El gobierno de Argentina comenzó el lunes último un proceso de conversaciones con el mediador designado por el juez estadounidense Thomas Griesa, quien dictaminó lanzar a esa nación suramericana a un precipicio económico y político al obligarla a pagar cifras millonarias por intereses a los fondos especulativos, que en el 2001 compraron a precios irrisorios bonos de la deuda nacional.
Respaldada por organizaciones latinoamericanas, como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Grupo de los 77 más China, Argentina iniciará en Nueva York una batalla política y económica contra el poder financiero internacional que trata de imponerle el pago de una deuda contraída en el 2001 —en medio de la crisis económica dejada por el neoliberalismo— cuando ya había alcanzado una reestructuración de los pagos con sus acreedores.
El fallo de Griesa —que especialistas califican de insólito— es una soga al cuello de la economía porteña, pues obliga a Buenos Aires a abonar mil 330 millones de dólares más intereses a los llamados fondos buitre, en efectivo y en un solo plazo. Tal posibilidad pondría en aprietos a la potente economía argentina, al existir la posibilidad real de que caiga en un cese de pagos, como hace 13 años atrás. En aquel año, la compra de los bonos por los buitres ascendió a 50 millones de dólares.
Incluso este magistrado, que evidentemente responde a la estructura del capital financiero internacional, también ordenó el bloqueo de un depósito bancario que hizo el gobierno de Cristina Fernández el jueves pasado para pagar bonos renegociados —indica la prensa internacional— que vencían el pasado 30 de junio con un plazo de gracia de hasta un mes después, girado al 92 por ciento de los acreedores que, de manera voluntaria, adoptaron nuevas formas de pago.
Para liberar estos fondos, Griesa exige que Argentina acuerde primero los términos de pago de los tenedores de bonos que prefirieron litigar. En los fondos buitre se incluyen las firmas NML, Aurelius y un grupo de 13 ahorristas negados en 2005 y 2010 a aceptar nuevas formas para recibir sus multiplicadas ganancias.
Los resultados de este litigio pueden acarrear graves consecuencias, pues, de ser positiva para los fondos especulativos, se sentará un precedente que podría repetirse en cualquier otra nación a nivel mundial que hayan negociado con estos capitales de riesgo, protegidos por decisiones jurídicas tomadas por magistrados de Estados Unidos, el más interesado en la quiebra de determinadas economías para hacerlas retroceder a métodos que impiden la inclusión social y son un primer paso para apoderarse después de sus recursos naturales.
En la OEA, el gobierno de Fernández logró lo que se propuso antes de las conversaciones con Daniel Pollack, el mediador designado por el juez Griesa: una declaración de respaldo de Latinoamérica y el Caribe, presentada por Uruguay y Brasil —solo Estados Unidos y Canadá no la suscribieron— para que logre “un diálogo justo, equitativo y legal” con la totalidad de sus acreedores.
En el texto final de la reunión extraordinaria de los Cancilleres de la OEA se indica el apoyo a la nación suramericana para que “pueda seguir cumpliendo con sus obligaciones, pagando su deuda, honrando sus compromisos como lo viene haciendo”, y destaca que es esencial “garantizar que los acuerdos alcanzados entre deudores y acreedores, en el marco de los procesos de restructuración de las deudas soberanas, sean respetados”.
La OEA reiteró que la intención “es que una solución que se aplique a Argentina pueda trasladarse a otros países en situación de deuda semejante”.
PARADOJA FORZADA
Resulta paradójico que siendo Argentina, la tercera economía suramericana y una de las menos endeudadas, sea llevada ahora al borde de un cese de pagos (default) por la oposición de los fondos especulativos, también conocidos como depredadores financieros.
Tales empresas de capital de riesgo compran bonos baratos cuando las naciones están en crisis. Luego los venden multiplicando su valor. La maniobra financiera se completa cuando el emisor del bono intenta renegociar los pagos, ellas rechazan y acuden a litigios judiciales para sacarles el jugo a los deudores.
La actual decisión judicial dejó en una situación incómoda al gobierno de Fernández ante el resto de sus acreedores, pues el juez bloqueó el depósito de dinero situado en un banco de Nueva York para honrar el monto a vencer el pasado día 30 con aquellos que sí aceptaron diferentes variantes de pago.
Para analistas, el mediador Daniel Pollack, designado por Griesa, es apenas uno de los niveles en que se entabla esta discusión, ya que Estados Unidos tratará de alargar el conflicto que constituye no solo un grave peligro financiero para Argentina, sino para cualquier otro país de América Latina, en especial los que sustentan un pensamiento progresista o de izquierda.
Fuentes consultadas por Cubahora coinciden en que el capitalismo financiero internacional crea mecanismos acorde con la época para eliminar a los sistemas políticos que se le oponen, y algunos incluso observan como el pago de una deuda multimillonaria podría llevar a un Estado a una debacle de grandes proporciones.
Para Eudomar Tovar, director del Banco Central de Venezuela “la decisión de una corte estadounidense a favor de un pequeño grupo de tenedores de bonos de Argentina, que ha puesto en aprietos a esta nación y la tiene al borde el impago, es consecuencia de la actitud independiente y soberana que ha asumido el gobierno de Cristina Fernández frente a los poderes globales que dominan en el sistema financiero internacional”.
En entrevista concedida a la Agencia Venezolana de Noticias, Tovar afirmó que: “Si Argentina no puede pagar su deuda, si no puede realizar sus transacciones internacionales porque está sujeta a acciones judiciales que le permitirían a los fondos buitre embargar sus bienes, eso tendría un impacto importante. Si los tenedores no cobran, no podrán pagar a sus acreedores y se afectarían los flujos financieros en general.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades argentinas para cumplir con sus obligaciones financieras, los fondos buitres no quieren negociar en una actitud que presupone una vinculación política y económica entre los grandes capitales internacionales porque consideran que pueden ganar el diferendo.
Expertos consideran que si Argentina no consigue un arreglo en Nueva York, podría haber consecuencias colaterales para otras naciones, en especial con los restantes miembros del MERCOSUR, que se sentirán el coletazo de la crisis. El gobierno argentino, por su parte, ha dejado claro en boca de su canciller Héctor Timerman que “no nos suicidaremos”.
Los fondos buitres ya han actuado contra otros Estados. En 1979, Zambia pagó 40 millones de dólares por bonos comprados por tres millones de dólares, y Perú, en 1996 debió pagar 58 millones de dólares por una deuda de 10 millones de dólares.
Buitres siguen revoleteo sobre Argentina
La negativa argentina a pagar cifras multimillonarias a los fondos especulativos por dictamen de un juez estadounidense, sienta un precedente en la región suramericana...
2 comentarios
280 votos
Gladys Corral desde FB
10/7/14 12:10
NO A LA ESTORCION
Rolando Rodríguez Reynoso desde FB
10/7/14 12:09
¡Ojalá los países BRICS ayuden a nuestros hermanos argentinos! Saludos desde República Dominicana.
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