Aunque el camino del entendimiento es difícil, el gobierno presidido por el izquierdista Gustavo Petro reinició la búsqueda de conciliaciones con la principal guerrilla activa de Colombia, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), en un momento crucial para alcanzar la paz total en ese país.
La administración de Petro retoma en la primera semana de noviembre próximo las negociaciones interrumpidas con este grupo armado que opera en la región norte de Colombia y, aunque no hay una estadística confiable, se estima que posee entre 3 500 y 4 000 efectivos.
Fundado en 1964 por sacerdotes católicos inspirados en la Teología de la Revolución, el ELN, que creció en fuerza y combatientes en los últimos cuatro años del régimen derechista de Iván Duque, tuvo en sus inicios integrantes con formación universitaria, al contrario de otras agrupaciones en las que prima el origen campesino de sus soldados.
Desde que asumió el gobierno el 7 de agosto último, el nuevo gobierno izquierdista que busca la necesaria paz para Colombia, inició contactos con la agrupación guerrillera, en lo que se plantea como una continuidad de las conversaciones sostenidas en Quito, Ecuador, en 2018, pero interrumpidas por Duque, considerado un enemigo del Acuerdo de Paz adoptado en 2016 por el presidente Juan Manuel Santos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), convertido en el partido político Comunes.
El primer comandante del ELN, Antonio García, puntualizó que esa formación posee "motivaciones políticas, éticas, estructura de mando y responde por sus actos".
Interrogado por la prensa en Caracas, primera escala de los equipos de conversaciones, afirmó que ¨Los otros grupos tienen otra historia, algunos negociaron y otros se retiraron. Otros no forman parte de organizaciones con base política, son grupos criminales y redes de narcotráfico".
En estos momentos, tanto García como el Comisionado de Paz del gobierno colombiano, Danilo Rueda, mantienen reuniones con las partes involucradas en el futuro diálogo de paz, pero lo que prima, advierten analistas políticos, es la voluntad de tratar temas comunes que tengan solución durante los diálogos.
A las negociaciones están invitados como países garantes –al igual que ocurrió en el proceso con las FARC-EP- Cuba, Venezuela y Noruega, aunque todavía se desconoce la sede de los encuentros.
La primera reunión de inicio del proceso fue celebrada en Caracas, la capital venezolana, en un simbólico gesto de Petro de limar las asperezas causadas por Duque, que intentó con métodos subversivos, contratación de mercenarios y ocupación de la zona fronteriza, obstaculizar el desempeño del gobierno del presidente también izquierdista Nicolás Maduro, y la Revolución Bolivariana.
El saliente mandatario, unido en ideología y amistad con el senador y dos veces dignatario colombiano Álvaro Uribe, reconoció como presidente interino del vecino país al exdiputado Juan Guaidó, y permitió el uso del territorio nacional para el traslado de armas y asesinos a sueldo que incluso intentaron un magnicidio contra Maduro.
En este contexto, y reanudadas las relaciones diplomáticas bilaterales, una de las primeras ordenanzas del Ejecutivo de Colombia fue reiniciar los contactos con el ELN, que aceptó de inmediato la celebración de las interrumpidas conversaciones.
Otro punto fundamental para las negociaciones es la cosmovisión compartida por la dirección guerrillera con las ideas de Petro. Tanto el Ejecutivo, como el ELN, destacaron en Venezuela la importancia de la "participación popular" en los eventuales acuerdos.
Estimaciones de organismos internacionales calculan que la guerrilla del ELN cuenta ahora con cerca de 4 000 efectivos (Foto: Luis Robayo/ AFP),
Uno de los elementos destacados por las partes, es que alcanzar la paz es un propósito, pero no se trata de un problema exclusivamente de las armas, pues, para que esta sea duradera y confiable hay que atacar las causas que originaron el conflicto armado, es decir, la desigualdad económica, la falta de democracia y la inequidad social, entre otros acápites.
Uno de los problemas generados por la irresponsabilidad de una parte, y el desinterés por otro por parte del régimen derechista, fue el asesinato de exguerrilleros desmovilizados que acataron el acuerdo e intentaron desempeñarse como civiles. Les mintieron y mataron.
Desde la firma del acuerdo, 342 excombatientes fueron ultimados por sicarios. De ellos 11 eran mujeres, 48 afrocolombianos y 28 indígenas, y durante los últimos tres meses, murieron 15, todos hombres, y 11 solo en julio, lo que lo convierte en el mes más letal desde 2019.
¿QUÉ OCURRE CON LA DISIDENCIA DE LAS FARC-EP?
Aunque los combatientes de las FARC-EP aceptaron la entrega de las armas, la desmovilización y la cooperación para tener empleo y viviendas, el gobierno de Santos ni siquiera tenía listos los campamentos de tránsito para mujeres y hombres esperanzados en comenzar otra etapa en sus vidas.
Fueron 13 000 los guerrilleros desarmados que se sintieron traicionados no por el saliente presidente sino por Duque, que solo respetó la presencia admitida antes de un pequeño número de legisladores del partido Comunes en el Congreso Nacional, pero sin fuerza para establecerse como un eslabón político importante.
El 29 de agosto de 2019, Colombia se asomó a uno de sus peores temores. El jefe guerrillero Iván Márquez, exjefe negociador de las FARC-EP en La Habana, anunció en un video que retomaba las armas junto a otros excomandantes, como Jesús Santrich. La que se llamó la Segunda Marquetalia se convertía en una disidencia de esa guerrilla, aunque la más mediática por la presencia de antiguos negociadores.
Poco se conoce de las articulaciones de este grupo que no es la única escisión de la antigua FARC-EP-. Se conoció en un comunicado la muerte de Santrich del otro lado de la frontera con Venezuela, cerrada desde hacía tres años por decisión de Maduro, ante las acciones delictivas de paramilitares colombianos.
Ahora, un informe de la Fundación Ideas para la Paz refiere que ¨La Segunda Marquetalia está aún lejos de tener las dimensiones y capacidades de las extintas FARC-EP. Esta guerrilla, según informes documentados se asemeja más a una combinación ecléctica de facciones armadas que aspiran a tener mayores niveles de autonomía, y buscan respaldo económico o sustento ideológico”.
En un documento titulado ¨Segunda Marquetalia: disidentes, rearmados y un futuro incierto¨ presentado este mes, los investigadores Juan Carlos Garzón, Andrés Cajiao y Paula Andrea Tobo, destacan que las posiciones frente a este grupo oscilan entre “subestimación” y ¨admiración, pues está todavía en fase de formación.
Este jueves, Danilo Rueda, una de las figuras descollantes en el nuevo proceso negociador, refirió que se entrevistó con Márquez en un lugar que no precisó, pero que se encontraba bien y lúcido, con lo que acallan las voces que lo habían dado por muerto tras un combate. Hasta ahora, solo hemos explorado la posibilidad de una negociación, pero todavía, dijo, nada es firme.
Para alcanzar la paz total, Petro tiene que enfrentarse también a un enemigo poderoso y organizado, con patrocinadores millonarios. Se trata de bandas armadas activas en zonas con escasa presencia del Estado, acosando a las comunidades y liderazgos sociales.
Al respecto, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios informó que durante 2021 más de 8 000 mil personas fueron confinadas y más de 13 000 se vieron obligadas a abandonar sus territorios.
Aun cuando para desprestigiarlas el gobierno de Duque vinculó a las guerrillas con el narcotráfico –una de las tantas informaciones que llenan las redes sociales- lo real es que existen grupos neoparamilitares fortalecidos, el principal de ellos el llamado Clan del Golfo, que nació en el golfo de Urabá, cerca de la frontera con Panamá, pero se expandió a otras regiones del país. Además del narcotráfico, sus cerca de 4 000 miembros viven del microtráfico, la trata de personas y el cobro de extorsiones.
En los años 80 y 90, el poderío de las guerrillas generó un actor incluso más violento: los paramilitares, organizados para acabar con la insurgencia, defender la propiedad privada y evitar la llegada del comunismo al poder.
Las Autodefensas Unidas de Colombia se desmovilizaron mediante un acuerdo de paz firmado con el entonces presidente Uribe, en 2003, aunque él fue quien las creó cuando era gobernador de Antioquía.
El Clan del Golfo se enfoca en el control territorial y opera bajo las prácticas de los paramilitares, con matanzas, amenazas, toques de queda y control social. Han ido colonizando terrenos después del proceso de paz, no solo alrededor del golfo de Urabá, sino también en la frontera con Venezuela.
También conocida como Autodefensas Gaitanistas de Colombia y Los Urabeños, no es la única banda mafiosa en la bella nación cafetalera. También están Los Rastrojos, fuertes en la frontera con Venezuela, y la Oficina de Envigado, grupo de sicarios que trabajaban para el famoso narcotraficante ya fallecido Pablo Escobar.
El mundo del crimen organizado complejiza el alcance de la paz en Colombia. Cifras de la ONU calculan que Colombia es hoy, como lo fue en la década del 80 y el 90 del pasado siglo, el país que mas cocaína produce en el mundo y es también su principal distribuidor, con preferencia hacia Estados Unidos, el mayor consumidor de estupefacientes a nivel internacional.
PASO A PASO
Pasos cortos, pero seguros, son dados por el gobierno de Petro, un político que participó en la guerrilla M-19, disuelta en 1980.
La capacidad del presidente para entender que ocurre realmente en Colombia es notable, pero está a prueba. Ahora es el ELN el que puede convertirse de enemigo en aliado. Es muy probable que al menos en lo que respecta al ELN se acallen los fusiles y comience una nueva fase, esta vez sin mentiras ni crímenes por parte del Estado.
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