso sí, dejan ruina, bajas, mutilados, rencor y diferencias profundizadas que para estas fechas se unen a los problemas de un no menos letal modelo económico y la tóxica administración que le caracteriza.
Bin Laden y los talibanes (estos últimos inicialmente llamados “estudiantes del Corán”) fueron fuerzas fabricadas por Washington, frankesteins que concluyeron volviéndose contra sus creadores. Hace poco, Washington mostraba su desacuerdo con el presidente afgano Hamid Karzai porque este emprendió tratos con esos rivales, como si antes, los altos mandos U.S.A. no hubieran, también, establecido contacto con sus antiguos protegidos.
Se trata de movimientos vinculados a la retirada de tropas que Barack Obama prometió. Compromiso dilatado, pues cuando asume el mando del país, lejos de replegar los efectivos como dijo que haría, no solo continuó una guerra iniciada por George W. Bush, también aumentó el número de soldados.
Estados Unidos gastó más de 500 000 millones de dólares en esa larga campaña militar, aún inconclusa.
Según parece, el jefe de Estado quiere cerrar el fallido episodio bélico dejando cierta impronta positiva. Se deduce de la disposición de la poco recomendable Agencia de Ayuda al Desarrollo (USAID) desde donde días atrás anunciaron que iban a dar asistencia financiera para Afganistán.
Dicen que van a dedicar 300 millones en procura de impulso a la economía local, devastada por 12 años de guerra. Unos 120 millones del total para desarrollar la agricultura, hoy dedicada casi en exclusivo al cultivo de amapola para hacer opio, en una venenosa cadena de ganancias propulsadas hacia el exterior que difícilmente se liquide a corto plazo.
Pero estos anuncios generan desconfianza. Si las elevadísimas sumas empleadas en Irak solo beneficiaron a bolsillos indebidos, pero no al país o a su gente, ¿será diferente con Afganistán? Según la Oficina General de Auditoría de los propios Estados Unidos, al menos en teoría ya usaron 20 000 millones de dólares para obras en el país centroasiático, pero no es posible encontrar en ese territorio algo que justifique el uso de tal cantidad.
El destino y el empeño reales de las nuevas sumas prometidas por la USAID, pasan a ese terreno de incertidumbres donde están muchas cosas, entre ellas, si realmente mataron a Osama Bin Laden y por qué lo hicieron sin desarticular antes o después a la red Al Qaeda, ahora con mayor fuerza y actividad que cuando se supuso dirigida por su creador (ejemplo: en Siria).
Se teme —y hay motivos para ello— que los fondos que le asignaron a la USAID para ayudar en la reparación de lo destruido, se desvíe hacia focos subversivos que dejarían en actividad —junto con sus correspondientes bases militares— para influir sobre un país que empobrecieron más de lo que estaba y donde tampoco esta vez lograron una victoria ni un diminuto mérito digno de ser inscrito en algún registro.
De Afganistán, como antes en Corea del Norte o Vietnam, Irak incluso, salen forzados por las circunstancias, sin gloria ni satisfacción. Mucho menos mereciendo algún tímido aplauso.
Carolina Andrea Torrealba desde FB
18/2/14 12:02
Viva Cuba! Viva Fidel! Viva por siempre Ernesto Che Guevara!
Sol E Edd desde FB
18/2/14 12:01
santo idos me supongo q asi tienen a libia irak afganisthan etc de verdad como dijo enrique galeano pobre mexico tan lejos de dios y tan cerca de estados unidos...........
Arístides
18/2/14 11:29
Doña Elsa, es algo cierto lo que dice el politólogo que usted menciona: “Estados Unidos hace 60 años que no gana una guerra”. Pero con sus cuentos y su disimulo, se ha dedicado todo ese tiempo, como ya lo venía haciendo desde finales del siglo XIX, a expandir su dominio militar/económico, sin importar a quienes daña. Siempre ha justificado todos esos atropellos con el cuento, que muchos no creemos, de defender al país y al que ellos llaman “el mundo libre”. Y no ha sido solo por 60 años que EEUU no gana una guerra. Si nos remitimos a la historia de todos los anteriores conflictos que ha provocado o ha participado, pudiera aumentar esa cifra significativamente. Un ejemplo que todos conocemos y nuestros historiadores nos han aclarado debidamente, es que cuando se entrometieron en la guerra que los cubanos libraban contra el dominio español por 30 años, en 1898, y se apoderaron de nuestro archipiélago, ya el poderío militar español tenía poco que hacer en la que se enorgullecían en llamar “La siempre Fiel Isla de Cuba”. La derrota de las fuerzas españolas por parte de las cubanas en ese momento, era más que inminente, y si no hubiera sido por esta situación y el apoyo de las fuerzas mambisas, tal vez no hubieran podido ni desembarcar a sus “rough riders”, aunque ellos, en ese caso, se “apuntan” la victoria. Si alguien se atreve a insinuar entre estadounidenses, la afirmación que hace el politólogo de marras, de ninguna manera lo creería. E imagínese lo que pensarían de esa persona (Hasta lo pudieran “echar pa’lante” con el “efebeí” haciéndole “un número ocho”). Por acá, gracias a los medios y la tergiversación de los hechos, la mayoría está “segura” de todo lo contrario. Y cuando mencionamos al “saudita malo” ese que dicen eliminaron y tiraron su cadáver al mar en un lugar que no quieren revelar, ni mostrar fotos del hecho siquiera, no se puede olvidar que en una ocasión, por la década de los 80 del siglo pasado, fue “huésped de honor” en la sede del ejecutivo, en la capital federal, y el entonces jefe de estado, lo comparó con los que aquí llaman “Los padres fundadores”. Pero de eso, aquí ni se habla, y la mayoría ni tiene un ligero conocimiento de tal falta de respeto.
Eliades Rodriguez desde FB
18/2/14 10:56
NI LA GANARÁN QUIEN SIEMPBRA ODIO SOLO RESIVE ODIO.....QUIEN LUCHA POR CAUSAS INJUSTAS NUNCA LA GANARA....12 HOMBRES LE GANARÓN EN CUBA....50 AÑOS DE GUERRA FRIA Y CUBA SUPO SALIR ADELANTE Y CONSERVAR SU PROPIA IDENTIDAD LE VOVIERÓN A GANAR ......ELLOS SON UNOS PERDEROS SOLO SABEN ROBAR LAS RIQUEZAS DE OTROS.......
Roberto Fuentes Inclan desde FB
18/2/14 10:51
COMETE ATROCIDADES INEXPRESABLE.ESO ES ESTADOS UNIDOS.NO SE PREOCUPAN DE LOS SERES HUMANOS.NELSON MANDELA.
Bernardino Pompili desde FB
18/2/14 10:47
A los EE.UU no interesa ganar guerras, sino hacerlas para dañar y dividir.
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