Zule Guerra: Feliz de encontrar mi camino

“Contentísima estoy, ya de vuelta a Cuba, porque este premio ha sido una gran sorpresa para mí. En este  Festival Internacional de las Artes Baltic Stage en la ciudad de Jurmula, en Letonia, solo estábamos el cantante Luis Miguel Sánchez Arévalo y yo en representación del país, y la emoción fue inmensa cuando escuché nuestros nombres en la entrega de los premios. No quepo en mí de la alegría…”

Y mi cuerpo también me quedara chiquito ante un reconocimiento como este de alcance internacional, sobre todo si mi historia de vida hubiese sido como la de Zule Guerra. “Al final uno siempre encuentra su camino, aunque el destino le haga dar muchas vueltas”, y me hace escuchar el tema con el que se presentó en el festival: Chivo que rompe tambor, de Moisés Simons, con un arreglo suyo.

Por fortuna, esta fanática de Billie Holiday y Ella Fitzgerald supo sacarle provecho a sus estudios de piano básico y logró combinar su pasión por la Bioquímica con la música. “Estudiar una carrera universitaria, y esta precisamente, te abre el diapasón mental de una manera extraordinaria. Organizas mejor el trabajo y tu vida, analizas todo desde una visión más profunda y aprendes a sacar las prioridades”, me comenta Zule, quien hasta hace poco tiempo combinaba su trabajo en el Instituto Nacional de Nutrición con el de los centros nocturnos como el Jazz Café.

“Estuve además el mes pasado en Festival Folklórico Internacional Venok Druszva, organizado por el Ministerio de Cultura de la República de Belarus en la ciudad de Bobruysk, provincia de Maguilov, donde se presentaron muchos países de este continente, y ahí estuve, marchando con la bandera cubana y presentando varios temas arreglados por mí y producidos por Albertico Lescay, los cuales estarán escuchándose por estos días durante mis presentaciones con mi grupo Blues D’Habana”.

-Blues D’Habana…Entonces no solo es jazz…

-En un inicio siempre fue el jazz. Ingresé a la Asociación Hermanos Saíz con un proyecto de guitarra y voz, muy vinculado al jazz, y con él nos fuimos presentando en distintos espacios. Formé parte de Canela, que tiene su formato para jazz y trabaje un tiempo con Obsesión, que mezclaba hip hop con jazz. Cuando decidí dedicarme a la música ingresé como vocalista al catálogo de la empresa Antonio María Romeu, y a partir de mis experiencias he explorado otras sonoridades.

“El jazz te permite improvisar, salirte de los limites y atreverte a miles de cosas, sobre todo cuando en el país vemos que es un terreno dominado por los hombres,  pero otros géneros también pueden desencadenar otras libertades increíbles, y por ello ahora defiendo con mi agrupación blues, funk, R & B… y llegar a varios tipos de públicos.

“Puedo hablar  más bien de NuJazz, que es precisamente la mezcla de varios ritmos como el blues, el funk, el rhythm and blues, la música brasileña, la electrónica…Me inclino además por los ritmos afros que se mezclan con la música anglosajona. Recuerda que estuve trabajando también con Bobby Carcasés, de Yasek Manzano…Con todo, uno siempre tiene que encontrar su camino, y ya ves que no toco piano, prefiero cantar”, añade  esta joven, ganadora de un Jojazz en el 2013.

-¡Éxitos y mucho trabajo…!

-Y seguir aprendiendo. Quiero explorar otros formatos, y estudiar mucho para ser compositora, arreglista, independientemente de que tengo mi director musical. Como cantante quiero explorar más las posibilidades de la voz, y me gusta haber transitado por este camino, y con tan buena suerte.