Escuchar a Vicente Feliú, fundador del Movimiento de la Nueva Trova –del cual fue presidente-, es como beber de un manantial de enseñanzas más allá de la música.
Con normalidad deja perlas como: “El trovador es un poeta que canta…”, “…está dispuesto a defender sus canciones hasta las últimas consecuencias” y “…la juventud es un estado de rebeldía, de herejía”.
Hace apenas unos días intercambió con creadores jóvenes, integrantes de la Asociación Hermanos Saíz, y otras personas que acudieron al Salón de Mayo, del Pabellón Cuba, para conocer más de él, gracias al espacio Encuentro con, conducido por la periodista Magda Resik.
Sus ideas salían acompañadas de recuerdos y anécdotas de momentos singulares de la historia trovadoresca del país y Latinoamérica, junto a otros grandes como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola, Lázaro García, Augusto Blanca y José Andrés Ordás.
Autor de discos como Créeme, No sé quedarme, Arte poética, Aurora, Guevarianas y Colibrí, reafirmó su confianza en las nuevas generaciones de creadores, a quienes incitó a ser valientes y arriesgarse, porque “no lanzarse es señal de que se está envejeciendo”.
Con voz de hermano grande, aseguró que “la trova es también una actitud, no basta con cantar y saber tocar guitarra”. Y en ese sentido elogió a Israel Rojas, intérprete y líder de Buena Fé.
Sobre aquellos tiempos fundacionales del Movimiento de la Nueva Trova, reconoció que institucionalizarlo laceró algo surgido de manera espontánea, con un profundo sentimiento de amistad colectiva y amor a la música, especialmente a esa que sale del alma.
“Pero era necesario hacerlo, porque vivíamos un momento muy complejo, en el cual algunos de nosotros estábamos en lugares diferentes”, expresó quien ha interpretado sus canciones en más de 20 países.
Acerca de los primeros años de la Revolución, dijo que fueron impactantes. “De momento, los jóvenes éramos protagonistas de todo. Los triunfos de la lucha en la Sierra Maestra y luego en Girón nos estremecieron, y a la vez se lograron gracias a las nuevas generaciones de entonces, como también la campaña de alfabetización”.
“Hubo quien compuso canciones por primera vez después de la victoria en Girón, por eso nuestra creación también estuvo influida por todo eso. A veces, no pensamos que con esa invasión pudo terminar la Revolución”, agregó este hombre de hablar pausado y amor tremendo a su país.
Agregó que el éxito de la Nueva Trova en América Latina también estuvo favorecido por el proceso revolucionario en Cuba y su impacto internacional. “Nosotros y nuestras canciones eran la imagen de lo que sucedía aquí. En ocasiones, llegábamos a Argentina y otras naciones, y conocían nuestros temas, los copiaban de un casete a otro.
“Recuerdo que cierta vez me pidieron que escuchara uno para identificar las voces de quienes cantaban, pero casi ni se entendía. Ese era resultado de muchas grabaciones”, refirió sonriente.
Vicente, el niño que aprendió a sacar melodías de las guitarras con su padre, el hermano del también sobresaliente Santiago Feliú, sigue siendo un ser humano natural y sincero, igual que sus temas, cuya singularidad más entrañable radica en el alma noble y valiente de cada palabra y melodía.
El propio Silvio Rodríguez lo dijo en ocasión de cumplir Vicente 70 años: “… si este amigo tiene fama de algo entre sus compañeros -además de trovador irreductible- es de nobleza humana. Y es que todos sabemos que él siempre ha sido el más dispuesto al sacrificio, verdadero cantor de barricadas, tantas veces no bien gratificado”.
Según publicó en su blog Segunda cita en noviembre de 2017, Vicente “era uno de los estudiantes más aguerridos de la secundaria. De todos nosotros era el que parecía un héroe y, a la vez, el más elegante, el único que casi siempre andaba en saco. Nunca pude explicarme cómo conseguía aquel balance entre muchacho de clase media y feroz combatiente”, esto último seguramente en referencia a la etapa de ambos en la guerra de Angola, donde miles de cubanos pelearon por liberar aquel pueblo.
Nacido en noviembre de 1947 en La Habana, Feliú, actual Maestro de Juventudes, también demostró su dedicación y voluntad para ayudar a los demás durante sus 15 años en la dirección del Movimiento de la Nueva Trova, lo cual limitó su tiempo para crear.
Ya con 71 años de edad sigue fiel a la familia y a la guitarra, partes inseparables de sus esencias. Tal vez cuando usted lea estos párrafos, él interprete alguno de sus temas o converse, siempre desde el alma.
JORGE TAVEL
24/7/19 14:59
Todo esta dicho sobre el autor de Creeme, sobran las palabras, Que hable la guitarra.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.