Fundado hace cinco décadas en el municipio artemiseño de San Antonio de los Baños el grupo Los Cuenteros mantiene vivo el legado de sus fundadores Julio Capote –el prestigioso mimo y director artístico– y la titiritera Graciela González.
En 1970 asume la dirección Félix Dardo. De él bebió la actriz Malawi Capote cuando ante la partida física del maestro tuvo el reto de continuar al frente de este emblemático colectivo que ha cosechado numerosos premios y reconocimientos.
El grupo fue bautizado en honor al cuentero mayor Onelio Jorge Cardoso. El Cuentero fue el primer personaje que interpretó Graciela. A lo largo de estos cincuenta años la compañía ha mantenida como premisa defender el arte de la juglaría y la narración oral que han estado presentes en muchas de sus obras como La Guarandinga de Arroyo Blanco, Romelio y Juliana, El patio de la Martina, Arroz con maíz y ¿Cómo cazar un güije?
Precisamente, otro de los seres mitología del imaginario popular cubano es el centro de su más reciente estreno presentado en el Festival de Teatro de La Habana. Se trata de Cyrano y la Madre de Agua, un texto del dramaturgo Ulises Rodríguez Febles, escrito en 1988 y con el cual el matancero obtuvo el Premio Cien Obras para un Papalote.
El texto de Rodríguez Febles se centra en el avistamiento al Ojo de Agua en San Antonio de los Baños recogido en el libro Mitología cubana de Samuel Feijoo que vio la luz en 1986 como resultado de las pesquisas por todo el país que realizara el investigar y escritor.
La obra, con asesoría de Blanca Felipe Rivero, deviene canto a la bondad. Cuenta la historia de un niño llamado Saúl a quien en tono de burla le dice Cyrano debido al tamaño de su nariz. El protagonista se convierte en héroe al salvar de morir ahogado a un malvado Cazador. Además, ayuda a la Madre de Agua que agoniza en una jaula donde está cautiva.
Con esta puesta Los Cuenteros indagan en temas peliagudos y de gran actualidad como el Bullying o maltrato psicológico, verbal o físico y la intolerancia hace las personas diferentes o “locas soñadoras”, representadas por el tío de Saúl, quien encuentra en la muerte un espacio de libertad en los brazos de la amada y peligrosa Madre de Agua que huele a pomarrosa.
También promueve la búsqueda de la identidad y la autoestima como formas de superación personal. Asimismo, aboga por la necesidad de proteger el medio ambiente para que la vida en la tierra no desaparezca como resultado de la ambición y avaricia humanas.
Como bien dice el programa de mano el espectáculo se exhibe con sapiencia titiritera en la animación y en él sobresalen los diseños de Gilberto Perdomo, considerado todo un mago de los trucajes de la escenografía.
En esta puesta la música ocupa un lugar primordial y por ello se escucha en varios momentos la voz de Polo Montañés, el Guajiro Natural que hoy se disputan los pinareños y los artemiseños.
Al finalizar la presentación Malawi expresó que en este espectáculo se resume la poética de las cinco generaciones de Los Cuenteros, orgullo del pueblo ariguanabense, y la de su maestro Félix Dardo quien le enseñó que lo importante de este trabajo es ser auténtico.
En el encuentro Elio García, quien por muchos años comandó el grupo Cristeli, dijo sentirse muy satisfecho por la especialización demostrada por los doce actores de Los Cuenteros a quienes calificó como muy hábiles en la técnica del títere de guante, al mostrar una depurada dinámica y sincronización.
Por último, Freddys Núñez, director de Teatro del Viento agradeció que le devolvieran una parte de su infancia marcada por Los Yoyos y Tía Tata cuenta cuentos. Calificó a Los Cuenteros como un fósil viviente –en el mejor sentido de la palabra– por el respeto a la tradición que hace guiños a la contemporaneidad.
Otra es la estética que defiende Christian Medina líder del cienfueguero Retablos que el 31 de octubre arribará a su aniversario 20. El grupo actualmente está fusionado con la compañía El Arca, del Centro histórico habanero donde presenta como parte de la Muestra invitada al festival la obra En el jardín durmió un vampiro, un remake de Tras la noche, estrenado en 2007.
Esta vez Christian vuelve al tema de los vampiros, la luz, las tinieblas, los jardines multicolores, los insectos y los monstruos para poner el dedo en las relaciones entre una madre y su hijo adolescente que se niega a seguir el destino que se le ha trazado en tanto vampiro. La obra está cargada de lirismo y poesía y es un canto al valor de la verdadera amistad y la búsqueda de la felicidad personal.
Tres jóvenes actores: Aylen Luna, Geidicary González y Ángel Montaner son los encargados de darles vida a los personajes siempre bajo la mirada atenta de Medina, un maestro del diseño de títeres que ha legado memorables obras del llamado teatro familiar.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.