Por estos días una intensa alarma recorre el mundo ante la explosiva e inestable situación militar creada entre las dos Coreas.
Como es sabido, la combinación de ejercicios bélicos norteamericano-sudcoreanos sobre la frontera con el Norte, la realización de una nueva prueba nuclear por Pyongyang, y las maniobras occidentales para lograr una condena internacional a Corea Democrática por semejante ensayo militar, se añadieron a un añejo y sistemáticamente reactivado paisaje hostil que desde el mismo fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, alentó Washington en Asia oriental contra la entonces Unión Soviética y la todavía naciente República Popular China.
Su permanente afán de acosar al “enemigo comunista” mediante la titulada “Guerra Fría” no reparó en cercenar naciones asiáticas como Viet Nam y Corea, de manera de crear en ambos casos pilares para el cerco al extremo oriental de la URSS y China, junto a las bases militares de Alaska, Hawai, Japón y el Pacífico Sur, entre otras.
No puede olvidarse además en este entramado la guerra contra Corea del Norte desatada en 1950 por Washington y el régimen sudcoreano, con el propósito de eliminar al gobierno socialista local y colocar la barrera anticomunista sobre la propia divisoria china.
Era la concreción de la doctrina del presidente Harry S. Truman (ejecutor de los bombardeos atómicos contra Hiroshima y Nagasaki), destinada a “oponerse a la expansión marxista leninista donde quiera que esta se manifestase.”
Una costosa y sangrienta aventura que terminaría sin éxito para los Estados Unidos en 1953 con la firma de un armisticio vigente hasta nuestros días, y en la cual, ante la respuesta bélica de Corea Democrática y los voluntarios chinos, presentes estos últimos en los combates desde octubre de 1950, el jefe de los tropas norteamericanas, general Douglas MacArthur llegó incluso a planear el uso de armas nucleares contra sus oponentes.
Pero el término de la guerra no puso fin a las tensiones, por el contrario. A lo largo de mucho más de medio siglo decenas de miles de soldados estadounidenses han estado acantonados permanentemente en Corea del Sur, donde se cuentan por cientos las instalaciones militares Made in USA, incluidos depósitos de armas atómicas y de sus portadores misilísticos.
Por demás, los Estados Unidos y Corea del Sur programan año tras año peligrosos y provocadores ejercicios militares cerca de la frontera común, a la altura del paralelo 38, lo que concita para la República Democrática de Corea la urgencia de una creciente preparación defensiva.
Y es que la Península Coreana sigue representando hasta hoy, en que incluso ya no existe la “amenaza soviética”, un codiciado trampolín para las fuerzas agresivas estadounidenses que pretenden el hegemonismo global absoluto.
De más estaría apuntar que el actual despliegue bélico norteamericano en el área, a tenor con el estallido de la nueva crisis, sobrepasa con creces el pretendido proyecto de “neutralizar” a las autoridades de Pyongyang, y que los artilugios del complejo antimisiles norteamericano desplegados en estos días en Alaska, Japón, Corea del Sur y naves de guerra cercanas a los mares norcoreanos, junto a los vuelos de la superfortalezas aéreas B-52 y los aviones presuntamente ilocalizables B-2 , apuntan también contra Rusia y China, concebidas en el imaginario imperial como los dos grandes rivales a batir en el futuro inmediato.
No puede olvidarse que Rusia, luego del caos postsoviético, intenta recuperar su papel de potencia mundial nuclear adscrita a la edificación de un mundo multipolar, al tiempo que China, con similares aspiraciones internacionales que Moscú, es hoy la segunda economía del planeta y para 2016 podría desplazar a los Estados Unidos de su actual y cada vez más resquebrajado trono mundial.
De manera que las actuales circunstancias emergidas en la Península Coreana tienen fuertes y violentos antecedentes, donde la permanente intromisión de Washington y sus afanes de conquista mundial resultan factores originarios de orden sustancial.
Y, desde luego, lo deseable en la actual coyuntura sería, a tono con el reclamo de casi todos los países del orbe, la mutua moderación en la retórica y la práctica antagónicas, y la búsqueda de soluciones sensatas, equilibradas y justas, porque a estas alturas, en la balanza del conflicto están pesando con fuerza las armas de destrucción masiva, cuyo uso tendría consecuencias imprevisibles para toda la humanidad.
TiKo
6/4/13 18:52
Bueno ahora que leo esto me surge una duda con el último párrafo y cito " la mutua moderación en la retórica y la práctica antagónicas, y la búsqueda de soluciones sensatas, equilibradas y justas".... El artículo solo se basa en los que EEUU y Sud corea han echo hasta ahora, pero y lo que ha echo y no ha echo corea del norte donde se queda??? puedieran abundar un poco en esto ya que de corea del norte se sabe muy poco sobre su política histórica.
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