Es gibareño de nacimiento. Mas contradice el imaginario popular holguinero, pues no es ningún “arrecosta´o”. Mucho ha trabajado y trabaja con una vitalidad inimaginable a sus 86 años.
Para montarse en su “carreta” hay que sentirse joven como él. Se debe estar dispuesto a atravesar la ciudad varias veces para “atraparlo con las manos en el libreto” y, en el mismo lugar de los hechos, exigirle una entrevista a Sergio Antonio González Valero, declarado “culpable” por la Obra de toda la Vida y “sancionado” como Premio Nacional de la Radio 2015.
Con esa voz inconfundible que distingue las frecuencias de la CMKO presenta su programa Danzones. Después de anunciada la música, espera la extinción de la luz del cartel que indica que está “en el aire” y revela que pensaba en la radio desde el vientre materno:
“Llegué al medio esforzándome, superándome cada día como lo hago actualmente. Pinelli fue mi profesor, me enseñó cómo se debía hacer una buena animación, cómo trabajar frente al público. Me decía: `Cuando salgas a escena procura no mirar al auditorio, dirige tu mirada sobre sus cabezas, y respira profundo para que tus pulmones trabajen mejor y la voz salga más potente´. Son muchas cosas que se pueden hablar de ese maestro, hay que decirlo así: MAESTRO.”
Salir al aire no fue fácil. En los años ´30 había que tener un título para trabajar en una emisora y Valero no había rendido el examen:
“Manuel Angulo Farrán, el gran hombre que fundó la CMKO que hoy lleva su apellido, me ayudó a entrar en la radio en Holguín. Un día llegué a su emisora y me preguntó:
-Valero, ¿y qué haces por aquí?
-Acercándome al medio.
-Este es tu medio.
-Es que no soy titular.
-Ven mañana que tienes un programa de declamación en esta emisora para familiarizarte con el micrófono.
“Eso lo hizo Manuel Angulo y yo acepté la propuesta”.
Hace una pausa en la conversación y entra, nuevamente, “en el aire”. Conversa con su público, hace su regalo musical y regresa dispuesto a contar cómo con la declamación empezó un camino que aún no termina:
“En la capital del país me presenté en un programa de aficionados para declamar, y obtuve el primer premio en la mejor emisora nacional del país, CMQ Radio. No podía aspirar a más, porque no tenía título que me avalara como locutor. Luego fue la etapa de la evaluación.
“Llegué a La Habana y me presenté a examen. Me pareció que le había caído mal al presidente del tribunal quien me dijo un poco despectivo:
-Señor aspirante, aquí se valora mucho la improvisación. Acabamos de recibir una información de la UPI (agencia noticiosa de los Estados Unidos) que anuncia que el presidente de ese país acaba de morir por un síncope cardíaco. Dé la noticia, sin el papel en la mano.
“Estuve unos segundos pensativo. Al notar mi demora me dijo:
-Señor aspirante, ¿va a dar la noticia o no?
“Y lo hice. Para sorpresa y atropello de mi persona, el presidente del tribunal de evaluación me exigió una prueba más:
-Señor aspirante, hay otro cable de la UPI que dice que el periodista que formuló esta noticia se equivocó. El presidente de Estados Unidos no ha fallecido. Desmienta la noticia.
“Tenía que darle vuelta al cerebro para refutar lo dicho. Como demoraba me volvió a presionar: ‘¿Va decir o no lo que le he pedido?’
“Tuve que esforzarme, pero lo dije y lo hice bien”.
Se adueña de las frecuencias radiales para saludar a los oyentes y los invita a bailar en sus casas con la Orquesta Aragón. Se aleja del micrófono satisfecho de la fidelidad de la audiencia y dispuesto a hilvanar los recuerdos que lo llevan al momento en que se tituló como locutor. En aquella época trabajó en las cuatro emisoras que existían en Holguín lo cual le mantuvo los bolsillos llenos… de fe:
“Aquí estaba la CMKO, CMKF, Radio Holguín y Radio Norte. En un día locutaba en todas. Lo que pagaban eran centavos, pero tenía que buscarlos para mantener mi familia”.
Con el Triunfo de la Revolución nació, el 10 de enero, su programa insignia, Fiesta en el Campo, conocido popularmente como La carreta de Valero. El nombre de este espacio transmitido por la CMKO Radio Angulo al mediodía, también tiene su historia:
“Un día hubo una conversación donde se dijo que no se podía arar, ni tirar caña en el camión, porque no había combustible para ello. Levanté la mano y propuse poner a trabajar los bueyes para arar la tierra y tirar caña.
“En esos momentos estaban presentes dos valiosos compañeros: Astor Hernández, periodista y compositor y Fito Pavón: director del programa campesino. Tuvieron como musa mi planteamiento y llevaron al pentagrama La carreta de Valero”.
Mientras relata la historia de su vida con precisión de historiador se escucha de fondo el último número musical anunciado en su programa Danzones. Hace una pausa para enamorar a la joven periodista a la usanza de sus años mozos: con el baile nacional de cómplice.
La cadencia de los pasos básicos favorece la conversación y confiesa:
“Danzones es un programa que quiero mucho. Escribo el libreto, trato de documentarme en la biblioteca sobre este género. Realizo búsquedas sobre la Aragón, cómo surge la orquesta Hermanos Avilés...”
Termina la pieza y vuelve a su postura de rigor como locutor. El guión indica otra canción que le da unos minutos para retomar la novela de su vida y recordar su paso por la televisión:
En Tele Cristal hice Rumores de la Campiña junto con Enma García. Antes duraba una hora. Actualmente tiene 28 minutos al aire y no lo estoy haciendo, aunque me gustaría trabajar en la televisión nuevamente. También deseo hacer animación en vivo con público y una buena orquesta, que es lo que más me agrada en la radio”.
Presiente que ha llegado el fin de la entrevista y me exige mi identidad y la de mis ascendentes para enviarnos un saludo por radio. Mas me atrevo a indagar en el secreto de su popularidad:
“El que siente de verdad lo que hace, tiene que llegar a la popularidad. Luego de mi selección como Premio Nacional de la Radio 2015 he recibido más de 100 telefónicas llamadas para felicitarme.
“Le llegué a decir al presidente de la comisión que evaluaría la trayectoria de los nominados a la distinción: ‘Si usted considera que soy merecedor de este premio, por favor, no espere a entregármelo post mortem. Entréguemelo ahora que puedo sentirlo, llevarlo en mi corazón como reconocimiento a esa larga trayectoria en la que voy a seguir trabajando’.
“No voy a retirarme nunca, porque me parece que perdería la existencia. Todos estos años los he vivido con deseos de servir a la radio audiencia. Amo mi profesión. Llegar a la vejez y mantenerme en la posición que tengo actualmente, es un logro”.
Valero exige silencio en el estudio. Despide el programa “por todo lo alto” con Las alturas de Simpsom, nuestro primer danzón y cierra el diálogo con una frase que avala su título de locutor en activo más longevo de Cuba:
“La historia no termina con el premio. Hay otras cosas que debo hacer, y haré”.
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