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lunes, 18 de noviembre de 2024

La insularidad al cuadrado: Fiestas de la Candelaria en Matanzas

La virgen de la Candelaria acompañó a los emigrantes canarios a Cuba y en Ceiba Mocha se efectúa, desde hace más de un siglo, una procesión religiosa en su honor que devino festejo popular...

Guillermo Carmona Rodríguez en Exclusivo 23/11/2018
1 comentarios
Procesión-virgen de la Candelaria-calles de Ceiba Mocha-Matanzas
Procesión de la virgen de la Candelaria por las calles de Ceiba Mocha.

Mi familia es un clan de guajiros, descendiente de canarios, católicos no practicantes que, aunque la mayoría ya emigraron a áreas más urbanas, aún hablan del central donde la gran parte de ellos nació o trabajó, de los hermosos potros que montaron cuando pequeños y de aparecidos en la guardarraya.

Ellos provienen de Ceiba Mocha, un pequeño asentamiento a 18 kilómetros de la ciudad de Matanzas. Si les pidiera un recuerdo sobre el pueblo a los otrora estudiantes de la cabecera provincial, contestarían que largas hileras de sembrados de frijoles, maletas de maderas y el “fanguito”; en sí, La Ceiba, era un campamento ubicado en las periferias del pueblo, donde se encontraba la sede de una de las llamadas escuelas al campo.

Mi primera memoria, sin embargo, tal vez por fatalidad geográfica, son los gritos de mi madre a los cinco o seis años para que no me perdiera entre el gentío de la Fiesta de la Candelaria y para que no ensuciara la ropa de salir, la bermudita beige y las medias blancas. A la región la caracteriza la tierra ferralítica roja —a lo cubano, tierra colorá—, polvo omnipotente que colorea los calcañales, fachadas, neumáticos de los automóviles y perros que duermen a la intemperie.

Una década después, cuando el desarraigo me atrapó desprevenido, me topé con el libro La fiesta de la Candelaria: Presencia canaria en la cultura cubana de Ernesto Chávez Álvarez. En un intento de redención investigué sobre esta celebración religioso-cultural, una de las más antiguas de Cuba. Al final mi cabeza se volvió una rara amalgama de recuerdos y hechos científicos.

LA VIRGEN QUE TRAJERON EN UN BARCO

El pueblo se crea gracias a la reubicación en la zona de ciudadanos procedentes de la Florida, cuando España intercambia este territorio con los ingleses por La Habana. Por ello, la iglesia se consagra a San Agustín y se nombra al asentamiento San Agustín de la Nueva Florida de Ceiba Mocha. Sin embargo, la gran presencia de emigrantes isleños, como se llama en Cuba a los nacidos en Islas Canarias, desde antes de la fundación, provoca que el culto más arraigado fuera el de la virgen de la Candelaria.

Esta matrona católica personifica el momento de la presentación del niño Jesús en el templo, al cumplir María los cuarenta días de parida —de ahí la palabra cuarentena— , y se celebra el 2 de febrero.

Entre las tradiciones presentes en el acervo popular por la fecha se encuentra que las muchachas corten su cabello para que crezca más abundante y fuerte, concepto que también se aplica a la poda de plantas; en sí, al rito de la fecundación.

La Virgen de la Candelaria personifica el momento de la presentación del niño Jesús en el templo, al cumplir María los cuarenta días de parida (Foto: ACN).

La ceremonia religiosa consiste en un desfile por las calles del pueblo, mientras se portan velas encendidas, signo del milagro del nacimiento del niño Jesús y por tanto de la purificación.

HISTORIA Y VOX POPULI

La fiesta, aunque posea desde sus orígenes un marcado carácter religioso, con el cursar de los años evolucionó en festejo popular. En ella encontró lugar el arte culinario, con el turrón o maní de Mocha, más seco y poroso que el acostumbrado en el resto del país, y la ludopatía, con las vallas de gallos y los juegos de mesa.

Recuerdo que la última vez que asistí montaron una mesita en una de las esquinas de la iglesia en la que un hombre te retaba a adivinar bajo cuál de los tres vasos se encontraba una piedrecita. Todavía me duelen los 5.00 pesos que perdí y que guardaba para una pizza.

La longeva popularidad de la fiesta se evidencia en la crónica aparecida el 4 de febrero de 1879 en la Aurora del Yumurí, periódico matancero del siglo XIX: “El deber, por un lado, y la animación que notaba por todas partes, por otro, me inclinaron el domingo largarme a la Mocha (…) Todo era allí animación, confusión (…) cada tren que llegaba conducía los pasajeros a miles…”.

Por otra parte la poesía popular la recoge en el mismo periódico, el 30 de enero de 1862 con los siguientes versos:

¡Bella será la reunión!
¡Corramos ídolo mío,
a ver esa diversión!

Y aunque digan gente varia
que el localista derrocha
¡vamos a Ceiba Mocha
a pasar la candelaria.

Las actividades religiosas se realizaron sin interrupción hasta 1961, cuando a causa de contradicciones con la naciente revolución y acciones negativas de algunos creyentes se suspende hasta 1999; mas, en la fecha aún se efectuaban actividades culturales y recreativas, y algún que otro fiel le brindaba pleitesía a la virgen, desde el silencio del rezo hasta largas colas en las peluquerías.

Estos eventos forman parte del patrimonio inmaterial del pueblo matancero y cubano. Su conservación resulta imprescindible para el resguardo de la identidad más genuina. Los isleños trasladaron el culto desde su ínsula hacia la nuestra, en una insularidad al cuadrado; pero la hicimos nuestra, la trajeamos con sol y tierra colorá, y el 2 de febrero la sacamos para que nunca se olvide de este archipiélago, autóctono y emigrante.


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Guillermo Carmona Rodríguez

Periodista y escritor. Bibliómano y grafómano. Matancero y cubano.

Se han publicado 1 comentarios


Iliana García González
 27/10/22 3:24

Hola me gustaría contactar con el autor , mi familia fundo ceiba mocha . Me gustaría conocer más de su historia.saludos

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