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miércoles, 27 de noviembre de 2024

Un punto de vista contrario a la convocatoria a no participar

La Bienal de La Habana fue un foro de discusión que dio dignidad a la historia y al arte de Latinoamérica y del tercer mundo...

Ricardo Lanzarini en Cubasí 17/10/2021
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Los artistas latinoamericanos y del tercer mundo le debemos mucho a la Bienal de La Habana. (Tomada de la Jiribilla).

He visto que muchos se han manifestado escribiendo en un cuadernito: “No a la Bienal de La Habana”, algo que realmente me sorprendió.

¿Por qué “No a la Bienal de La Habana” especialmente? y digo especialmente porque no veo que haya cuadernito convocando a “No a …” otros países en el resto del mundo y lamentablemente habría muchos porque la lucha por la libertad y la lucha por los derechos es posiblemente interminable.

Por supuesto que hay distintas urgencias y me pregunto: ¿Cómo es la situación de Cuba actual y por qué estar en contra de la Bienal, precisamente en un momento donde habría tensiones y muchos derechos posiblemente por conquistar? ¿Por qué hacer una campaña para señalar y de alguna forma obligar a no participar? Yo creo que es un error y además es injusto con los que son invitados y tienen una propuesta para realizar, que a mi modo de ver, sería sin duda alguna, mucho más interesante que su ausencia.

“Siempre hubo una agenda diversa en las Bienales de La Habana, agenda internacional, agenda regional, agenda del tercer mundo, así como una agenda local”.

Además Cuba hace más de 60 años que está en un sistema político que buscó un camino propio y atravesó como pudo estos 60 años. Los cubanos sabrán mejor que nosotros sobre eso y seguirán entre ellos buscando y construyendo el camino que sueñen y puedan construir. La historia pasó por ellos como por todos y dejó huellas, y dejó frustraciones y anhelos, y dejó alegría y de todo, como a todos. Pero se debe contar toda la historia. Particularmente la historia de la Bienal de la Habana se debió también a esas alternativas que buscaba Cuba. La Bienal de La Habana fue un foro de discusión que dio dignidad a la historia y al arte de Latinoamérica y del tercer mundo. Creo que los artistas latinoamericanos y del tercer mundo le debemos mucho a la Bienal de La Habana, y muy especialmente le dio visibilidad a los artistas cubanos.

Siempre hubo una agenda diversa en las Bienales de La Habana, agenda internacional, agenda regional, agenda del tercer mundo, así como una agenda local. A veces se avanzaba en unas y en otras no tanto, así como ocurre en todos los foros “democráticos” del mundo. Escribo democrático entre comillas por obvias razones, la democracia no es un sistema ideal, es una construcción sobre intereses en pugna y tiene dificultades, idas y vueltas.

Fue siempre muy enriquecedor ese debate y encontrarnos los artistas con otros artistas de todas partes, incluso de los lugares más lejanos que uno se pueda imaginar. Pienso que eso dejaba información, nos daba información, generaba intercambio y todo eso fluía y refrescaba las mentes y las ideas.

¿Por qué negarnos hoy a que eso siga sucediendo y sumarnos a una negación y señalamiento de un país que sufre desde hace decenas de años el hostigamiento de un bloqueo siniestro que no le permite comerciar e intercambiar libremente como buena parte del resto del mundo puede hacerlo? ¿Por qué sumarnos a la alternativa de bloqueo que proponen los grupos más reaccionarios y de derecha de los Estados Unidos de Norteamérica, por qué?

“El poder particularísimo del arte precisamente radica en encontrar en cualquier lenguaje o materia la posibilidad de reedificar el pensamiento nuevo, político, poético. Para eso hacemos arte”.

Las personas del arte que escriben contra la Bienal de la Habana tendrán sus razones y las respeto pero: ¿por qué no creer en esa sutileza y profundidad que tienen los artistas cuando hacen un arte profundo para comunicar con su obra sus sentimientos, sus opiniones, sus anhelos, etc.? ¿Por qué cerrarnos en la imposición de que participar significa adherir? Me resulta inexplicable la mirada radical que se expresa en esa negación.

Yo pienso todo lo contrario a los argumentos de esa negación, es absurdo, estaríamos inmóviles en el mundo si actuáramos de esa manera. Cuéntenme: ¿a qué lugar del mundo se podría ir? ¿Qué lugar tiene resuelto de forma plena los derechos humanos, problemas con las libertades, problemas económicos, problemas sociales, problemas de censura (los propios y los que las potencias imponen hacia otros países), etc.?

El poder particularísimo del arte precisamente radica en encontrar en cualquier lenguaje o materia la posibilidad de reedificar el pensamiento nuevo, político, poético. Para eso hacemos arte.

Mi reflexión se suscribe exclusivamente a dar mi punto de vista sobre La Bienal de La Habana y mi posición contraria a los que proponen no participar.


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Ricardo Lanzarini

Colaborador


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