Vladimir Cruz: Lo que no me ofrecen, yo me lo invento

¿Tienes puestas las medias?, le pregunté, y espetó una carcajada. “No soy tan miedoso, no oculto cosas, no le temo a la vida”. Lo afirma el actor cubano Vladimir Cruz —conocido internacionalmente a partir de 1994 por su protagónico en la cina Fresa y chocolate— y son marcadas diferencias que lo distancian de Justo Morales, el personaje que asume en la película La cosa humana, dirigida por Gerardo Chijona y galardonada ya con los fuertes aplausos del público que, conocedor del buen cine, lo sabe reconocer y elogiar en cada edición del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano.

“Tuvimos muchos temores con relación a la película, porque se trata de una comedia muy especial. Plena de metáforas, de guiños con la literatura y el cine, en general, quisimos que fuera vista, entendida y disfrutada como la concebimos.

”Es una cinta que habla de la ética y sus fatales ausencias en muchos ámbitos hoy, de los valores morales, de la justicia, de la transparencia, de la sensatez. Lo curioso es que son los delincuentes, los malos de la película, los que quieren cuidar su ética y respetar lo que merece respeto. Visto ya lo visto, la reacción del público en las salas, solo ansiamos que llegue enero para que se proyecte para el público que no ha podido verla, y que pueda cumplir su objetivo”.

Chijona ha declarado que gusta de las comedias porque tiene un pésimo sentido del humor, y con La cosa humana le rinde homenaje a su amigo Daniel Díaz Torres y le dio cuerpo al compromiso que asumió con el coguionista Francisco García, quien lo acompañó en la escritura demorada de la historia y la retomó por correo electrónico, llevándola hasta 16 versiones.

“Para mí siempre es una alegría inmensa volver a rodar en Cuba y con el ICAIC. Me encuentro con actores y actrices que son mis amigos y con un personal técnico que me enseñó durante mucho tiempo a hacer buen cine.

”Me encantó trabajar con el elenco seleccionado. Todos son muy talentosos, a pesar de que vienen de generaciones diferentes. Enrique Molina es mi amigo y a Héctor Medina le auguro un futuro prometedor porque es muy bueno en lo que hace.

”Compartiremos elenco nuevamente en Los buenos demonios, una película que dejó inconclusa Daniel Díaz Torres junto a Alejandro Hernández y que Chijona piensa comenzar a grabar en mayo próximo. Mi personaje es el dueño de una paladar, y tendré que aprender mucho para interpretarlo”.

—Hablemos de lo que ocupa tu tiempo fuera de Cuba…

—He tenido la suerte de hacer teatro en España, escribirlo y dirigirlo. Mantengo además un vínculo intenso con el cine español, y es también una fortuna.

“Estuve trabajando el año pasado en el proyecto de las cuatro películas a partir de las novelas de Leonardo Padura. Aparezco en todas porque interpreto al teniente que siempre enfrenta a Mario Conde, personaje que encarna Jorge Perugorría.

”Tengo mucha ilusión con una obra que voy a dirigir en España sobre Shakespeare y Cervantes, a propósito de que en el 2016 se celebran cuatro siglos de la muerte de Cervantes”.

—Se dice que siempre tenemos un arte secundario, y es el que revelamos un día cuando ya se nos conoce de una manera y queremos sorprender…

—Yo empecé por las artes plásticas, por la pintura, y lo hago de vez en cuando. Lo dejé porque tanta pasividad no me hacía feliz y entonces practiqué deporte. Más tarde encontré la actuación, y con ella lo combino todo porque llevo un proyecto en la cabeza y luego lo defiendo con el cuerpo.

“Llevo más de diez años escribiendo, y es que la literatura siempre ha sido algo muy importante para mí. Escribo guiones, dirigí un cortometraje, codirigí un largometraje, también dirijo teatro. Siempre quiero hacer más…

”Creo que es la edad. A estas alturas quieres diversificarte, probar lo que no has hecho, tienes menos miedos. Y lo que no te ofrecen, te lo inventas tú mismo. Por ahí ando, aceptando algunas propuestas y además, inventándome las mías”.