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sábado, 30 de noviembre de 2024

Dos grandes que enero y el arte unen

Estos dos artistas están unidos no solo por el nombre y la fecha de cumpleaños, por las obras en las que han coincidido, sino también y, sobre todo, por su entrega al arte...

Laura Mercedes Giraldez Collera en Exclusivo 19/01/2021
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Mario Limonta-Mario Balmaseda
Estos dos artistas están unidos no solo por el nombre y la fecha de cumpleaños, sino por su entrega al arte, a los valores más intrínsecos de nuestra cultura. (Tomada de la Revista de cine cubano).

Enero sería el mes encargado de unir a dos grandes de la escena cubana. En 1936 nace Mario Eddy Limonta Louit, Premio Nacional de Televisión y de Humor, y en 1941, Mario Federico Balmaseda Maurisco, Premio Nacional de Teatro y de Televisión.

La cultura de esta tierra antillana tuvo el privilegio de verlos coincidir en producciones icónicas de la filmografía nacional, obras cuya trascendencia sobrepasa los límites de nuestra geografía, y que hoy constituyen pautas a seguir por directores y artistas. En 1974 trabajan en la película De cierta manera. Dirigidos por Sara Gómez, protagonizaron, junto a Yolanda Cuéllar, un filme que constituyó toda una aventura para los actores, donde desplegaron un arte realmente admirable. Tres años más tarde participan ambos en El brigadista, otro filme de gran valor para la historia y la cultura de Cuba.

Mario Limonta, quien posee una popular carrera en el teatro, la televisión, el cine y la radio, debutó como artista en el programa de aficionados La Corte Suprema del Arte, donde no solo alcanzó la categoría de Estrella Naciente, que lo catapultaría en el mundo del arte, sino también conoció a la mujer que lo acompañaría para siempre en la vida y en el escenario, Aurora Basnuevo.

La pareja, con su carisma e innegable química, arrancan carcajadas al público desde San Nicolás del Peladero y Alegrías de sobremesa, programas que —uno en la televisión y el otro en la radio— son fidedignas muestras de la valía de Limonta y su versatilidad.

Dentro del séptimo arte, a este creador podemos disfrutarlo además en Retrato de Teresa (1979), Miel para Oshún (2001), Barrio Cuba (2005), El cuerno de la abundancia y Los dioses rotos, ambas de 2008, entre otras tantas producciones.

Numerosos teleteatros, comedias, aventuras y seriales han contado también con la presencia —siempre refrescante— de ese artista guantanamero de nacimiento, quien ha sido galardonado con la Distinción por la Cultura Nacional, que otorga el Consejo de Estado de la República de Cuba, y con otros reconocimientos por su quehacer ininterrumpido y valioso en pos del arte y la cultura cubanos.

Pero, indiscutiblemente, su carrera en la radio es la faceta más destacada y querida por la audiencia, siempre agradecida por la capacidad de interpretación de ese gigante de los dramatizados radiales, “el Bolao” de Alegrías de sobremesa.

Por otra parte, Mario Balmaseda, el Antonio Maceo del séptimo arte cubano, no solo se ha adentrado en el cine, el teatro y la televisión, sino que también ha publicado poesías, cuentos y artículos en varias revistas, tanto dentro como fuera de Cuba. Además de impartir clases de arte dramático.


El hombre de Maisinicú (ICAIC 1973) describe la personalidad de un agente de la Seguridad del Estado infiltrado entre las bandas contrarrevolucionarias concentradas en la región del Escambray (Foto: Radio Rebelde)

Los días del agua (1971), El hombre de Maisinicú (1973), La última cena (1976), Se permuta (1983), Baraguá (1985), son tan solo algunas de las más de veinte obras cinematográficas en las que ha participado este artista, una de las figuras emblemáticas de nuestro cine.

En cuanto a la televisión, ha sido también espacio de desarrollo de Mario Balmaseda, donde sobresalen: En silencio ha tenido que ser, La gran rebelión, Un bolero para Eduardo…

Antes de llegar a la pequeña y a la gran pantalla, Balmaseda comenzó su vida artística en el teatro, como aficionado, a finales de los años 60, periodo que él mismo califica de “intenso aprendizaje”. Tras varios años de prolífero trabajo en las tablas, bajo la dirección de grandes como Eugenio Hernández Espinosa, afianza sus cualidades dirigiendo el Teatro Bertolt Brecht, donde también fungió como dramaturgo. Es en este ámbito donde ha forjado la mayor parte de su carrera.

Honrado con la Orden Juan Marinello, la Distinción por la Cultura Nacional y Medalla Alejo Carpentier, otorgadas por el Consejo de Estado de la República de Cuba, Mario Balmaseda ocupa, sin discusión alguna, un sitio inamovible en la cultura cubana.

Estos dos artistas están unidos, no solo por el nombre y la fecha de cumpleaños, por las obras en las que han coincidido, sino también y, sobre todo, por su entrega al arte, a los valores más intrínsecos de nuestra cultura, y por un talento que les ha permitido ganarse al público cubano e internacional.


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Laura Mercedes Giraldez Collera

Periodista


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