El presidente derechista Sebastián Piñera ni escucha ni interpreta el sentimiento del pueblo chileno. Construyó junto a partidos políticos –menos el Comunista- un camino pedregoso hacia una nueva Constitucional Nacional en aras de ganar tiempo y que la rebeldía popular se calme mientras él sigue con su hoja de ruta neoliberal.
Si el mandatario pensó que con el llamado Acuerdo de paz adoptado el pasado jueves luego de 13 horas de discusión con organizaciones tradicionales daría resultado, se equivocó de lleno, pues al siguiente día la Plaza de la Dignidad en Santiago, la capital, vivió otra jornada de movilizaciones populares y también represión de la Gendarmería, que no cesó en disparar balines y perdigones –en especial a los ojos de las personas- gas picante y fuertes chorros de agua.
La población chilena, que salió a la calle de manera pacífica el pasado 18 de octubre y no la abandona, sigue protestando contra el neoliberalismo que inició el dictador Augusto Pinochet cuando destruyó el programa socialista del legítimo presidente Salvador Allende en 1973 mediante un golpe de estado militar. Aun se mantienen vigentes leyes y la Constitución Nacional de 1980 que recoge el pensamiento del régimen militar.
Desde el primer día de la sublevación la petición de los chilenos fue clara: no quieren mas neoliberalismo con su zaga de pobreza, desigualdad social y discriminación. Petición directa al gobierno de derecha: implantación de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) que redacte una nueva Carta Magna enfocada a dar respuesta a los intereses de la mayoría y no a la oligarquía y a los capitales locales y foráneos.
Piñera ha tratado inútilmente de entretener con promesas a la población chilena, donde se entrecruzan generaciones: las que vivieron la dictadura, los que han vivido bajo gobiernos en democracia pero apegados al pensamiento pinochetista, y una juventud que no teme ni a las tanquetas ni a los milicos que ahora recuerdan una etapa que debía estar superada. Pero no.
En una reacción inesperada, pues los marchantes no poseen armas sino ideas, el multimillonario mandatario dictó un Estado de Emergencia y después Estado de sitio, que tampoco contuvieron a las masas. La advertencia fue clara: ningún soldado será juzgado por dispararle, golpear, torturar y violar sexualmente a los detenidos, que se calculan en casi 5 000 en un mes en concordancia con su denigrante frase de ¨estamos en guerra¨ con el pueblo. Insólita declaración.
En los últimos 28 días murieron 24 personas y más de 2000 heridos y 5000 detenidos. El mandatario tomó medidas de distinto tipo, pero insuficientes. Tras su declaración belicista, congeló las tarifas, aumentó pensiones, anuló el incremento tarifario del metro, y cambio a la totalidad de su gabinete.Pero nada detuvo las manifestaciones.
— ¿Qué se esconde tras el acuerdo con los políticos?.
— Ningún partido político chileno organizó ni apoyó la rebelión popular, salvo el Comunista que criticó y pidió el cese de los ataques militares contra una masa de todas las edades y sexos- que pidió desde un primer momento el cambio constitucional que contemplaría la reestructuración de las bases económicas y socio-política de la nación andina.
Sin embargo, agotadas sus posibilidades, Piñera decidió reunirse con los políticos tradicionales representados en el Congreso Nacional y el empresariado para fraguar un plan de larga duración que contempla un referendo que definirá si la ciudadanía, mediante votación, si quiere una ANC o una Convención Constituyente.
En la primera opción el ciento por ciento de los constituyentes serían delegados ciudadanos, y en la segunda, un 50% de parlamentarios de todos los partidos político y el resto representado por la población.
Pero la trampa de Piñera, en primer término es el plebiscito en sí, pues lo que el pueblo reclama es la acelerada instalación de una ANC y no una consulta que se celebrará, en principio. el 20 de abril del próximo año y cuyo voto no es obligatorio.
Realizado el referendo y gane quien gane, los constituyentes serán escogidos en una elección programada de medio término en octubre del 2020. Luego los electos dispondrán de entre nueve y 11 meses para escribir la nueva Carta Magna, la cual será puesta a disposición del pueblo en un llamado plebiscito de salida, cuya participación sí es obligatoria.
La nueva ley de leyes estaría terminada en 2021 cuando la actual administración concluye su mandato.
Para un pueblo que quiere rapidez en la solución de sus problemas queda claro que el pacto de paz significa una demora con la que el gobierno busca dispersar el movimiento social mientras fragua nuevos planes con la clase política y empresarial.
El que Piñera aceptara –porque no tiene otra vía de escape a una eventual renuncia- la redacción de una nueva Carta Magna es considerado un paso de avance en la lucha actual del pueblo chileno, pero –por lo que se va vislumbrando- se mantendrá un modelo político con los cimientos del actual.
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Con las experiencias dejadas por el régimen de Pinochet, cuya ideología y métodos permanecen en una buena parte de la clase política y militar en el poder, es probable que el presidente intente la creación de un modelo supuestamente democrático pero con una mirada burguesa y quizás con algún beneficio de barniz que lo haga parecer más humano.
La media chilena, que calla la batalla que se libra en las calles dedican, sin embargo, importantes espacios a las decisiones oficialistas ofreciendo paz social. Diálogo con una mano y con la otra reprimiendo y matando.
El Colegio Médico de Santiago de Chile calificó de deplorable este sábado –poco después de firmarse el preparado plan de paz- el ataque con balines y bombas lacrimógenos a una de sus funcionarias que atendía al joven Abel Acuña, después fallecido, quien sufrió un paro cardio-respiratorio en la movilización del viernes, una de las mas reprimidas en la Plaza de la Dignidad
Un video circulado en redes sociales muestra las agresiones de los Carabineros al lesionado y su paramédica, mientras obstruían el paso de una ambulancia.
Tras conocerse la muerte del manifestante, varios diputados exigieron la renuncia del director general de Carabineros, Mario Rozas.
El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) suma 345 querellas interpuestas contra agentes policiales o militares, de las que cinco son por homicidio calificado y siete por homicidio frustrado; mientras que 245 corresponden a hechos de torturas, en los que en 58 casos se acusó violencia sexual. El INDH también constató en su reporte que 217 personas presentan traumas oculares por disparos de perdigones en el rostro, con los consecuentes daños en los globos oculares.
El diputado Gabriel Boric, de Convergencia Social (CS) uno de los suscriptores del acuerdo, dijo que ¨ayer firmamos por una nueva Constitución y la derecha pidió incluir la paz. Pero la paz no se decreta en un papel, sino que se logra cuando la vida sea digna, y hoy el Estado es responsable de una nueva vida que se pierde. Nuestro compromiso es con el pueblo, no con sus verdugos¨ .Setenta y dos miembros de CS renunciaron a esa organización, encabezados por el alcalde de Valparaiso, Jorge Sharp.
Otras organizaciones, como la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), expresaron que el texto contiene graves falencias, prioriza la representación partidista pero no facilita la genuina presencia ciudadana y llamó a todos sus afiliados a estar alerta ante la consumación de una Carta Magna que no referencia la Agenda Social, obvia al movimiento popular y el atropello a los derechos humanos.
En ese contexto, Chile atraviesa una contracción de su economía, pues solo crecerá un uno por ciento, cuando el oficialismo esperaba dos puntos más.
El gobierno de Piñera solo es aprobado por un 15% de la población integrada por 18 761 406 personas, de ellas 9 506 921 mujeres y 9 244 484 hombres.
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