He de confesar que esta entrevista me fue fácil; no hay nada más agradable que conversar con Eduardo. Incondicional de su tío político, Eduardo Galeano, a quien justamente ahora prepara un homenaje en el marco de la Feria del Libro 2016, y admirador eterno del Cuentero Mayor, Onelio Jorge Cardoso, Eduardo Heras León maneja el don de la oralidad. Una conversación con él se convierte en una especie de caja china, donde devienen risas y anécdotas que no por mil veces escuchadas de su boca dejan de impresionar.
“Fundé el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso porque había tremenda necesidad de un centro como el nuestro. Imagínate, antes de fundarlo, por allá por el año 1998, no existían en Cuba centros de formación, a no ser la que se intentaba en talleres de algunos escritores y los de la casa de las cultura, muy deprimidos hoy día. Había mucha necesidad de un lugar así, ¿te das cuenta? De cierta manera, el Centro Onelio es la Facultad que le falta al ISA, porque la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana forma críticos y profesores de Literatura, pero no escritores. Y nuestro programa abarca la creación, no la crítica”.
—Hay quien dice que los escritores no se fabrican…
—Pero los que dicen eso sencillamente no entienden el proyecto que es el centro. Nosotros no los hacemos, no los fabricamos, no. Nosotros buscamos el talento a partir de un proceso de selección que hacemos anualmente, cuando convocamos al curso de Técnicas Narrativas, que es la razón fundamental del Centro. A partir de esa convocatoria se presentan cientos de jóvenes escritores de todo el país. Ahí en el curso les enseñamos algunas herramientas, les añadimos las técnicas del oficio. Si sales escritor es genial, si no, aprendiste, saliste con más cultura, sabes leer de otra manera. De todas maneras creo que hemos seleccionado bien: hay por lo menos una veintena de escritores que se están consagrando que pasaron por el centro Onelio, que hoy son egresados del cuarto, quinto, sexto curso, y son hoy indispensables de la literatura cubana. La mayoría de esos muchachos entre 18 y 35 años ostentan hoy lauros que han transformado el mapa de la narrativa cubana”.
—¿Escribir o enseñar?
—Siempre estoy en una especie de conflicto… porque por un lado quiero escribir, pero para eso se necesita tiempo, energía, tranquilidad. Pero, por otra parte, tengo que ocuparme del centro, que lleva mucha entrega. A mí mismo a veces me sorprende las casi dos décadas ahorita que llevo enseñando en el centro. Se dice fácil pero ha pasado el tiempo. Para enseñar en el centro hacen falta escritores de prestigio que estén dispuestos a sacrificar su obra para enseñar a los jóvenes y dedicarse a ello; se necesita desprendimiento y vocación. Por ejemplo, mi vocación es ante todo la de maestro. Creo que incluso antes de ser escritor ya era maestro”.
—Usted tiene la posibilidad de viajar a menudo, imparte conferencias en varios lugares del mundo. Además, su esposa tiene familia en Canadá y ustedes visitan ese país a menudo.
—Pero nunca me iría de Cuba. En Cuba siempre está pasando algo. En Cuba me siento lleno. En otros países no es así. Aquí tengo a todos mis alumnos, que son mis hijos. Yo siempre se lo dije a Ivonne (Galeano), que mi vida siempre iba a estar en Cuba. En Canadá hay de todo: carros, condiciones espectaculares de vida, pero no hay nada más que hacer que ver televisión; es muy aburrido. En cambio, en Cuba, soy”.
Pedro (Peter, me dicen mis hijos)
15/2/16 20:36
Excelente artículo, muy bien balanceado...entre la cuestión política y la personal...da una idea del ambiente de armonía y de trabajo del grupo. un abrazo a todos los cubanos creativos que trabajan desde cuba (!tengo tantas ganas de ir a Cuba por primera vez...no puedo creer que no haya estado alla nunca), quiero ir con un plan, con gente que valga la pena conocer, como los actores de este relato...ya me inventaré un viaje de trabajo/paseo que valga la pena.
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